¿Y si el malentendido con el chicle en el asiento de Marinette nunca se hubiera aclarado?
Desde el primer día de clases, Marinette y Adrien han estado al borde de la guerra. Marinette piensa que Adrien es un mujeriego arrogante y engreído, y tan jac...
— ¿Que pasa contigo? — Luka se recostó en su silla, cruzándose de brazos y levantando una de sus cejas con gracia en forma de interrogación.
— ¿eh? — Marinette parpadeó confundida para salir de su trance.
— Tu helado se convirtió en jugo. — Dijo Luka señalando con la mirada el pequeño bote de helado derretido en la mano de Marinette.
La euroasiática suspiró, dándose cuenta de lo lejos que estaba su mente. Era como si la imagen de Adrien subiéndose al auto de Kyoko siguiera sonando en su mente como una película.
— Lo siento, estaba distraída.
— ¿Tiene algo que ver que no vengas a verme después de la fiesta? ¿Hice algo que te hizo sentir incómodo conmigo? — Luka preguntó seriamente, poniendo su mano sobre la de Marinette.
— No! — respondió rápidamente. — No tiene nada que ver contigo, yo solo...
— Te ves molesta, pequeña.
— Estoy de mal humor porque cierto gato negro se cruzó en mi camino. — aclaró, frunciendo el ceño y haciendo un puchero irritado.
— ¿un gato negro? — el chico se veia confundido casi comico. — ¿tienes un gato?
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— No, no es mío. — ella murmuró — Ese es el problema. — susurró al final.
La modista Dupain pon tu cara en tus manos y respira hondo, para calmar tu propia mente.
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— ¿Vas a empezar a hablar o no? — preguntó Adrien mirando a Kyoko por el espejo retrovisor.
— No hemos llegado a nuestro destino.— ella respondió pasándose la mano por el pelo.
— No me voy a ningún lado, conduciré hasta que digas lo que tienes que decir y luego me bajaré de tu auto. — Adrien escupió las palabras con desdén. Había sido media hora conduciendo por la ciudad, y cada segundo Adrien se sentía asfixiado.
— Tienes miedo de tener la tentación de besarme si vamos a otro lado?
— Si quisiera besarte, no tendría que ir a ningún otro lado. — respondió con una sonrisa irónica. Adrien estaba empezando a darse cuenta de que no le gustaba quién era cuando estaba con Kyoko, y eso parecía mucho más evidente desde que se había acercado a Marinette.
— no eras tan frio, cada vez te pareces mas a tu hermano.
— Empieza a hablar te juro que voy a chocar este auto. — gruñó. No le gustaba que lo compararan con su padre o su hermano. Había sido comparado con ellos toda su vida.
— Puedo convencer a mi padre para que financie su plan con Félix. — dijo la chica.
