12. Entonces te quise

282 27 24
                                    

[Narrador omnisciente]

La nieve caía con lentitud desde las calles heladas de Polonia, aquellas que ya estaban sumidas en la obscuridad de la noche, con un cielo estrellado y una luna llena que Rusia lograba ver desde los amplios ventanales de aquella habitación en la que se hospedaba, y que ahora se encargaba de recoger, sabiendo que su larga estadía en aquel país finalmente iba a terminar.

Empacaba sus cosas en las enormes maletas que había llevado, doblaba abrigos, y trataba de dejar todo preparado para el día siguiente en donde al fin tomaría su vuelo para volver a su hogar, Moscú, el sitio en que después de tanto tiempo podría ver a sus hermanos reunidos una vez más; eso sin lugar a dudas era algo que lo hacía feliz, tanto, que resultaba la motivación suficiente de seguir empacando, aún cuando en sus pensamientos no dejaba de figurar una idea distinta, aquella que iba relacionada a cierto amigo suyo que lo ayudaba con su equipaje, y de quien no estaba listo para separarse de nuevo..

Finlandia, era sin duda alguien sumamente importante para él, y ese viaje fue todo lo que necesitó para darse cuenta que en su interior las cosas nunca cambiaron.. al contrario, todo seguía igual, y se maldecía internamente por ello.

Finlandia aún era su mejor amigo, y la única persona más allá de la sangre que parecía entenderlo.. Estuvieron siempre el uno para el otro sin importar lo que pasara, y la prueba estuvo aquella noche de invierno en el que la Unión Soviética cayó, con días posteriores que Rusia no hubiera podido soportar estando sólo.. aquel finlandés fue el único que tomó su mano el día que URSS murió, el único en quien pudo confiar para llorar con desahogo y el único que entendía perfectamente que más allá del faño que el soviético pudo causar en él y su familia, Rusia jamás dejó de verlo como un padre... De no haber sido por él tal vez nunca lo habría superado.

Y es que realmente se conocían de toda la vida.. habían jugando juntos desde su infancia, y entendían por completo la forma en la que el otro veía el mundo y a las personas.

Rusia era mucho más frágil de lo que cualquiera se imaginara, mientras que el nórdico era propenso a la nostalgia y sensibilidad extrema ante cualquier persona que le importara, puesto que por años le dio únicamente a Rusia, quien sobre cualquier cosa siempre quiso de no ser un problema o limitación para la felicidad de aquel finlandés que por décadas había provocado tantas emociones en su interior; y es que.. ¿Cómo no enamorarte de la persona que te sonríe a diario? Aquella que jura ser feliz sólo por pasar el día contigo, y luego por la noche te abraza para despedirte, formando planes y promesas de que a la mañana siguiente él estaría allí de nuevo, siendo toda la motivación que necesitaba para poderse de pie día tras día.. 

Claro que Rusia siempre supo bien la diferencia que había entre las emociones de ambos, y significado que le daban a su cercana relación.. y es que mientras en su interior la ilusión no se detenía, y cada mañana esperaba amanecer con la fuerza suficiente de confesar todas sus emociones en voz alta; su amigo finlandés no parecía estar ni cerca de percibir todo lo que provocaba en su interior, ni que cada toque y sonrisa aumentaba en creces sus latidos.. No es como si fuera algo difícil de intuir para el nórdico, pero aún cuando dentro si mismo siempre supo que había especial entre él y aquel ruso, la costumbre de verlo como a un amigo se convirtió en la una venda que ató a sus ojos por propia voluntad, cegándolo completamente hasta que llegó el momento en el que América apareció en su vida.. 

El día que Finlandia le propuso matrimonio al estadounidense, fue el día en el que Rusia entendió que podía soportar más vivir en el puesto que por años había sido suficiente; quería más, creía merecer más.. sin embargo, ver la alegría en los ojos cristalizados de Finlandia durante su boda, fue la mayor prueba de que debía hacerse a un lado, y sólo dejarlo ser feliz con alguien a quien genuinamente parecía amar. 

- Nueve meses para amarte - Mexusa Countryhumans -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora