XIII

233 49 18
                                    

NEGATIVA

Nanon cerró la caja de plástico que guardaba evidencias y la levantó con cuidado del escritorio para llevarla a su lugar.

Después de varias semanas en el puesto había por fin terminado de reacomodar todo a un sistema que él entendía y se le facilitaba usar.

Se sacudió las manos y se dirigió de vuelta a su escritorio.

Chimon entró casi corriendo antes de que se sentara en su silla y cerró la puerta con fuerza de más, provocando un estruendo y que las paredes delgadas de madera se sacudieran.

— Oye, tranquilo, ¿qué pasó? — se quejó Nanon, pues Chimon traía cara de pocos amigos y miraba al suelo con una mano en la barbilla. Extendió la otra mano, donde llevaba una carpeta de color café claro, Nanon reconoció el sello del tribunal de distrito en la carpeta y la tomó.

Abrió la carpeta mirando a Chimon, que se había sentado en la esquina del escritorio, dándole la espalda, dirigió sus ojos a la única hoja que resguardaba el folder y leyó.

— No jodas — soltó, Chimon soltó el aire y Nanon vio por el rabillo del ojo como sus hombros se destensaban.

— Te dije ¿o no? — murmuró Chimon con la voz endurecida — Que no nos iban a dar ni jodidamente nada, Nanon ¡No nos dieron nada! — gritó, Nanon cerró los ojos cuando Chimon golpeó el escritorio con la mano abierta y causo otro estruendo.

— Cálmate — murmuró Nanon, volviendo a pasar los ojos por encima de la hoja, releyendo, por más que repasó las letras en su mente, lo escrito no cambió; el juez les había negado la orden para revisar los perfiles de las víctimas.

— ¿Cómo mierda me calmo, Nanon? — murmuró Chimon, pasándose las manos por la cara y levantándose del escritorio — Ésta cosa — dijo, girándose y apuntando la hoja en las manos de Nanon — Era el último recurso que teníamos — espetó — Ya no tenemos nada más.

— Chimon, no te agobies, van a encontrar algo — dijo Nanon en un intento de animar a su amigo, el chico le miró y entrecerró los ojos, Nanon pensó que entonces parecía que los tenía cerrados por completo, pero se guardó el comentario.

— No, Non — le dijo, negando con la cabeza, jalándose el nudo de la corbata — Ya no hay nada — murmuró, Nanon suspiró y pasó los ojos del rostro afligido de su amigo a su reloj de pulsera.

— Vente — le dijo, caminando alrededor de su escritorio, pasando de Chimon y abriendo la puerta, haciendo un gesto con la mano que sostenía la carpeta del tribunal para que Chimon saliera delante de él. El chico le miró confundido, pero no desobedeció, Nanon salió de la oficina y cerró la puerta tras sí, le entregó la carpeta a Chimon — Te invito un café — le dijo caminando hacia los elevadores, Chimon no dijo nada y le siguió.

Bajaron hacia el vestíbulo en silencio, habían antes pasado por el piso de Chimon para dejar la carpeta en la sala de investigaciones donde había estado trabajando.

El vestíbulo estaba vacío a excepción de Yen, que tecleaba con avidez en su computadora, giraron para salir pero se encontraron con la muralla de reporteros que ahora parecían invadir la comisaría, se miraron al mismo tiempo y regresaron a los elevadores para dirigirse al estacionamiento y salir por ahí.

Caminaron sin decir nada, invadidos por un silencio cómodo, Nanon no sabía que decir y Chimon no quería que le dijera nada; simplemente quería despejar su mente de la mierda de caso que era su primer caso serio.



•                 •               

Carnada || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora