Natasha suspiró ante la insistencia de la molesta asistente de Tony.
— Tengo que entrar. — Repitió por tercera vez la pelirroja.
La asistente rodó los ojos.
— Ya le dije que sin cita no puede pasar, el señor Stark es un abogado muy ocupado. — Dijo mientras la barría con la mirada.
Justo cuándo Nat iba a replicar algo, la puerta de la oficina del joven castaño se abrió y salió para ver a ambas mujeres
— ¿Pasa algo? — Preguntó Tony.
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La secretaría en seguida se puso de pie para sonreírle coqueta a el castaño.
— Así es, esta.. "mujer" — Dijo con desagrado. — Intenta pasar sin cita, sin embargo ya le dije que eso es imposible. — Mencionó con orgullo.
Natasha soltó una risita que descolocó a la secretaría, quien desarmó su sonrisa al ver cómo el castaño se acercaba hasta la pelirroja para rodear con un brazo su cintura y plantar un beso en su mejilla.
— Esta "mujer" — Recalcó Tony. — Es MI novia, y puede venir y pasar cuándo le dé la gana. Espero no volver a tener alguna queja, ni otra falta de respeto.
La mujer asintió mientras se tragaba la molestia.
Stark alzó una ceja, esperando algo más. La castaña comprendió y de mala gana soltó un "lo lamento, señorita".
— No te preocupes, mejor ve atraerme algo de tomar que hablar contigo me dejó sedienta. — Dijo con un tono "dulce" la pelirroja mientras dejaba su cabeza en el pecho el castaño, quien sonreía ante la situación.
La secretaria se fue mientras susurraba algunas maldiciones entre dientes. Anthony ya consideraba despedirla.
Invitó a su novia a entrar a su oficina y ambos tomaron asiento en un pequeño sofá.
— Y bueno, ¿a qué debo tu hermosa presencia? — Preguntó el castaño con la duda bailando en sus brillantes ojos marrones.
Nat aprovechó el momento para acercarse a el moreno, se sentó sobre su regazo y jugó con su corbata.
— ¿Acaso necesito una excusa para visitar a mi lindo novio en su trabajo? — Cuestionó con un puchero que hizo sonreír a el castaño.
No obtuvo respuesta, pero se estremeció al sentir la mano derecha de su novio apretar su cintura mientras que su mano libre acariciaba suavemente el espacio entre sus muslos.
Tony soltó un momento la cintura de su novia para mover a un lado su cabello pelirrojo y poder acercarse para besar y morder suavemente su cuello.
El suave y delicado gemido de Natasha terminó de calentar los motores del genio, quien sentía su erección crecer en sus pantalones. La pelirroja movió suavemente sus caderas sobre la entrepierna del castaño, haciendo que éste soltara un jadeo mientras mordía el cuello de la contraria.
