18.

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Shinjuro se quedó un buen rato descansando su cabeza en mi hombro mientras me tomaba la mano.

Pensé que se tiraría sobre mi, cómo lo hicieron sus hijos o que me obligaría a hacer algo pero no, sencillamente me dijo que le acariciara el cabello hasta que se quedará dormido y así fue.

Parecía todo un niño pequeño, un hombre con una mirada filosa y fría, que podía hacer que cualquiera mojara sus pantalones cuando enfurece, estaba dormido como un bebé.

Saber que su hijo mayor está fuera de peligro lo tranquilizó.

Yo tenía la sensación de que no le importaba lo que le sucediera, pero al  contrario, si se preocupa de ellos a su particular manera.

Luego de un rato me dió hambre, también mi cuerpo se relajo con la situación, pero al levantarme sentí que me jalan la ropa de mi pijamas.

Medio dormido Shinjuro dice.

-no te atrevas a salir de aquí-

Ahí estaba nuevamente el Shinjuro que conocía.

Pero mi estómago rugió a tal nivel que puso una cara de resignación con mezcla de sueño que fue gloriosa de ver.

- ya vete a comer algo, ese bebé no puede esperar tampoco - dijo en una especie de gruñido adormilado, aceptando que dejo ir una oportunidad.

- descansa Shinjuro - le dije y le di un beso en la mejilla.

Una dormida sonrisa se le dibujo.

Antes de salir de la habitación me dijo.

- está noche te invito a cenar -

Claro le dije en un susurro y salí de ahí.

Camine a la cocina, ya no había tanto personal y el que quedaba pues, tiritaba del miedo cada vez que un Rengoku o yo ingresaba de sorpresa.

Al chef de la cocina casi le da un infarto cuando me vio prepararme una ensalada de frutas con yogurth.

-Señora, si necesita algo debe pedirlo- dijo alarmado el hombre.

Yo con cuchillo en mano después de picar una manzana le dije

- a caso no puedo atenderme sola? -

Vi que la cara del hombre palidecio terminando por pedirme disculpas de rodillas.

Acto visto por Senjuro quien había entrado a la cocina por un vaso de agua.

-que hace en el piso?- dijo él

El hombre se nos va al cielo en ese momento pensé.

Tartamudeo que nada, se levantó y salió rápido del lugar.

Senjuro lo quedo mirando, y rápidamente volteo a verme, para hecharse a reír

Yo no entendía nada y aún con cuchillo en mano, le pregunté porque actuaba así.

-ahhh, recuerdas cuando te dejamos en casa de los Shinazugawa?-

Yo Asentí.

- pues, hubo un gran recorte de personal- dijo tranquilamente, para luego agregar - ahora los empleados que quedan, te dirán señora y darán el respeto que mereces-.

No entendía mucho lo del final.

-señora?- repetí, pero tengo 19 años !! Dije alterada.

Senjuro río, - a mí me dicen señor, y tengo  18 , deberías acostumbrarte a qué te traten con respeto, Finalmente serás una Rengoku -

Un -Oh - salió de mi boca mientras volteaba a dejar el cuchillo en el mesón, 

-espera, como que 18? - dije alarmada

Sin culpasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora