17. En nuestra contra

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[Narrador omnisciente]

Confusión, esa era una buena palabra que describía el estado actual de aquel país latino que recién iba despertando de su sueño, teniendo los ojos abiertos en su totalidad mientras su cuerpo se negaba a moverse, quedando paralizado por aquella imagen que tenía frente a él a primera hora de la mañana.

Como pocas veces ocurría, América se encontraba despierto desde muy temprano, y no sólo eso, sino que aquel país estadounidenses que tanto gozaba de ser un mueble más de la casa ahora parecía estar apresurado en poner en orden aquel hogar, limpiando cada rincón de las habitaciones como si su vida dependiese de ello.

México, por su parte, aún no lograba creer lo que veía; recién habría los ojos después de su profundo sueño en el sofá de la sala y ahora parecía que despertaba en una realidad alterna. América, el menos preocupado por la meticulosidad, y la persona por la que él se había convertido en un empleado doméstico, ahora limpiaba cual Blancanieves y Cenicienta combinadas, sino muy evidente para el latino que algo ocurría en aquel hogar.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó un adormilado mientras frotaba su rostro, quedando sentado en el sofá para que América caminara con velocidad hacia él

—Limpio, tengo algo de prisa; llevé tus cosas al armario del segundo piso, y dejé algo de ropa en mi habitación, puedes tomar un baño y cambiarte allá —Explicó de forma apresurada para hacer que el latino se pusiera de pie torpemente, comenzando así a doblar las cobijas que había usado durante la noche

—Dios mío.. ¿Estás bien? ¿O acaso el bebé ya terminó de enloquecerte? —Preguntó con poca seriedad antes de dirigir sus pasos hacia las escaleras, dispuesto a seguir la orden anterior; sin embargo, en medio del pasillo hubo algo que llamó su atención, y que le hizo detener sus pasos en seco antes de dirigir su mirada hacia el estadounidense— ¿Qué es ese olor? ¿Acaso tú... cocinaste? —Habló de lo más confundido, ganándose una mirada sarcástica de América 

—Muy gracioso, cielo, pero pedí comida a domicilio. Ahora sube, arréglate, y cuando estés aquí de nuevo sólo mantente cayado y asiente cuando yo lo diga —Expresó cual amenaza, haciendo que el latino soltara una corta risa

—Bien, bien, ¿Pero qué tiene de malo mi comida? Puedo aceptar que me trates como tu maldito títere, pero dudo que mis platillos deban pagar el precio

—No se trata de ti, es más.. complicado que eso... —Soltó con dificultad, comenzando con gesticulación de manos mientras apartaba la mirada tratando de pensar en qué decir— Escucha, esto es muy importante para mí, toda esta situación me pone nervioso, tenso, y a la vez me hace estar preocupado por el bebé, pero mis padres son personas complicadas, y ahora que estarán de visita aquí no sé como manejarlo, y yo sólo quiero-

—Espera, espera, espera... ¿Tus padres? —Soltó de lo más confundido para que el menor asintiera

—Sí, ellos.. me llamaron la semana pasada, parece que estarán en el país por algunos días, y ya que Canadá no está querían quedarse aquí por las noches. Traté de inventar algo diciendo que no podía recibirlos, pero pronto comenzó el interrogatorio

—¿Les dijiste que te divorciarás?

—No, pero planeaba hacerlo justo hoy.. —Habló antes de suspirar profundamente, pasando a sentarse en una de las sillas del comedor antes de que México lo siguiera, siendo claro que él aún tenía algunas dudas— Mis padres son personas conservadoras en muchos aspectos, y siendo honesto, ellos realmente adoraban a Finlandia; yo no soy precisamente su mayor orgullo, Can siempre fue perfecta como hija, y me costó un poco hacer que se sintieran tranquilos por mí. Tenían pocas esperanzas de que yo me casara, y cuando por fin pasó ellos estaban tan felices que nunca les expliqué los verdaderos motivos.. Fin ayudó a que yo ordenara mi vida, y creo que la noticia de que no estaremos más juntos será un poco complicado de manejar

- Nueve meses para amarte - Mexusa Countryhumans -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora