Capítulo 10: Siguiente Carta

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PDV Tobias

Después de comer con mi padre, empiezo a pensar en varias formas de pedirle a Tris que sea mi novia. Se me ocurre dejarle una nota en su mochila, o tal vez podría decírselo en persona, pero tengo el presentimiento de que si hago eso me voy a orinar.

Necesito decírselo de una manera especial y romántica para conseguir que me diga que sí, o de otra manera me ignorará.

Tengo mi mente en blanco. Todo lo que quiero decirle es lo que me delatará en la última carta que le dé. Tengo que inspirarme. Sólo pienso en una forma de hacerlo, y es checando su Facebook.

Entro a su muro y me fijo en sus fotos de perfilDios, es tan hermosa. No tengo idea de como lograr que se fije en mí. Soy un asco de persona comparado con ella, pero haré lo posible por tenerla a mi lado.

Sin darme cuenta, me llegan un montón de ideas a la cabeza pero no para proponerle noviazgo, sino para escribirle su siguiente carta.

Tris Prior:

Nunca me cansaré de decirte lo que siento por ti. Y no sé cómo expresarlo de otra manera más específica.

Te quiero, princesa. Eres de lo mejor en mi vida. Nunca había sentido lo que tú me haces sentir. Jamás pensé que me podría enamorar de alguien, y menos de quien conozco hace pocos meses. Me conoces muy bien Tris, y sabes que no soy Uriah, ni Will, ni Zeke, por obvias razones.

Te lo repito y no dejaré de recordártelo: significas muchísimo para mí, te quiero como no te lo imaginas, eres la mejor persona que he conocido, hermosa por dentro y por fuera, con el corazón del tamaño del mundo. Por eso te quiero tanto. Me traes loco. ¿Entendiste, Tris? Loco.

Cuando termino de escribir me pongo a decorar la hoja con un marco y los dibujos más cursis que sólo un enamorado perdido puede hacer. Meto la hoja dentro de un sobre color azul cielo y lo cierro bien, también lo adorno pero con menos dedicación.

Escucho algunos pasos en el pasillo y veo como mi padre abre sigilosamente la puerta de mi habitación y asoma la cabeza.

-Tobias, ya es hora de dormir. Apaga tu luz, por favor -me avisa Marcus.

-¿Qué? ¿Qué hora es? -pregunto algo confundido.

-Son las diez, hijo -responde mi padre, amablemente.

¡Wow! ¿En serio pasé toda la tarde haciéndole una carta de amor a Tris? Dios; en serio estoy loco por ella.

-Sí ya voy, lo siento, es que... se me pasó volando el tiempo -le respondo a mi padre.

-No hay problema.

Mi padre ve el sobre donde está la carta y entra a mi cuarto para sentarse en el sofá-cama que hay junto al escritorio en el que estoy sentado.

-¿Qué es eso? -pregunta.

-Es una carta -respondo nervioso.

-¿Y se puede saber para quién es? -me pregunta mi padre sonriendo pícaramente.

Me congelo por un momento pero logro responder.

-Para Tris.

Mi padre deja pasar un incómodo silencio de menos de 1 minuto, aunque parecen horas para mí.

-No la hagas tu novia todavía -dice mi padre- Siguen siendo muy chicos... espera un año y adelante: haz todo lo que quieras con ella, pero sin faltarle al respeto, sin olvidar su edad y que sólo son novios.

-Gracias pá -digo realmente agradecido.

Después de bajar a cenar me voy a dormir.




Por fin ha llegado el día más importante de mi vida: le pediré a Tris que sea mi novia.

Estoy muy nervioso y no puedo esperar a que llegue ese momento tan especial.

Llego a la escuela y me encuentro con la escena más repugnante y dolorosa que pude haber visto: Tris se está besando con Peter y no es un beso forzado, ambos saben bien lo que hacen.

No aguanto los celos y de inmediato voy a arrancar a ese infeliz de Tris.

-¿Qué te pasa, pedazo de basura? -le grito a Peter agarrándolo del cuello de la camisa.

-¡Tobias! ¡Déjalo en paz! -me grita Tris con lágrimas en los ojos.

-¡Tris, ¿no entiendes que éste asqueroso no te quiere?! -le grito soltando a Peter y yendo hacia ella desesperado y destrozado- El que te quiere soy yo. El que sufre por estar contigo soy yo. No ese tarado.

-Pero yo amo a Peter, Tobias.




Me despierto casi gritando pero hubo algo que me contuvo.

Me levanto y hago toda mi rutina de la mañana. Antes de salir de mi cuarto, tomo la carta y cuando bajo la meto a mi mochila.

Mi padre me dice que no puede llevarme, debido a una junta a la que lo llamaron de última hora en su trabajo. Voy a la parada del autobús y me subo, pago mi entrada y me siento en el primer asiento disponible que encuentro.

En los últimos dos años de mi vida, podría decir que me he hecho más independiente de mi padre. Me ha dejado "ser libre", por así decirlo, por culpa de su trabajo; pero cuando tengo problemas siempre está a mi lado.

El autobús se estaciona en la entrada de la escuela y soy el único pasajero que baja.

Entro a mi salón todavía con el miedo que mi sueño me impregnó. Para mi suerte Tris no ha llegado; aprovecho para darle la carta a Christina, quien está muy acaramelada con Will, demasiado para mi gusto y para su edad. Aunque... que no daría yo por estar así con Tris.

Mi Nueva Vida (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora