16. Una noche de deseos

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Marinette se colocó encima del modelo, besándolo para su sorpresa. Las manos del Agreste estaban sobre los senos de la Dupain y comenzaron a moverse en el momento en que Marinette depositó su propio peso corporal encima de Adrien.
Él le devolvió el beso con el más mínimo esfuerzo, deleitándose con el suave aroma del champú que emanaba del cabello azulado de la fémina.

Marinette alargó ese beso tanto como pudo porque sabía que en el instante en que su boca dejara la de él y sus ojos se encontraran, no sabría qué expresión poner en su rostro.

Marinette era nueva en esto y no estaba segura de si era buena, pero sabía una cosa: le gustaba besar. La sensación de los labios presionándose uno contra el otro, las lenguas encontrándose, el calor, la saliva, los pequeños mordiscos, cada parte de esa acción de besar fue intensa y le hizo desear que nunca terminara. La pregunta que la asustó fue: ¿le gustaba besar? ¿O simplemente te gustaba besar a Agreste? La desventaja de no tener experiencia previa era que Marinette no sabía si le gustaba el acto de besar o si solo le gustaba besar porque era Adrien a quien estaba besando.

Se apartó un poco, viendo los labios aún húmedos de lo modelo torcerse en una sonrisa coqueta.

- vaya, te confieso que no me esperaba esta reacción, parece que estás aprendiendo a usar esa lengua tua... -observó el rubio con una sonrisa arrogante, usando la fuerza de sus propias piernas manchadas, Adrien las flexionó, haciéndolas Marinette estaba abierta y terminó sentándose en su regazo, él se sentó en la cama y la atrajo hacia él y le pasó la lengua por el labio superior haciendo que abriera un poco la boca mientras soltaba un gemido. - Parece que a alguien le gusta besar. - susurró satisfecho. Y Marinette se encontró incapaz de negarlo.

Le gustaba besar. Pero Marinette se preguntó si se sentiría de la misma manera si besara a otra persona. Era extraño pensar eso, porque en ese momento no podía imaginarse besando a nadie más que a ese pelidorado.
Y le gustaba besar. De besarlo. La sola idea de tratar de imaginar a otro hombre con ella en esa situación le parecía desagradable. Pero era aún más desagradable pensar en él besando otra boca que la de ella.

- oye bichito... ¿te gusta besarme? - preguntó Adrien, pasando sus dedos por los mechones de cabello azul de la mestiza que caían sobre su hombro.

- ¿p-porque m-me estas preguntando eso? - Apartó la mirada, avergonzada cuando la sorprendieron mirando los labios del Agreste.

El chico simplemente deslizó sus dedos sobre su hombro, tirando de la tira delgada de su blusa para hacerla caer, revelando los senos rosas de Marinette, quien instintivamente levantó sus manos para cubrirse.

- A-Adrien...

- responde. - ordenó apartando su mano. - ¿Te gustan mis besos princesa? - Preguntó de nuevo, pasando sus dedos por el pezón de su pecho tirando de él ligeramente para excitarla. - ¿Qué tal si beso aquí? O tal vez... más abajo. -instigó con una mirada pervertida.

Adrien se odió a sí mismo por eso. No porque se sintiera completamente atraído por la chica más molesta que había conocido, sino porque había estado ciego durante casi 3 años sin darse cuenta de lo caliente que era. Y hubo un pensamiento que lo entusiasmó aún más, y ese fue el hecho de que él fue el primero. La primera en hacer gemir a la recatada e inocente Marinette Dupain-Cheng mientras la chupaban las senos.

- E-Espere...uhm...

- responde la pregunta. - Dijo con firmeza, llevando sus labios a sus pechos y recorriendo círculos con su lengua - O en vez de besarlos... los morderé....

- M-Me gusta....los besos... - Respondió ella avergonzada, completamente sonrojada. - Me gusta besarte, Adrien. - el muchacho sonrió, satisfecho con esa declaración, atrayéndola casi con desesperación a un cálido y prolongado beso.

|+18| Je déteste t'aimer ! - AdrienetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora