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INESPERADO

«Inverosímil»

Nanon no se pudo mover, se quedó casi aferrado al tronco del árbol tras el cual estaba oculto, cerró los ojos de nuevo e incluso intentó poner su cabeza en blanco; no podía ser él, ¿o sí? ¿qué estaba su novio haciendo ahí?

Millones de cuestiones y preguntas inundaron su cabeza en pocos segundos; ¿lo había rastreado? no, había dejado su teléfono en la comisaría, ¿lo había seguido? no, Ohm nunca fue de esa clase de persona, ¿había ido a distraerse un rato? ¿habría ido a ver a alguien ahí? ¿a quién? ese parque no era el único parque en toda la ciudad.

La probabilidad de que el hecho de que Ohm estuviese ahí fuese debido a una coincidencia era nula, incluso el cerebro asustado, confundido, nervioso y enamorado de Nanon lo sabía; habían dicho que, si a la cita en ese parque justo porque era menos concurrido, era el escenario perfecto para que un asesino se encontrara con una víctima.

Pero Ohm no podía ser el sospechoso, ¿o sí?

El cerebro de Nanon le enviaba señales contradictorias, tal vez Ohm tenía otra razón para ir ahí, tal vez, simplemente era una gran coincidencia.

Nanon abrió los ojos y se asomó de nuevo por el mismo lado del grueso tronco del árbol, Ohm caminaba directamente hacia la banca en dónde se suponía que el sospechoso y Nanon iban a encontrarse.

No podía ser, ¿cómo carajos sabía Ohm? ¿sería otra coincidencia que de todas las bancas que alojaba el parque se dirigiese exacta y específicamente a esa?

Nanon le miró sentarse, con la cercanía y la visibilidad que tenía de la banca confirmó lo menos esperado, confirmó lo que no quería saber: que era él; esos cabellos por los que Nanon a diario pasaba sus dedos, su perfil que Nanon admiraba cada noche al irse a dormir, incluso la postura que para Nanon era tan característica de Ohm eran para él imposibles de no identificar, le miró sacar las manos de los bolsillos, entonces otro salto le invadió el pecho y el centro del estómago; Ohm estaba usando guantes, negros, parecían de cuero. Una prenda que Nanon jamás había visto a Ohm usar, y que era completamente innecesaria en ese clima.

Los ojos de Nanon comenzaron a inundarse, se recargó en silencio al tronco, su garganta ardía y se sentía mareado. Cerró de nuevo los ojos aferrándose más fuerte a ese árbol deseando despertar, deseando con todas sus fuerzas que fuese un mal sueño que tuviera que consultar con algún psicólogo de lo loco que era, porque eso era, era una locura soñar que su novio era un asesino; pero eso no era una novela, no era un cuento, ni una película, ni un sueño, era real, era completamente real. Ohm estaba ahí, sentado en una banca de un parque vacío, y Nanon no sabía si podía soportarlo.

Se escuchó un ruido mudo y metálico cerca de ahí, en medio de la oscuridad, Nanon asomó la cabeza de nuevo por un lado del árbol y vio a Ohm puesto de pie, con las manos bien juntas al cuerpo, mirando con cautela en dirección a dónde se había escuchado el ruido.

Nanon se encogió detrás del árbol cuando Ohm giró la cabeza en su dirección, trató de hacerse lo más pequeño posible para que no le viera; no sabía por qué lo hacía, el instinto le había invadido el cuerpo y en ese momento lo único que podía hacer era esconderse y esperar.

Por un momento Nanon sintió miedo de que los oficiales que habían ido con ellos salieran en cualquier instante y abatieran a Ohm, sintió pavor de solo pensar que pudieran hacerle daño, quiso tener encima su teléfono para llamarle y decirle a Ohm que saliera de ahí, que se encontrara con él en casa, y maldijo no llevarlo, pero extrañamente, no había movimiento.

Entonces, como lo temía, se escuchó un grito sin forma, Nanon miró el cuerpo de Ohm que aún le daba la espalda ponerse alerta, Nanon sintió sus manos comenzar a sudar y todo en lo que podía pensar era en gritarle a Ohm que saliera de ahí cuánto antes, quería salir de su escondite y gritar que pararan todo, que sólo era su novio, que no era el sospechoso, que era una enorme coincidencia que Ohm llegara a esa hora exacta a esa exacta locación que sólo conocía la gente que estaba ahí en ese momento y el sospechoso con quien habían hecho contacto días antes; que no se confundieran, que no le hicieran daño.

Carnada || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora