Capítulo 14. Sorpresa, fatídica sorpresa.

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Dos cuerpos desnudos y sudorosos adornan la alfombra, el olor a fluidos íntimos es el indicador de la frenética entrega, muy parecida a estar en una montaña rusa con los ojos vendados, así de vertiginosa. Los ojimieles de Miguel son los primeros en abrirse, pues, para su mal, los rayos del sol bañan directo su rostro, mientras que su dulce y tranquila Anabel está cómodamente protegida por su ancho pecho, sin intenciones de despertarla, se levanta en contra de su voluntad. Pero, diantres, él sí debe cumplir con un horario laboral preestablecido a diferencia de ella.

Se aleja varios pasos para luego admirar con adoración aquel atrayente cuerpo que es de su uso exclusivo, al menos eso jura él, tan es así que metería sus manos al fuego por esa afirmación.

Treinta minutos después está listo para iniciar su jornada laboral, no sin antes hacer café y despedirse con un casto beso en uno de los moretones que ya empiezan a asomarse en el desnudo hombro de su esposa. El clip emitido por la cámara del celular le confirma que la imagen de su ángel vestida con el natural traje de Eva está almacenada en la galería de fotos.

Ocho meses más han pasado, Fanny, está cada vez más comprometida con sus estudios, ya ésta cursando el cuarto semestre, continúa orgullosa de su posición en el cuadro de honor, en esta ocasión, comparte el tercer lugar con Carlos, quien se ha vuelto su fiel amigo y confidente. Afortunadamente, en los meses pasados, fueron pocas las visitas de Matteo, solamente un par de horas algún que otro día, el tiempo necesario para una salvaje follada, aunque no le dé ni siquiera chance a quitarse las medias para luego simplemente marcharse.

Hoy debe reunirse con Carlos en el café de siempre para finiquitar la presentación de un trabajo de investigación de la cátedra de electrotecnia, si todo sale bien, dispondrán de unos merecidos días libres. Carlos le ha insistido que lo acompañe a él y a su familia a un fin de semana a la orilla del mar Caribe.

Tentada por la remota posibilidad de disfrutar, por fin, de esas anheladas vacaciones familiares, aunque lamentablemente no con su familia completa; hubiese dado una parte de sí misma para que él las acompañara, pero la sola idea de mencionárselo y tener como respuesta otra excusa egoísta digna de la escueta mente de Matteo le quitan las ganas de hacer el esfuerzo. Sin embargo, hoy ella espera convencerlo para que las deje ir, total esa sería una oportunidad de volver a disfrutar del aroma salubre del mar.

Como es de esperarse, la respuesta es un seco y rotundo; no, sin embargo, ella está cada vez más decidida de permitirle a su hija tener al menos una infancia medianamente feliz. Su alma se estruja en solamente pensar que Liz tenga los mismos amargos recuerdos que ella arrastra desde niña, así que con o sin su permiso, igual irán. Aunque eso tenga graves consecuencias, ya que él arremeterá sexualmente en contra de ella, seis años de convivencia le han enseñado que cuando no se hace la absoluta voluntad del omnipotente Matteo uno de sus castigos favoritos es someterla con nuevos y dolorosos juguetes sexuales, pero es un precio que está dispuesta a pagar con tal de ver feliz a Liz rodeada de personas que valoran el tiempo en familia.

Afortunadamente, ese fin de semana coincide con la gala mayor de la corporación, así que con tantos agasajos a los cuales ni ella ni su hija están invitadas, Matteo, ni se dará cuenta de la ausencia de ambas, total, él ni siquiera tendrá tiempo de ir a visitarlas. Lo que Fanny toma como una señal de Dios.

El siguiente viernes el vehículo de Carlos las recoge alrededor de las siete treinta de la mañana bajo una cálida briza veraniega. Las señalizaciones en la vialidad les indican que van rumbo al aeropuerto, extrañada, se gira para clavar sus ojos indagando por su destino. Una sonrisa sincera deja ver las dos hermosas hileras de perlas blancas que Carlos tiene en su boca, una de las cualidades que hacen agradable ver esa varonil sonrisa.

Bajo tu infidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora