Ojos de ángel ; woosan

❝s i e t e❞

San

Al día siguiente en la escuela, me sorprendió descubrir que no era Jongho el que me estaba esperando en mi casillero como suele hacer.

Wooyoung parecía casi perdido e inseguro de sí mismo mientras estaba allí mirando entre dos casilleros diferentes, con una nota en la mano.

Caminé a su lado. ─Uhm, hey. ─ Saludé, sin saber qué más decir.

─¡Oh! Lo siento, estaba... Bueno, estaba tratando de averiguar qué casillero era el tuyo. ─ Dijo, mirando hacia atrás a los dos casilleros. ─Supongo que entonces tendré que adquirir mejores habilidades de detective.

Me reí.

─¿Por qué necesitas saber mi casillero?. ─ Pregunté.

─Bueno... Iba a dejar una nota, pero ya que estás aquí solo preguntaré.
¿Querías sentarte conmigo en el almuerzo hoy?

─¡Uh, seguro!. ─ Dije, tratando de no sonar demasiado emocionado.

Pero mi mente se preguntaba cómo terminaría eso, ya que sabía que Yeonjun estaría allí.

─¡Estupendo!. ─ Dijo, luciendo real y genuinamente feliz. ─Te veré allí entonces. ─ Él dijo.

─Está bien, genial. ¡Hasta entonces!

Me volví hacia mi casillero, pero apenas tuve un momento de paz cuando Jongho se acercó de repente.

─¿No te vas a sentar con nosotros hoy?. ─ Preguntó, haciendo pucheros.

─¿Estabas escuchando a escondidas?─ Pregunté riendo.

─Siempre escucho a escondidas.

─No... Lo siento... Hoy me sentaré en otro lado. ─ Dije, tímidamente.

─No. Está bien. Conocé gente nueva.
Se social. ─ Él me dijo.

─Gracias por la motivación, Jongho.

─¡Eso es para lo que estoy aquí!.

Busqué a Wooyoung en la puerta de la cafetería, pero no pude encontrarlo entre la multitud. Casi me rindo, cuando una mano agarró mi muñeca y me hizo girar, haciendo que mi corazón se acelerara.

─¡Oye! Te estaba buscando. ─ Dijo, acercándome a la mesa.

─Estoy agradecido de haber traído mi almuerzo entonces, así no me buscas más.

¿Podría sonar más estúpido?

Él solo se rió entre dientes y me sentó a su lado.

─¡Hola, chicos! San, estos son Yeonjun, Amber y Sarah.

─Hola. ─ Dije en voz baja.

Sin embargo, Yeonjun simplemente me miró con sospecha, como si fuera un ladrón.

─Entonces, ¿Vas a la iglesia de Wooyoung?. ─ Sarah me preguntó.

─Um... Sí. De hecho, empecé a ir hace unos meses.

Casi les digo que mi mamá me obligó a ir, pero eso no parecía ser algo que ellos necesiten saber.

─Afortunadamente, estoy con Wooyoung que es agradable.

Yeonjun seguía mirándome algo mal, pero fingí no darme cuenta.

─Hablando de eso... Vamos a hacer una pequeña salida mañana después del grupo de jóvenes, si quieres puedes venir.

─¿A donde?. ─ Yo le pregunte a él.

¿Cómo podría sobrevivir mañana solo con ese chico?. Entonces sonó la campana, señalando el final del almuerzo. Todos nos levantamos de un salto para comenzar a dirigirnos hacia la puerta y, aunque me entristeció, Wooyoung y yo nos separamos para llegar a nuestras siguientes clases.

La salida llegó antes de lo que esperaba y antes de darme cuenta, estaba en su automóvil en el asiento del pasajero, escuchando música y escuchándolo cantar cada canción que se escuchaba.

Me senté a su lado en silencio, escuchándolo en un maravilloso silencio.

─Oh vamos. No puedes dejar que yo haga todo el canto torpe y malo. ─
Él se quejó divertido.

─Ah, mira, ahí es donde te equivocas.
Puedo, porque te arruinaría los oídos escucharme cantar. ─ Dije.

─No lo creo. Todos pueden cantar.
Solo tienes que encontrar tu rango.

La canción cambió de nuevo a una canción que amaba, y tenía tantas ganas de cantarla. Nunca había sido una persona nervioso, pero estaba sentado con este chico increíble aquí. Supongo que fue un poco intimidante.

─¿Te gusta ésta canción?. ─ Dijo, notando que mi cabeza se balanceaba con la música.

─Sí, es mi favorita.

─¿Por favor, canta? ¿Por favor?. ─ Él preguntó entusiasmado

Me lanzó toda la fuerza de sus grandes ojos azules y cedí al instante.
El coro comenzó y dejé que las palabras salieran de mí, tratando de mantener el tono. El coro terminó justo cuando entramos en un estacionamiento y cuando apagó el auto comenzó a aplaudir.

─Deberías unirte al coro de la iglesia.

Negué avergonzado

Seguí el juego, el suspenso y la anticipación se hicieron cargo de mí mientras me dirigía a averiguar el destino sorpresa de la salida.

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