LOS MESES DE INVIERNO
Los días fríos siempre eran los más difíciles, tener frío, estar desnudo y atado a su cama contra su voluntad, ser el juguete de hombres mayores que buscaban algo de diversión o directamente con quién desquitarse de las cosas malas que les pasaban en el día.
Su estómago dolía, no recordaba que había desayunado ese día si es que lo había hecho. Había momentos en los que actuaba como si disfrutará de todo, normalmente estaba borracho o le habían obligado a consumir cualquier cosa para ponerse contento.
Estaba muy jodido.
Estaba llorando, otra vez era golpeado por manos grandes, tenía dieciocho años recién cumplidos, su labio sangraba, su cuerpo pesaba, escuchó la voz del hombre. El último cliente de ese día.
— Te voy a desatar, no intentes nada. Si eres bueno la pasaremos muy bien.
Fue un segundo sin vista, Stiles tomó la botella de whiskey vacía que se encontraba sobre el colchón apenas sintió su muñeca libre. Fue un giró rápido, un movimiento tan veloz en el instante, como ver videos en cámara rápida.
Aquel hombre pervertido cayó al suelo pero no estaba del todo inconsciente.
A pesar de ello, Stiles estaba desatando su otra mano luego sus tobillos, sus manos temblorosas lo hacían más difícil, tenía miedo, todo dolía, sentía la cabeza a punto de estallar, la falta de alimento le hizo sentirse mareado pero eso no fue suficiente para detenerlo, tenía un cambio de ropa que usó en los días anteriores cuando fue por última vez con el trabajador social.
Se puso la camiseta, tomó el abrigo que el abusador llevaba al entrar. Rompió la ventana... Esa tarde escapó, su ropa haciéndolo sentir ajeno, escuchó un disparo al aire, su captor se dió cuenta de que estaba huyendo, había estado forcejeando con la puerta, luego buscó su llave.
Escuchó el disparo, no sabía de dónde venía pero no se quedaría a averiguarlo solo corrió más rápido, siempre fue bueno para eso.
"Stiles? Dónde está mi Stiles?" Decía la voz de su padre en la cabeza del muchacho que sentía sus pulmones quemando en dicha carrera. Eso era mejor que sentirse roto cada día.
Era un indigente, lo fue durante un par de días y casi sin darse cuenta había comenzado a frecuentar un sitio donde conoció a varios chicos que se dedicaban a lo que el hacía antes de escapar. Le sorprendió ver qué hubiese gente que lo hacía sin verse obligado pero no le importaba saber cuáles eran sus motivos.
A veces visitaba sitios donde los hombres pagaban por relaciones de una noche, ese día se había quedado solo a un lado del camino, era uno de esos días de invierno, tenía frío y estaba preocupado por lo que fuera a suceder si no encontraba dónde quedarse.
Imaginó lo que sería morir congelado y terminar como un desconocido en la morgue, el abrigo que había robado irónicamente le había sido robado también, su ojo estaba marcado por un moraton, sus costados tenían manchas violetas. Sus manos hacían fricción contra sus brazos buscando calor, encendió su último cigarrillo.
Quería ir a casa pero sabía que no tenía dónde vivir.
Se preguntó ¿Cómo sería volver al lugar del que escapó?
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Antología Sterekhistorias - Amantes (Editando)
Teen FictionCuando la vida se torna monótona cuando la casualidad te hace entender que tu alma gemela no era quien creías que haces? Que haces si quien se supone te da todo eso que sientes que necesitas no es más que un aprovechado pasado de listo que gusta bas...