XVI

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CARNADA

Parte 2

— Si — murmuró la comandante, mirando a Nanon con sus ojos cautelosos, Nanon le sostuvo la mirada unos segundos, pocos, pero lo hizo, y en esos segundos se dio cuenta de que la mujer no bromeaba, de que hablaba seriamente, muy seriamente.

— No — soltó Nanon, quitando la mirada de la de la comandante, mirando a Chimon, que seguía mirando al suelo, miró a los otros dos oficiales, que no prestaban atención a su conversación. Y quiso correr, por primera vez en sus años de policía quiso correr; no era la primera ocasión que sentía ganas de huir de un lugar, pero la comisaría era su lugar feliz, era su refugio fuera de casa, era donde se sentía cómodo y aceptado y gracias a Rin tenía ganas de salir de ahí lo más pronto posible.

— Nanon — le llamó en un murmuro, él la miró, Nanon no se sintió capaz de mirarla. Buscó algo en su cabeza que le diera a su negativa más validez que el miedo que se había alojado en su pecho.

— Mi jefe no lo va a permitir — soltó, Rin encogió los ojos, Nanon se sintió desnudo de nuevo, sintió que podía leerlo sin siquiera hacer esfuerzo, sintió que le desarmaba poco a poco con la mirada y que nada de lo que dijera iba a funcionar; estaban desesperados, daban patadas de ahogado, manoteaban para salir del agua, harían cualquier cosa para detener lo que estaba sucediendo.

— Yo convenzo a tu jefe, por ello no te preocupes — murmuró la mujer, le tomó un hombro con suavidad y se quedaron en silencio por unos segundos, Nanon miraba al suelo, quería desaparecer, quería regresar el tiempo y subir a ese maldito elevador y no salir de su oficina en todo el día.

Sonó un teléfono, Rin de inmediato le soltó y sacó el suyo del bolsillo interno de su saco de vestir y se alejó unos pasos de él, Nanon no quiso mirar en qué dirección lo hizo, no le interesaba.

Antes de que pudiera dar la vuelta para también irse de ahí, Chimon se paró frente a él y amagó tomarle de los hombros para darle un abrazo, Nanon se deshizo del agarre con cuidado y Chimon le miró confundido, dolido y preocupado.

— ¿Estás bien? — preguntó casi en un susurro, Nanon le miró con la dureza de una montaña en sus ojos; Chimon pocas veces se había sentido intimidado por la mirada de Nanon, usualmente quien lo intimidaba era Ohm, pero en ese momento sintió que Nanon podría arrancarle la cara y asfixiarlo hasta la muerte con solo mirarlo dos segundos más.

— ¿Cómo carajos quieres que esté bien? — dijo Nanon, Chimon bajó la mirada y asintió, tratando de entender — No quiero hacerlo — dijo, Chimon no dijo nada — No pienso hacerlo, ¿me oyes? — el chico le miró, Nanon negaba lentamente la cabeza mientras pasa la mirada por todo el vestíbulo, nadie parecía notar que por dentro se estaba desmoronando de miedo, incertidumbre y nerviosismo, y por un momento estuvo bien, hasta que miró a Rin colgar su teléfono y dirigirse a la puerta, abrirla y salir con los periodistas y reporteros, comenzando a hablar con ellos — ¿Qué está haciendo? — preguntó, Chimon alzó la cabeza y miró la escena, negó y encogió los hombros — Chimon no quiero hacerlo — dijo, sintiéndose mareado, cerrando los ojos.

— Non — murmuró Chimon, Nanon abrió los ojos y le miró, conocía esa mirada; le estaba rogando que lo hiciera, intentaba convencerle, Nanon negó con la cabeza y se acercó a Chimon con cautela.

— No pienso prestarme como carnada para algún monstruo allá afuera, ¿me escuchas? — le susurró, tan cerca de su oído como le fue posible — No quiero hacerlo — dijo, Chimon le encaró.

— Nanon, sólo prestarías tu imagen — intentó explicarle, Nanon giró los ojos — No será una misión encubierta — le dijo, intentando hacerle mirarle — Solamente es tu imagen — Nanon negó de nuevo y volvió a recorrer la vista por la habitación, el oficial Yun se acercaba a ellos.

Carnada || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora