3. Accidentalmente mi familia

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[Narrador omnisciente]

Movimientos delicados, voz dulce, rostro angelical, y silueta perfecta.. eran tan sólo algunas de las características que muchas chicas se presionaban por cumplir toda su vida con tal de agradar a aquellos que las juzgan con tanta crueldad, y que desafortunadamente resultan ser todos aquellos que las rodean.

Canadá nunca se consideró una persona vanidosa ni mucho menos, pero más de una vez se había visto orillada a permanecer horas sentada frente al espejo con el único propósito de mejorar su apariencia, y tener la seguridad de que ese día al menos no habría tantas personas que la mirarían con rechazo al pasar junto a ellas con un aspecto menos "Ordenado".

Pasaba el cepillo una, dos, tres, miles de veces, todo con tal de desenredar su enorme cabellera pelirroja llena de rizos, los cuales caían y estorbaban en su rostro mientras trataba de maquillarse para ocultar su exceso de pecas y las marcadas bolsas obscuras que se formaban debajo de sus ojos color verde.

Elegir ropa era una tarea complicada. La mayoría de las chicas escogían su vestuario depende del lugar y la hora, las actividades que harán, y de quienes estarán acompañadas ese día. Canadá debía tener en cuenta esto, pero tampoco podía darle al mundo una oportunidad para rechazarla.. siempre había personas dispuestas a reclamar la farsa que era, o a decir que jamás se compararía con una mujer real. Así que salir sin maquillaje o con ropa catalogada como varonil no era una opción, por más cansada que estuviera ese día...

Los zapatos eran un poco más fáciles de elegir. Su altura sobrepasaba el metro ochenta, así que trataba de descartar los tacones altos para no llamar más la atención. Los zapatos deportivos y las sandalias sólo le creaban más inseguridades sobre el tamaño de su pie, así que su mejor opción siempre fueron los botines.

Las manos tampoco eran la parte favorita de su cuerpo. Las consideraba más grandes de lo que deberían, y era una tarea difícil ocultar el aspecto "masculino" que estas tenían; así que siempre se esforzaba por tener un lindo manicure y usar anillos o brazaletes que mejoraran el como se veía.

Ese sí que era un tema que le gustaba. Las joyas eran hermosas.. dirigían la atención a puntos estratégicos de su cuerpo capaces de ocultar lo que no le gustaba. Se adornaba con aretes largos, y no tenía problema en usarlos cada día, al igual que dijes con colgantes enormes, relojes, gargantillas. ¡Jamás era demasiado!

Fueron todas estas ideas en mente las que le ayudaron a elegir su vestuario por la mañana. Quedándose con un bonito suéter color marrón que resultaba algo holgado, pero le dio la silueta que buscaba cuando lo fajó en su falda color blanco de piel sintética; escogió un abrigo color beige, todo junto con un par de botas que tan sólo le añadían un par de centímetros a su estatura normal. Su maquillaje estaba perfecto, y los accesorios en tono dorado tampoco pudieron faltar en ella.

Esta vez, todo parecía ir bien durante aquella mañana mientras esperaba la visita de su hermano. El reflejo que tenía ahora le resultaba agradable, y USA era de las pocas personas con las que no se sentía presionada, así que realmente pudo disfrutar del proceso. Claro, hasta que que llegó la parte más dura para ella..

Tomó aire sólo para soltarlo en un corto suspiro mientras abría el cajón principal en su mesa de noche, éste estaba lleno de múltiples frascos de vidrio en pequeño tamaño, los cuales contenían distintas hormonas y estaban junto a un montón jeringas desechables y empaquetadas como si le pertenecieran a un hospital; eligió una de ellas antes de tomar uno de los frascos, sustrayendo de allí la cantidad de medicamento que debía administrarse ese día.

Caminó hacia el espejo lentamente, y aprovechando la falda que tenía puesta sólo tuvo que levantar su ropa un poco para que su muslo quedara al descubierto y así saber en donde insertar la aguja. Había sentido aquella punción tantas veces que no le resultaba doloroso en lo absoluto, pero eso no evitaba que una molesta sensación tendiera a invadir su pecho cada vez que esto pasaba.

- Nueve meses para amarte - Mexusa Countryhumans -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora