21. Tu dulce sabor

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Adrien tomó su rostro entre sus manos y la besó con tal intensidad que la dejó sin aliento.

Fue confuso, él la besó como si la amara, Marinette no había sido besada por ningún otro hombre más que el Agreste, pero aun así, ella sintió que había una diferencia. Que este beso era diferente, pero no quería seguir entreteniendo ese pensamiento, no después de todo el discurso que había venido antes.
Marinette apartó ese pensamiento y le devolvió el beso, abriendo la boca para darle más espacio a la lengua de la rubia para que bailara en su boca con movimientos sensuales.

Adrien mordió su labio inferior y susurró su nombre con una voz llena de deseo. En un solo movimiento, Adrien colocó a Marinette en su regazo haciendo que sus piernas se envolvieran alrededor de su cintura mientras caminaba hacia la cama de la niña.

La ubicación no era tan apropiada, la cama era pequeña y debido al hecho de que estaban en su habitación y sus padres estaban abajo, tendrían que preocuparse por no hacer mucho ruidos, lo cual fue decepcionante para Adrien, ya que le encantaría al escuchar los gemidos de la Dupain resonaron en la habitación, pero a pesar de estas circunstancias, Adrien sintió que no podía contenerse. Él la deseaba. Quería estar dentro de ella, lamerla por todas partes mientras su miembro la penetraba, solo ese beso como preliminar había sido suficiente para volverlo loco con sus fantasías.

- Dejare una cosa clara..., no pienso quedarme a mitad de camino esta vez. - Le susurró en su oído.

- Sería una decepción si te detuvieras.- Respondió ella casi desesperada por volver a juntar los labios.

Y él la besó. Cuando llegó a la cama, se dejó caer lentamente sobre el colchón y se colocó encima de ella. Y luego murmuró algo y se arrancó la camisa y la arrojó al otro lado de la habitación.

El muchacho también fue muy hábil en quitarle la ropa a la franco-china dejándola solo en lencería. En el momento de la estasis, ella siquería pudo estar tan avergonzada de estar semidesnuda. Tenía una urgencia creciente que la consumía casi por completo, anhelando el toque del de hembras verdeadas.

- Adrien... - Marinette suplicó por él, abriendo la boca como pidiendo que su lengua volviera a entrar en su boca.

- Shhhh... No queremos hacer ruido, ¿verdad? - susurró provocativamente, pasando su lengua por el pezón de la chica y haciéndola gemir. Él sonrió cuando ella se apresuró a usar su mano para cubrir su boca tratando de contener sus gemidos.

- L-Lo estás haciendo a propósito...

- ¿estoy? - Preguntó, bajando su mano a su intimidad y pasando sus dedos por los labios de su vagina.

- Aahg... Adrien.... - ella se arqueó ante el repentino toque.

-¿Sí? -A Adrien le encantaba. Deseaba que ella pudiera gemir lo suficientemente fuerte para que todo París supiera que era así porque la estaba tocando, al mismo tiempo, deseaba que nadie más en el mundo supiera cómo se sentían sus gemidos de placer.

- E-Eso es bueno...ah... - Marinette cerró los ojos, dejándose llevar por esas escalofriantes sensaciones que recorrían su cuerpo con el toque del rubio.

- Lo sé... - dijo Adrien con algo de suficiencia y satisfacción por sus habilidades. - Te encanta cuando meto más de un dedo, ¿no? - Deslizó dos dedos dentro, sintiendo lo mojada que se estaba poniendo.

Esto fue magnífico. Marinette sintió que su mente se quedaba en blanco. El cuerpo de Adrien está pegado al de ella. Sus dedos estaban en su intimidad mientras su boca mordisqueaba sus senos. Todo sobre el toque de Adrien la tenía completamente ebria de deseo.

Marinette pasó sus manos por la longitud de su espalda, rozando su uña suavemente sobre su pelaje, siguiendo el mismo movimiento que él hizo por su muslo.

|+18| Je déteste t'aimer ! - AdrienetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora