5. Un beso de verdad

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El Valle del Loire, mundialmente conocido por albergar cientos de hermosos castillos, buenos vinos, deliciosos quesos, hermosos pueblos históricos y excelentes rutas en bicicleta. Fue el destino elegido por la maestra Bustier para el último viaje escolar. Durante el discurso que había dado en el viaje en autobús (que pocas personas escucharon debido a que estaban durmiendo, escuchando música o concentrados en el paisaje a través de la ventana), estableció que cada pareja llevaría el nombre de ex monarcas de Francia, y debían desentrañar sus orígenes, historias y muertes.

Marinette había pasado todo el viaje tratando de pensar en una manera de continuar con el trabajo escolar comunicándose lo menos posible con su compañero Agreste.

- Podría encadenarte en el calabozo de algún antiguo palacio. - Dedujo con una risa maliciosa.

- ¿Cómo exactamente contribuiría eso a su trabajo? - Preguntó Alya tratando de contener la risa.

- Podría escribir sobre la experiencia de los presos en ese momento.

- Él es demasiado guapo para ser arrestado. La reina definitivamente lo convertiría en un esclavo sexual. - completó la morena basándose en todo su conocimiento de las tradiciones reales (que incluía 2 páginas de un libro antiguo que leyó durante 10 minutos)

- La reina pronto lo haría decapitar por ser el ser más molesto del planeta. - Agregó Marinette con cierta arrogancia personal. – Él es arrogante, terco e intolerante.

- Pero es un gato. - Agregó Alya, riendo maliciosamente.

- Y-Yo no creo. - Marinette se encogió de hombros, fingiendo concentrarse en el libro de historia que tenía en sus manos.

- Te creería si fueras ciega. - esbozó Alya burlándose de ella.

Marinette sintió ganas de poner los ojos en blanco, pero por mucho que encontrara al Agreste engreído y su belleza sobrevalorada, no podía negarlo: sí. Adrien Agreste era uno de los hombres más guapos que jamás había visto. En otro universo, tal vez ella podría ser locamente enamorada de él, pero en este, en este, conocía bien la personalidad de lo rubio, y no creía que fuera bonita en absoluto.

- Pues de nada sirve toda esa belleza suya si por dentro está...

- ¡Ha! - Alya saltó de la cama. - Entonces admite que es guapo.

- ¿Por qué estamos hablando de él mismo? - Preguntó la azulada.

- Si no recuerdo mal, estabas planeando su arresto en el calabozo de algún palacio. - respondió la castaña metiendo los dedos en el queso como si estuviera pensando.

- Sabes qué, voy a tomar un poco de aire.

Marinette se fue con la nariz en el aire, fingiendo estar irritada, cuando en realidad no podía quedarse seria mientras Alya se reía en la habitación por haber cumplido su misión de vida: prueba su paciencia.

Marinette caminó un poco por los alrededores del hotel donde se hospedaban, al igual que el resto de la ciudad, el ambiente era algo medieval, ya pesar de la oscuridad de la noche, todo lucía hermoso. La joven estaba distraída en sus pensamientos, miraba el cielo iluminado pensando en el futuro. Ese era su último año como estudiante de secundaria, pronto cumpliría 18 años, ingresaría a alguna universidad, y de repente la idea de alejarse de la realidad que conocía le pareció un poco triste.

Tal vez no pasaría tanto tiempo con Alya ya que quisiera ir a diferentes universidades, no tendría tanto tiempo libre para pasar las tardes con Luka y la pandilla. Y ya no tendría a Adrien Agreste jugando con su ingenio...

- En que estas pensando idiota, eso es algo bueno. - Murmuró sacudiendo la cabeza y cambiando repentinamente de trayectoria, doblando repentinamente la esquina y casi chocando con alguien. dio un grito ahogado del susto que se llevó.

|+18| Je déteste t'aimer ! - AdrienetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora