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Llegando a la loza del aeropuerto para regresar a Tokyo nos encontramos frente a frente con el grupo de las lunas crecientes, ciertamente estábamos en grandes problemas.

- Mierda, por qué aparecen ustedes ahora, no estoy de humor para esto - murmura Senjuro.

Volteo a ver a mi espalda, estábamos completamente rodeados por unas 30 personas,  la diferencia de una pandilla a la Yakuza dura, es que no usan armas para pelear, pero Senjuro no podrá solo con 30 personas.

- Cariño, debemos correr al helicóptero subete, da la orden de partir, no te preocupes por mi, hare de escudo lo mas que pueda, quiero que nuestro bebé, este a salvó -

- Sen, no te quedes - le dije tomando fuerte su cintura.

- no me hagas esto más difícil, obedece a tu hombre - me responde

mientras me toma la mano y empieza a correr a tiempo ya que quienes nos rodeaban por la retaguardia ya estaban tomando velocidad, me aferró como nunca a él, cerré los ojos, por un instante, esto es una pesadilla.

me llegaron algunos golpes y rasguños, escuchaba a Senjuro maldecir cada tanto, siento que no llegaríamos a salvo.

Senjuro con dificultad logra darme espacio para tomar distancia ya que no permitía que quienes corrían tras de mi, me alcanzaran.

hace un gesto con la mano para que el helicóptero se ponga en marcha, un grupo de guardaespaldas que reconocí de Kyojuro estaba esperando apuntando con armas hacia el grupo que venía corriendo tras nosotros.

agotada y ya a salvo, se me ocurre ver atrás, veo que Senjuro me sonríe, entró al helicóptero y le pido al hombre que era mi bartender que dispare a quien se acercará a Senjuro para que esté pueda subir también.

No podemos usar armas o seremos perseguidos y nos detendrán en Tokyo, los jefes no nos perdonarían este error.

Iba a bajar del helicóptero para exigir que dispararán de todas formas pero me golpean fuerte y pierdo el conocimiento.

Desperté cuando aterrizamos en el aeropuerto de Tokyo.

Iba en brazos del guardaespaldas, recuerdo que me subieron a una ambulancia, estaba intranquila, me sedaron nuevamente, desperté en cama de Kyojuro.

- mi cabeza - murmuré

- mi vida - escucho la voz de Senjuro

Volteo a ver, y ahí estaba recostado a mi lado.

Inmediatamente empecé a llorar desconsolada.

- tranquila mi vida, estás en casa - me consolaba mientras acariciaba mi cabello.

De golpe se abre la puerta, Kyojuro entra corriendo a abrazarme.

- me alegra tanto verte a salvó - dice al borde de las lágrimas mientras me besa la frente repetidas veces.

- mi Kyo, mi Sen, los extrañe mucho -

Ambos me sonríen.

Pero eso duró poco, pregunté por Shinjuro.

Ambos se miraron, sabía que esa mirada no era muy buena.

- pues, en estos momentos no esta en una muy buena posición- me dice Kyojuro de manera seria

de todo lo que puede decirme, me alivia en parte saber que esta vivo, me conto escuetamente la situación junto a Senjuro, pronto tendría que ir él también a Furano, se encargarían de Kibutsuji y de torturar a Sanemi por la traición.

aún no puedo asimilar todo lo que ha sucedido, me quede en silencio sin responder nada al respecto. ambos entendieron.

- no es necesario que nos digas algo, ahora actuaremos como la Yakuza que somos, y les mostraremos a todos que meterse con nosotros es firmar con la muerte - sentenció Kyojuro.

Sin culpasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora