XI

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CELOS

— Auch, auch — se quejó Nanon, había tomado un trago de su taza de café y se había quemado la lengua, Ohm le miró con una sonrisa burlona — No me digas nada — pidió, sobando su lengua con su labio superior, Ohm negó con la cabeza, riéndose de la impaciencia de Nanon por su necesidad de tomar café.

Nanon se levantó de su asiento con su plato vacío en la mano, se acercó al lugar de Ohm.

— ¿Terminaste? — preguntó, Ohm asintió, Nanon levantó su plato y se dirigió al fregadero para lavarlos mientras el pelinegro se levantaba, dirigiéndose al baño para lavar sus dientes.

Nanon terminó de lavar los platos y mientras se secaba las manos con una toalla de cocina sonó un teléfono, buscó en su bolsillo pero no sonaba el suyo, miró en la encimera, era el teléfono de Ohm.

Se acercó y tomó el aparato, la pantalla mostraba como remitente un número desconocido, Nanon frunció el ceño en confusión y dirigió su dedo al botón verde para arrastrarlo a la derecha y contestar, pero una mano le arrebató el aparato con delicadeza antes de que pudiera hacerlo. Miró la mano de Ohm apretar el botón rojo para rechazar la llamada y sintió la mano libre de su novio en su cintura, su cercanía en su espalda y el rostro del pelinegro a un lado de su rostro y después Ohm plantó un beso en su mejilla.

— Sabes que no me gusta que contestes mis llamadas — susurró Ohm con los labios pegados a la piel de su mejilla. Nanon lo sabía. Ohm guardó el teléfono en el bolsillo de su pantalón.

— Perdón, amor — dijo Nanon, sintió la mano de Ohm apretar el agarre de su cintura y se dio media vuelta para encararle — ¿Desde cuándo te llaman números desconocidos? — preguntó acercándose al rostro de Ohm. El pelinegro tomó la barbilla de Nanon con su mano libre y le dio un beso.

— A lo mejor era uno de esos vendedores — aseguró — Tu tranquilo — le dijo a poca distancia de sus labios, Nanon sonrió forzadamente, pero asintió, Ohm le dio un beso más largo y se separó antes de que Nanon pudiera rodear su cuello con sus brazos — ¿Nos vamos? — pregunta, Nanon parpadeó varias veces en confusión, se quedó en silencio por unos segundos, volteó al reloj de la cocina para notar la hora y asintió, caminando lejos de Ohm hacia el baño para lavarse los dientes.

Ohm le dio un beso en la frente antes de salir del departamento y se dirigieron en silencio al elevador del edificio.

— Amor — llamó Nanon mientras entraban al aparato, Ohm soltó un sonido como asentimiento, Nanon notó el teléfono en las manos de su novio — ¿Podrías pasar por mi a la comisaría en la tarde? — preguntó, Ohm despegó sus ojos del celular y le miró, esperando a que explicara su razón — Hoy me entregan el coche — Ohm asintió y regresó sus ojos a la pantalla, tecleando con sus dedos pulgares.

— Claro, amor, ¿a qué hora? — preguntó, sin despegar sus ojos de la pantalla, Nanon frunció el ceño sin dejar de mirarle, hizo todo su esfuerzo para no sonar enojado.

— No sé, ¿te aviso? — Ohm volvió a hacer ese ruido en asentimiento que Nanon estaba empezando a odiar, el ascensor llegó al nivel de estacionamiento del edificio y se dirigieron los dos en silencio al auto, Ohm quitó el seguro y subieron al mismo tiempo.

El trayecto hacia la comisaría fue extrañamente rápido, Ohm miraba con rostro calmado el camino, aparentemente haciendo caso omiso al rostro serio del contrario, mientras Nanon pasaba los ojos del parabrisas a Ohm y después al teléfono de su novio que descansaba en el posa-vasos del coche con la pantalla apagada.

Ohm nunca le había puesto tanta atención a su maldito teléfono; cuándo lo hacía era para agendar citas con sus productores o para llamar a su padre. Nanon sentía nervios, no quería pensar lo que estaba pensando en ese momento, no quería verse como un novio intenso o celoso, incluso controlador o sobre analizador, pero no podía evitar resentir el cambio de Ohm en los últimos días, en las últimas semanas, no podía evitar sentirse mal, sentir que Ohm le ponía más atención a cualquier cosa que estuviese haciendo en ese jodido aparato que a él. Tampoco pudo evitar sentir que era karma, por hacer que Ohm se sintiera solo la mayoría del tiempo.

Carnada || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora