4. Te Encontré

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_kasy?

Silencio sólo hubo en esa habitación, no estaba soñando, era real, no era el alcohol, ahí estaba ella, ahí de pie, y vaya que estaba hermosa, mas aun de lo que la recordaba...

Kasy dio un golpe en la mesa, tomó sus cosas, dio el último sorbo a su copa dejándola vacía, miró a la chica que tenía enfrente, negó con la cabeza y camino, camino de prisa a la salida sin decir nada, en el camino encontró al hombre que la atendió al llegar

_se va tan pronto?

_oh si creo que aquí no hay nada más que pueda hacer

_no quiere otra copa?

_hermoso tu has sido tan amable conmigo como te diría que no, te sigo

El amable empleado la llevo a una habitación oscura, que precisamente usaban para degustar los diferentes vinos que ahí se producían, le indico sentarse en una pequeña mesa adornada con flores color violeta, sobre ella había una pequeña libreta y una pluma, esa era para hacer anotaciones, sobre el sabor, la textura y cualquier comentario que quisieran hacer sobre lo que hubieran tomado.

Se acercó con una copa más, la puso sobre la mesa, una sonrisa dejaba ver unos dientes perfectamente blancos, el hombre estaba muy complacido con la desconocida, la mayoría de las veces las personas que tenía que atender, eran groseras y déspotas.

Kasy tomó de a poco, era un sabor increíble, y de verdad necesitaba el alcohol en ese momento, quería estar anestesiada antes de seguir creyendo que era real la Elizabeth que recién acababa de ver, más tarde le llamaría al abogado y trataría de solucionar las cosas otra vez, solo así podría continuar con sus tan ansiadas vacaciones...

Elizabeth tardó en reaccionar, pero salió de prisa buscándola, volteaba a todos lados, pero no la veía, salió a la calle, quedó parada justo en la puerta, gente caminaba de un lado para otro, chicas, chicos, niños adultos, pero ninguno era ella. Regresó a la sala de juntas donde la encontró, comenzó a recoger sus cosas, una copa solitaria llamó su atención. Era real, ahí había estado, la copa vacía lo demostraba, fue la tomó en sus manos, y aspiro su olor, podía sentir en toque de sus manos en ella, y sus labios adueñandose del pequeño vidrio. La dejó de prisa en su lugar. Salió con rapidez de ahí, el olor de su perfume la estaba matando, debía huir cuanto antes, llegó a su oficina, dejó los documentos en su escritorio y se dejó caer en su silla. Se perdió un momento en sus recuerdos, una pequeña de mirada triste soñadora, como todas las pequeñas del mundo que sueñan y se preguntan ¿que sera el amor?

_gusta otra?

_oh claro que, ha de saber que sólo lo hice por usted, aun tengo trabajo pendiente, gracias creo que me iré ahora, es usted tan amable

_la acompaño a la puerta _caminaron juntos en la puerta ellos estrecharon sus manos, ella siguió su camino y el regreso a sus labores.

Elizabeth en su oficina al fin se levantó de su silla, camino a la ventana, la gente seguía pasando, Caminaban lento, de prisa, sonreían, algunos iban de malas, caras extrañas en una pequeña calle de Florencia, pero, ahí entre esa gente, entre perfectos extraños, una niña, una ahora castaña chica de hermosa piel y divino andar, ella entre tantos caminaba muy erguida, soberbia hermosa como siempre.

Sabía que si salía a buscarla, ya no la vería más, así que sólo se quedó ahí, observándola, viendo su caminar, estudiando su cuerpo, un sentimiento de pérdida la invadió otra vez, ahí estaba, tan cerca, tan linda, pero tan lejos y se alejaba aún más.

La seguía con su mirada la vio atravesar una pequeña plaza, detenerse a platicar con una dama que vendía flores, compró algunas, caminó hacia un hotel, la vio perderse adentrándose al edificio...

Kasy entró a su habitación, puso unas flores que compró en un jarrón y las acomodo junto a su mesa de noche, se dejó caer en el sofá con los documentos de la demanda en la mano, ahora la cruda moral entraba en su cabeza ahora como disfrutaría de sus vacaciones, penso en fugarse, huir de ahí, perderse en el mundo, pero tanta bendita tecnología, donde se podría esconder.

El timbre de la puerta sonó, seguro era la comida, había pedido se la subieran... Tomó su bolso, debía dar propina, abrió la puerta, una silueta ahí, esperando, al ver la puerta abierta, preguntó con una sonrisa

_señorita, me envían de la cocina, me dicen que no llego la carne de pollo, si puede sustituir por otra casa.....

_si claro, por mi esta bien

_gracias, solo cinco minutos y sube su comida.

Regreso a su nada pequeño sofá. Hojeaba sus documentos, debía encontrar un punto débil. Debía hacerlo para poderse ir, quería irse, desaparecer de ese lugar. El timbre sono otra vez, volvió a tomar su bolso, abrió de prisa la puerta

_su comida señorita _dijo una voz que conocía muy bien, una voz que trató de olvidar, una voz que si bien no escucho en un Año, era la dueña de sus anhelos y pensamientos, un hermoso cuerpo vestido de minifalda, con un par de piernas al aire, empujaba el carrito de la comida, solo se quedó mirando como ella entraba a su habitación sin ser invitada.

_solo hice un trato con la persona que empujaba este carro, para traer tu comida... Kasy cerró la puerta, puso el seguro... Volteo a ver la chica que no quería ver pero no podía apartar su vista, ella seguía siendo hermosa, su cabello era más largo, su cuerpo seguía exquisito, y su andar hipnotizaba.

_tu que... Que haces aquí?

_te Encontré!!!..

_siempre supiste donde estaba, de hecho sigo viviendo ahí mis...

Una boca pegada con la suya le impidió seguir hablando, esa mujer sabía lo que hacía, jugaba con su lengua y enjuagaba su cara, dos cuerpos se estremecían al calor de aquellos impuros besos, las manos expertas de Elizabeth, recorrían la espalda de kasy, descansando en el espectacular trasero, las manos subían y bajaban, después cambiaron de dirección y masajeaban los bien formados pechos, desabotono lentamente la blusa, dejándola caer al piso, Elizabeth se dejó caer al sofá, atrayendo consigo a kasy, sentandola en su regazo con una pierna a cada lado...

Los besos fueron pasando de puros y castos a unos llenos de ganas de pecar, de pecar tanto que el diablo en persona les tuviera miedo...

PEQUEÑA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora