Epílogo

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FRACTURADA


Hanói, Vietnam: Seis meses después

— ¿Quieres que te sirva más? — preguntó Ohm al notar que el plato de Nanon estaba medio vacío, el contrario negó con la mirada pegada en su plato, removiendo la sopa con su cuchara — ¿Por qué no comes? — le preguntó, Nanon levantó la mirada.

— Me duele un poco tragar — dijo en voz baja — Además aún está caliente — Ohm soltó un suspiro y asintió, estirándose sobre la mesa de madera para alcanzar la jarra de agua y rellenar los vasos.

El sonido de una campana rompió el silencio que se había formado, Nanon miró al lado de su plato y levantó su teléfono, en la pantalla de notificación se leía el nombre de Chimon, además de 148 mensajes de él sin leer, Ohm miró como Nanon deslizaba su dedo a través de la pantalla para descartarla y bloqueaba el aparato, dejándolo en la posición anterior.

— ¿No vas a contestar? — preguntó, Nanon volvió a negar con la cabeza mientras se llevaba la cuchara a la boca y masticaba — ¿Era Chimon de nuevo? — cuestionó, Nanon asintió con un sonido, era obvio, Chimon era el único que llamaba — ¿Y por qué no le contestas? — dijo, tomando de su vaso de agua, Nanon tragó su bocado.

— Porque va a empezar a preguntar si pensamos regresar y cuándo lo vamos a hacer — murmuró Nanon, Ohm asintió en acuerdo — Además llamó hace tres semanas — añadió, Ohm sonrió y negó con la cabeza.

— ¿Te ha dicho algo sobre el caso? — cuestionó Ohm con voz baja y un atisbo de cautela, Nanon le miró por unos segundos y negó con la cabeza.

— La última vez que me mencionó algo sobre eso fue cuando me contó que despidieron a Rin — dijo Nanon, Ohm alzó las cejas.

— Por "incompetente", ¿no? — dijo Ohm, haciendo comillas con los dedos, Nanon asintió — ¿No te dijo si ya habían cerrado el caso? — interrogó, Nanon exhaló un tanto cansado y volvió a negar, tomando su vaso con agua y bebiendo de el — Deberías llamarlo, que te diga cómo está todo por allá — sugirió encogiéndose de hombros, Nanon frunció el ceño.

Los últimos meses todo de lo que Ohm hablaba era el caso en Tailandia y música, Nanon se estaba comenzando a cansar de que todo lo que escuchaba mañana, tarde y noche fuesen dudas de Ohm sobre si le buscarían o no, si sabrían o no, si les descubrirían o no; Nanon sabía que no lo harían, Nanon sabía que había arreglado todo para que no lo hicieran. Antes de salir de Tailandia acudió a su ahora antiguo trabajo para, además de renunciar a él excusándose en que tenía que mudarse para cuidar de un familiar enfermo en el sur del continente porque no tenía otra familia, encargarse de recopilar en una memoria USB todo archivo y expediente sobre el caso, se ocupó de estudiarlo y de memorizarlo para estar seguro de que ninguna de las pistas recayese en ellos dos.

Nanon sabía que el equipo que investigaba ese caso no era bueno; eran solo un par de oficiales, un detective y una comandante emocional, la investigación no fue buena y para ser justos, tampoco fue tradicional. Ohm y Nanon tuvieron la suerte de que el degradado e inservible sistema judicial tailandés jugara a su favor. Y se lo había asegurado a su novio, pero Ohm no había escuchado. Y Nanon sabía que esas dudas eran causadas por su conciencia, si es que le quedaba alguna.

— No sé, amor, ¿tu crees? — le preguntó, mirándole, haciéndole entender que estaba considerando lo que le decía.

— Si, y si pregunta si nos vamos a quedar acá más tiempo le dices de tu supuesta tía enferma y ya — contestó Ohm. Nanon asintió.

—Tienes razón, le voy a llamar — Nanon se levantó de su asiento, tomó su teléfono y se dirigió a la sala mientras marcaba el número de quien fue su mejor amigo en Tailandia, Ohm le miraba desde la cocina mientras terminaba su cena.

Carnada || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora