Sobre Aquella Colina | Ronance | Robin x Nancy

9. Dulce sabor a fresa

~Robin~

No sabía que decir o como actuar tras oír las palabras de Nancy, yo sabía perfectamente a donde nos estaba llevando esto pero creo que simplemente no quería aceptarlo.

No podía aceptar que yo también estuve pensando en ella y que estaba igual de confundida.

Y por la forma de hablar de Nancy parecía que ella tampoco queria reconocerlo, ella sabía perfectamente que significaba ese sentimiento pero no decía las cosas con claridad porque seguramente tenía miedo, tanto miedo como el que yo sentía.

Pero alguien tenía que afrontarlo y hablar por primera vez con sinceridad.

—Nancy, yo también he pensando en ti todo este tiempo y podría decirte muchas cosas en estos momentos, pero si te fijas en la forma en la que te miro, ya deberías saber lo que esto significa...

—Robin... ¿Puedo hacer algo?

—¿Hacer que?

—Esto— Dijo Nancy mientras ponía su mano sobre mi mejilla.

De pronto sentí unos labios junto a los míos, mi mente quedó en blanco y todos mis pensamientos se habían esfumado, podía sentir el sabor a fresa de su boca, ella era tan delicada, tan dulce, mi miedo se había ido y lo único en lo que me podía concentrar era en ella, en su aroma, su tacto y la sensación de su cabello rozando mi cara.

Abrí mis ojos cuando sentí la ausencia del calor de sus labios sobre los míos y ahí la vi a ella, mirándome directamente, no podía leer su mente pero sabia que estaba igual de sorprendida y eufórica que yo.

—Lo lamento mucho, perdóname, no debí haber hecho eso, no se en que estaba pensando— Dijo Nancy alterada mientras ponía su mano sobre su frente.

—Nancy, esta bien, no pasa nada malo, tranquila— Dije mientras colocaba mi mano sobre la suya.

—No, nada esta bien Robin, como podría estarlo si no entiendo que es lo que me pasa!!— alzó la voz y un par de lagrimas corrieron por sus mejillas.

Su beso fue como si me hubiera elevado al cielo para después dejarme caer en el infierno.

Entendía lo que le estaba pasando a Nancy, ella estaba en negación tras darse cuenta de que comenzaba a tener sentimientos por una chica.

Yo ya había pasado por eso y sabía lo duro que era ese momento de revelación, aunque a su vez no podía evitar sentir felicidad porque eso significaba que ella sentía algo por mi.

Me acerque a ella y la envolví entre mis brazos, comencé a decirle todo lo que yo hubiera deseado que me dijeran.

—Nada esta mal contigo, enamorarse no es un delito y si lo fuera ten por seguro que todos seriamos culpables, yo también tenia tanto miedo como tu, pero cuando sentí tu calor todo lo malo desapareció, algo tan hermoso como el amor sincero no puede ser un error.

Nancy me miró a los ojos, sus sollozos se calmaron, yo solo podía pensar en que se veía demasiado linda con sus mejillas rojas y sus ojos ligeramente inchados por su llanto.

—Creo que realmente me gustas— Dijo ella.

—Tu también me gustas— respondí.

Y en ese momento entendí que yo era una chica que se había enamorado de otra chica, me enamore de la forma en que se peinaba, del color de sus ojos, de su increíble sentido del estilo.

Me enamore de hacerla reír y de la forma en la que me hacia sentir viva, de su sonrisa perfecta.

Supongo que me equivoque, o por lo menos eso es lo que me habían dicho toda la vida, siempre recalcandome que estaba mal que yo me enamorara de otra chica.

Había vivido amargada por las palabras crueles y las miradas de odio de la gente.

Pero hoy por primera vez siento que esto no está mal.

Encontré consuelo a través de la sensación de mi mano entrelazada con la de ella.

Me sentí como en casa con el toque de sus labios.