2. Al otro lado de la puerta

874 69 18
                                    

[Narrador omnisciente]

Para USA, el camino a su casa resultó más largo de lo normal estando en compañía del japones tras el volante, pues a diferencia de la mayoría de las ocasiones, parecía que aquel asiático se empeñaba en no dirigirle ni una mirada.

El norteamericano pasaba los segundos observando a través del cristal mientras el auto iba en movimiento, esperando que en cualquier segundo, el chico que iba a su lado al fin hablara. Sin embargo, mientras los minutos seguían corriendo el silencio no hacía más que alargarse, y a su vez, eso aumentaba la desesperación de USA por terminarlo. 

Buscaba cualquier excusa o comentario que le ayudara a tener la atención de Japón, pero ver de reojo como su rostro aún lucía serio le hacía temer por sus próximas palabras.

Podría soportar una situación así con cualquier otra persona, pero no con Japón. 

Después de todo, las personas cercanas a él ya le habían dado una gran ayuda para acostumbrarse al silencio. Con Finlandia ese era el pan de cada día, Brasil también solía enojarse por pequeñeces que olvidaba a las horas, y pelear con su hermana Canadá era algo fácil de solucionar; pero Japón.. eran muy pocas las veces que lograba molestarlo, y eran muchas menos en las que entendía qué hizo mal. 

- ¿La cabeza aún te duele? - USA se sorprendió cuando el asiático hizo esta pregunta. Por un momento creyó que él debería ser el primero en hablar

- Emm.. sí, algo

- Mira en la guantera. Debe haber alguna pastilla, tengo agua y compré algo de comida para ti antes de recogerte - La sonrisa en los labios del estadounidense se amplió con estas palabras, sintiendo como la tensión ya dejaba el ambiente que los rodeaba

- Y es por eso que odio a todos menos a ti - Expresó con ternura antes de hacer caso a las indicaciones del contrario, encontrándose con una pequeña caja de medicamento y un contenedor plástico lleno de fruta en trozos, la cual empezó a comer prácticamente de inmediato 

- Bueno, comprar tu amor nunca fue una tarea difícil, cariño - Soltó como una mera burla, recibiendo un pequeño golpe de parte del estadounidense

- Podría decir lo mismo - Habló con gran tranquilidad aún cuando tenía la boca llena de melón - Pero en realidad me gustaría saber qué fue lo que hice

- ¿De qué hablas? - Trató de hacerse el desentendido, pero la mirada que le dedicó USA le hizo saber que su enojo no pasó desapercibido -  Bueno.. no es muy divertido irte a recoger cada que terminas ebrio en algún rincón de la ciudad. Pero está bien, no es nada grave 

- Vamos, lo dices como si pasara seguido

- Es la tercera vez este mes

- Pues vele el lado bueno. El año pasado debías buscarme en bares o clubes, ahora sólo en casa de Brasil - Habló con una sonrisa nerviosa, esperando que el japonés al menos reconociera su "logro" 

- ¿Y no crees que es hora de que aprendas a conducir?

- No, por tres simples razones - Señaló antes de encajar su tenedor en un pedazo de sandía, llevándola a su boca - Primero, me aterra manejar en carreteras grandes. Segundo, los zurdos tenemos mayor probabilidad de terminar en un accidente de transito. Y tercero, si atropellara a algún animal al conducir me tiraría de un puente por la culpa

El auto se detuvo cuando uno de los semáforos se puso en rojo, dándole la oportunidad a USA de acercarse a Japón lo suficiente como para susurrar en su oído.

- Además, es claro que yo no necesito conducir. Ya tengo un chofer que es jodidamente sexy - El norteamericano comenzó dando una leve mordida en la oreja de aquel asiático, haciendo que esta se tiñera de rojo ante la claridad de su piel

- Nueve meses para amarte - Mexusa Countryhumans -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora