Capítulo 16

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Baek Nakyum

Esta bien, voy a admitirlo.

No estaba dormido cuando Seungho entró por esa puerta, pero si que estaba sin muchas opciones para dar orden a mis pensamientos y sólo cerré los ojos para esperar que pasará lo que tenía que pasar.

No me esperaba semejante discurso cursi, romántico y conmovedor. Nunca pensé que alguien como él pudiera decir todas esas cosas. Creo que ni yo soy tan cursi. No se si tomó palabras de alguna de esas series románticas que le encanta ver, tampoco haré nada para descubrirlo, me quedaré con el momento en el que me dijo todo eso y provocó que mi corazón se acelerara a un ritmo inimaginable.

Voy a quedarme con la imagen del chico que empezó a llorar, no lo sé. Quizá sólo estaba siendo rebasado por todo lo que sentía, tal ves se preocupó por verme en la cama de un hospital. Son tantas ideas cruzando mis pensamientos.

Acabo de decirle que lo amo, creo que él lo dijo primero. No recuerdo bien, he pasado toda la noche entre el sueño y la vigilia, no se que cosa esté corriendo por mis venas, pero estoy despierto, luego dormido, luego despierto y vuelvo a dormir.

Le he tenido que pedir a Seungho que duerma y él se niega.

Como sea, ya es de día.

La habitación luce mejor con la luz del sol entrando por las ventanas.

Una enfermera entra sorprendiéndome. Ella me da los buenos días, Seungho que estaba durmiendo en mis piernas también reacciona y se levanta para que la chica pueda revisarme.

Estoy bien en serio, ya no siento dolor, no me sangra la nariz y definitivamente estoy respirando con normalidad. Ojalá pronto me digan que puedo irme.

—Tal vez mañana pueda darte de alta— parece que esta enfermera hubiera leído mi mente.

—¿Qué? ¡¿Hasta mañana?! — me altera escuchar eso. Quiero irme, aunque... Bueno, no es como si tenga ánimos de ir a casa, quiero suponer que ahora que todo ha vuelto a estar bien entre Seungho y yo, puedo regresar al dormitorio del campus.

—Ella dijo que hasta mañana. Ahora deja que te revisen— me dice Seungho y tengo ganas de reír. Ha usado un tono de voz que parece el de un padre regañando a su pequeño. Se ha escuchado como un viejo, es gracioso.

La enfermera termina de revisarme, me hace algunas preguntas sobre mi estado general de salud y una señora entra para preguntarme sobre el menú que prefiero para el desayuno.

Diablos, parece un hospital muy elegante. No sé si a mis padres les importe pagar entre sus cuentas una factura de hospitalización.

¿Debería llamarles?

Creo que no es necesario. De hecho, sería una tontería llamarles, creo que recibiría comentarios del asco que me harían pasarla mal. No es como si mi mamá vaya a abrazarme y vaya a decirme que estaré bien. Ellos me dirán que eso me pasa por ser un Beta. Ya conozco sus discursos.

—¿Cómo te sientes? — no me di cuenta cuando la enfermera salió. Seungho se sienta en la pequeña e incómoda silla, así que tomo su mano y le pido que se siente al borde de mi cama.

—Estoy bien. Quería irme hoy.

—Eso no pasará— me dice y me roba un beso rápido en los labios. Quiero besarlo un poco más, pero no se si eso puede hacerse en un hospital cuando estás convaleciente—. Tienes que ponerte muy bien ¿Crees que te hagan salir en silla de ruedas? Siempre hacen eso. Yo puedo llevarte en mis brazos. Soy fuerte.

—Seungho— sí, podríamos seguir bromeando y hablando de tonterías. Pero hay que tocar temas incómodos—. Ya lo sabes ¿No? ¿Sabes que soy un Beta?

¿Destinados? (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora