II

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TIEMPO

La alarma de su teléfono sonó y Nanon soltó un quejido, con ojos cerrados se movió con lentitud sobre el acolchado, deshaciendo el fuerte agarre de los brazos de Ohm sobre su cintura desnuda y se estiró para detener el sonido.

Soltó un suspiro y se incorporó en el colchón, abrió los ojos y miró el reloj, seis de la mañana.

— ¿A dónde vas? — habló Ohm detrás de él mientras se levantaba.

— A bañarme — dijo Nanon, volteando a ver a su novio, cubierto simplemente por una sábana delgada hasta la cintura, Nanon le sonrió.

— ¿Quieres que vaya contigo? — preguntó Ohm, incorporándose en la cama, dejando que la sábana que le cubría se resbalara y le permitiera a Nanon ver su piel desnuda, el menor soltó un suspiro y negó con la cabeza.

— No quiero llegar tarde a trabajar — murmuró y salió de la habitación, Ohm se dejó caer de nuevo en la almohada sin cubrirse, escuchando la regadera abrirse.



•                        •                           



— ¡Ohm! — gritó Nanon desde la habitación que compartían, el contrario se encontraba en la cocina preparando el desayuno de los dos — ¿Viste mis zapatos? — preguntó caminando hacia la cocina con la camisa abierta y la corbata negra colgada en el cuello, el cabello aún estaba húmedo y Ohm volteó a verlo sin soltar el sartén sobre la hornilla mientras Nanon tomaba un pedazo de manzana de la tabla de picar y se lo llevaba a la boca.

— Los escondí — dijo Ohm sin dejar de mirarle, Nanon giró los ojos y miró a Ohm con expresión cansada — No me mires así, quiero que te quedes todo el día conmigo — dijo solemnemente y volvió su mirada a la comida que preparaba.

— Ohm — llamó Nanon, abotonando su camisa — ¿Dónde están? — preguntó, con aire paciente, el mencionado no volteó a verlo y encogió los hombros, Nanon se llevó una mano a la cabeza y rascó el cuero cabelludo, soltando un suspiro — Amor, por favor, no tengo ganas de discutir ahora — murmuró, acercándose a Ohm y rodeando su cintura con los brazos, Ohm pasó una mano por los brazos de Nanon mientras sentía al chico recargar su rostro en su espalda — Te había pedido que dejaras de esconder mis cosas — le susurró Nanon muy cerca del oído, Ohm soltó una sonrisa.

— No quiero que te vayas, no quiero quedarme solo todo el día — respondió Ohm serio, apagando la hornilla y volteándose para encarar a Nanon, le tomó la cara con las manos y le dio un beso suave en los labios

— Ohm — reprochó Nanon — Es que estás solo porque quieres — le dijo, Ohm dejó caer sus manos a los costados de su cuerpo — Puedes salirte a caminar, puedes visitar a tu papá, puedes regresar a dar clases — Ohm se deshizo del agarre de Nanon y caminó hacia el gabinete donde guardaban los platos — Tienes muchísimo tiempo libre, lo puedes usar en muchas cosas.

— Tengo mucho tiempo libre porque tú nunca estás en la casa — Nanon giró los ojos al escuchar el reproche — Te la pasas todo el día trabajando.

— Y ¿para qué me quieres en la casa, Ohm? — le preguntó Nanon con una sonrisa triste en el rostro — ¿Para verte componer todo el día y no hacer nada?

— Nanon, no me hables así — le dijo Ohm en tono dolido, caminando hacia la estufa para tomar el sartén.

— Hemos tenido esta discusión por meses, Ohm, me está cansando — el nombrado giró hacia él — Primero te molestaba que me la pasara patrullando todo el tiempo y ahora que trabaje en la comisaría hasta tarde, ¿Cuándo vas a estar feliz por verme hacer lo que me gusta? — le dijo Nanon en tono suave, sin reproche, con absoluta sinceridad, Ohm le miró y relajó los hombros, Nanon se acercó de nuevo a Ohm y le rodeó por la espalda, Ohm apoyó uno de sus brazos en la cintura de Nanon y su barbilla en uno de los hombros del chico.

Carnada || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora