Sinceramente...
Musoke no podía decir que no estaba feliz a pesar de todo, enterró de nuevo sus miedos y los horrores del ultimo mes en las partes más profundas de su mente, y se dijo a si misma que no tenía que volver a recordarlas.
Aunque los pensamientos jamás se iban en realidad.
Y cómo todo, en algun momento vuelven a perseguir a sus dueños, y les traen consigo los sentimientos que provocaron en ese momento.
Cuando caminaron de regreso para seguir a los otros, ella ni siquiera podía soltarlo, sosteniéndose firmemente de su abrazo y tratando de analizar de nuevo cada palabra que Slenderman había dicho hacía unos minutos.
Él, por su parte, solo se quedaba enganchado de ella, abrazándola por el camino en cuidadoso sigilo, de vez en cuando mirándola con cierta inquietud y temor, aunque esto no fuera obvio por la falta de un rostro con el cual expresarlo.
Le daba miedo lo que su otra parte haría, lo que pasaría si él volviera a perder el control...
Ya no podía dejar que nada le pasará a Musoke y estaba dispuesto a darlo todo, no iba a volver a perder su amor por culpa de Slenderman.
Y si lo pensaba bien, era la primera vez que sentía como si de verdad pudiera hacer algo.
Y con un demonio que aprovecharía eso.
Aunque muy dentro de si mismo sabía que tarde o temprano volvería a la prisión dentro de su propia mente y los instintos implantados en él, su propósito y su dolor volverían.
Pero por ahora
Al menos mentalmente
Él no era Slenderman.
Y no quería volver a serlo.
Eventualmente, bajo la lluvia, volvieron a encontrar el camino hacía los campos eliseos, que para sorpresa de Musoke no estaban tan lejos como ella pensaba.
¿O tal vez había sido que el tiempo paso de forma desapercibida y la dejó inamovible frente a él?
Cualquiera que fuera la razón, Musoke no estaba interesada en cuestionarla, finalmente iba a volver a casa y aquella duda tampoco tenía importancia en el momento.
En algún momento ella y Slenderman se encontraron subiendo por la montaña para entrar de nuevo a su hogar, sosteniendose mutuamente para subir la empinada cuesta que albergaba a los campos eliseos.
Musoke se dijo a si misma que nunca vio a Slenderman más humano que en ese momento.
Pues aquel que siempre parecía inamovible y firme frente al clima, ahora se mostraba encorvado por el frío y torpe ante la acción de escalar, la cual antes nunca había sido un problema, tropezando descuidadamente de vez en cuando, solo para ser sujetado por la albina y volver a subir.— No recordaba que subir esto fuera tan difícil — Comentó Slenderman con cierta burla.
Normalmente él habría sacado sus tentáculos y habría subido con más agilidad, sin ensuciarse o desacomodar su preciado traje que nunca se parecía quitar.
Los proxies lo habrían visto mal si hubieran visto el lodo que ahora manchaba sus manos y su ropa.
Sin embargo, Musoke descubrió que a ella le gustaba verlo así, porque dejaba de verse como una entidad perfecta a la que temerle, y se volvía tan solo su prometido, su amigo...
— Para ti nunca fue difícil — exclamó en respuesta tendiendole la mano.
La albina sintió el lodo resbalar por su mano cuando él la sujeto.
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𝕌𝕤𝕥𝕖𝕕𝕖𝕤 𝕝𝕠𝕤 𝕞𝕖𝕟𝕥𝕚𝕣𝕠𝕤𝕠𝕤 { Slenderman }
Детектив / ТриллерMusoke significa arcoíris, pero ella carecía de todo color. Ella era una novia vestida de rojo, que capto la atención de un monstruo que la necesitaba para entender un extraño palpitar en su pecho. Tu quizás no la conozcas, la llaman la madre de s...