9 - 𝕯𝖔𝖓𝖉𝖊 𝖑𝖆𝖘 𝖋𝖑𝖔𝖗𝖊𝖘 𝖓𝖔 𝖈𝖗𝖊𝖈𝖊𝖓

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Musoke los estaba esperando, estaba con Masky cuando escucho el ruido de voces fuera de la cabaña y poco después vió la puerta abrirse.

— Llegaron antes — Dijo Masky volteandose con ellos.

Y entonces ambos lo vieron.

— ¡Jeff! — gritó Musoke, corriendo hacía Toby, quién traía en sus brazos el cuerpo inmóvil de Jeffrey.

Masky corrió detras de ella, pero la albina ya estaba sobre él, acunando al menor contra su pecho, sacándolo del agarre del proxy. A su alrededor ellos solo podían mirar, entumecidos por la reacción de la jóven.

— ¡Masky tráeme vendas! ¡Algo! ¡Lo que sea! Necesito parar la sangre — grito con angustia.

Ella no podía creerlo, no podía estar pasando, hace unas horas ella estaba con él y estaba bien, él estaba bien, no podía ser que ahora su cuerpo se viera perforado por tres disparos, su ojos aunque no se podían cerrar no mostraban conciencia.

Entonces Masky se alejó de ella y fue rápidamente a buscar lo pedido, mientras que Musoke se quedaba con el niño, subiendolo por las escaleras entre tropezones, tan solo para llevarlo a la cama, Jeff se sentía demasiado pesado en sus brazos, yaciendo tan quieto entre ellos.

La albina lo tendió en la cama y se apresuró a sacarle la sudadera para examinar la herida, había entrado a decenas de cirugías, ésto no debía sentirse diferente, sin embargo, si lo hacía.

Jeff se sintió cálido entre los brazos de alguien, los brazos de la mujer a la que no necesitaba. Jeff quería alejarla de nuevo, escupir sus pensamientos y decir que no necesitaba que lo cuidarán, pero se sentía demasiado débil para hacer cualquiera de las dos cosas y solo se quedo ahí, quieto, mirando el borroso rostro de aquella mujer, intentando decir algo.

— Ya déjame — dijo el azabache en un suspiro.

Y entonces sintió dolor de nuevo, Musoke estaba presionando la piel y la herida, con la esperanza de sacar las balas que lo habían lastimado.

— Duele — Murmuró.

— Lo sé, aguanta un poco, solo un poco más — exclamó con preocupación.

Pronto, Masky llegó con las vendas y las agujas, junto con hilos que no estaban hechos para la piel, pero que eran lo único que tenían.

— ¡¿No se suponía que lo cuidarían?! — les reclamó la mayor, logrando sacar las balas después de mucho tiempo. Había demasiada sangre.

— No fue nu-nuestra culpa el se alejó y quiso hacer las c-cosas por su cuenta...— contestó Toby a secas, restándole importancia a lo sucedido. 

— ¡Entonces ayúdame!

— Estan haciendo mucho ruido...— dijo Jeff en un respiro, el resto de sus palabras muriendo en su boca, aún sin párpados, sentía que se estaba oscureciendo su visión, se estaba quedando dormido.

Musoke comenzó a pasar el hilo a traves de la aguja y aún temblando comenzó a suturar la herida, no había aire saliendo de las mismas, por lo que al menos ésto era una buena señal, pero aún así...no podía saber que otras cosas le pudieron haber pasado internamente...

Musoke estaba frenética, por alguna razón su mente había comenzado a torturarla,  haciéndole pensar en cosas horribles que Slenderman le haría si no lograba salvar al niño, él le había encargado cuidarlo y ahora no estaba segura de si lograría salvarle la vida.

Jeff había perdido mucha sangre.

No era como que pudiera hacer algo más...

𝕌𝕤𝕥𝕖𝕕𝕖𝕤 𝕝𝕠𝕤 𝕞𝕖𝕟𝕥𝕚𝕣𝕠𝕤𝕠𝕤 { Slenderman }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora