29. Besos de San Valentín.

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Los días pasaban notablemente rápido. Habían pasado dos semanas desde que comenzaron a salir, y Adrien y Marinette aún no se lo habían dicho a todos. Por supuesto, eso no incluye a sus respectivos mejores amigos.

En realidad a Marinette no le importa. No era como si quisiera correr la voz de que estaba saliendo con Adrien Agreste, especialmente considerando la reputación de mujeriego que lo precedía. Además, todavía sentía que no sabía muy bien dónde estaba su relación con el modelo. Él no había respondido exactamente a su confesión. Pero a pesar de todo lo que siempre decía sobre no querer salir, él seguía con ella, por lo que la joven sombrerera creía que eso contaba mucho a favor de lo orgulloso prodigio Agreste.

Aún así, había pasado casi una semana desde que había estado insistiendo en que fuera a cenar a su casa para poder presentarle a sus padres.

— ¿Por qué insistes tanto en ello? hace apenas dos semanas. — se jactó él con despreocupación.

— y que tiene que ver eso?

— Tus padres ya me conocen. — El muchacho frunció el ceño, mirando en dirección opuesta con desagrado. — ¿Por qué tengo que ir allí y presentarme? No es el siglo XVIII, no tengo que pedirte la mano.

— Mis padres solo los vieron por 2 minutos, y ni siquiera se presentaron. — Ella se encogió sobre sí misma, haciendo puños de sus manos al intentar de no parecer infantil ante las palabras que querían decir. — Esto es importante para mi.

Con estas últimas semanas, Adrien se estaba dando cuenta de lo vulnerable que era para Marinette. Cuanto más tiempo pasaba con ella, más la deseaba y más deseaba complacerla y cumplir todas sus expectativas. Se sentía como si ya no tuviera ningún control sobre sí mismo.

— Tsk. — Adrien se rascó la cabeza tratando de recomponerse. —es por cosas así que no salgo. Esto es tan molesto. — murmuró mirando en dirección opuesta, como si no estuviera hablando directamente de ella.

— Ah. — la interjección expresada en ausencia de palabras.

Ante esas desafortunadas palabras, la joven Cheng sintió algo pesado en su corazón. Se sentía como una tonta infantil por querer que la modelo le diera tanta importancia a este tipo de cosas como ella. La idea de que tal vez ella o su relación no significaban nada relevante para ese hombre.

Al analizar la reacción de la jovenzuela, el Agreste la comtempló con incertidumbre.

— espera, no quise decir eso de esa manera, yo-

— Olvídalo. — ella lo interrumpió. — Fue mi estupidez. — Afirmó con voz quebradiza.

— Marinette.... — él la miro con extrañeza, fijándose en lo aprensivos que se habían tornado sus rasgos.

[ Joder ]

— tengo que ir. Prometi ayudar a mis padres en la panadería. — dijo ella ya saliendo rápido. La chica salió por las puertas, pasando tan rápido junto a Nino que el moreno ni siquiera pudo saludarla.

— wow, ¿problemas en el paraíso? — le preguntó a su amigo.

— ah — él suspiró. — ¿Por qué a las chicas les importa tanto esto?

— ¿Con eso qué?

— Marinette quiere que me presente a sus padres. — reveló buscando alguna solución por parte de su amigo.

— Mira, se está poniendo serio. — bromeó el chico acercándose. — No me digas que ese es el problema.

— No. Si no quisiera tener nada que ver con ella, no estaría saliendo con ella. Me conoces, sabes lo que eso significa para mí.

|+18| Je déteste t'aimer ! - AdrienetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora