En el campo los rumores se toman como historias que pueden o no ser verdad, el acercamiento entre la gente hace más difícil que la misma los crea y es por eso que todo se mantiene en calma.
Pero la ciudad es una perra, un error y estás fuera. A nadie le importaba saber que había de fondo, los periódicos locales, la prensa y alguno que otro curioso, tenían siempre en mente sacar cosas desquiciadas a la luz, solo para mantener el morbo y la curiosidad de la gente en alto.
La vida de Musoke se había transformado en un infierno y estaba encerrada en esa prisión a la que alguna vez llamó hogar.Se sentía casi atrapada y por eso simplemente decidió irse, no sabía a donde, probablemente no la dejarían entrar a ningún lugar, pero aún así no soportaba las paredes que parecían susurrarle en el oído todo el tiempo.
No soportaba lo frío que se sentía todo.
Pero al salir a la calle, las cosas no eran diferentes, cada mirada, cada mal comentario, la gente se esforzaba tanto en hacer que se sintiera observada.
Todos estaban tan pendientes de sus errores.
— ¡Musoke!
— ¿Heather?
Detrás de ella, ahí mismo se encontraba su mejor amiga, corriendo hacía ella con cierto alivió y preocupación en su mirada.
Musoke sintió que ni siquiera tenía la energía para darse la vuelta y mirarla, pero aún así lo hizo y allí estaba ella en todo su esplendor.
— ¡Finalmente saliste! — Exclamó llegando a su lado, casi abrazándola, solo casi, porque la albina no se lo permitió.
— Realmente necesitaba respirar — Respondió ella con una mueca nerviosa
El rostro de Heather resplandecio con una amplia sonrisa. La expresión de una amiga que había esperado demasiado tiempo por su reencuentro y estaba genuinamente emocionada de ver a su compañera. Era una sonrisa que parecía haber desaparecido de los recuerdos de Musoke.
Vestida con la misma ropa cara y deslumbrante a la que ya estaba acostumbrada, extrañamente luciendo un anillo de compromiso en una de sus manos, Musoke vagamente recordo la conversación sobre como Jhon le pediría matrimonio en su graduación final de la especialidad médica.
— ¿Por qué no vamos a Laffy's? Así tomamos algo y hablamos — Mencionó la jóven sacando de su bolso las llaves de su auto.
Musoke sintió una fuerte presión en sus pulmones, demasiado fuerte como para sostenerse. Pero aún así asintió y camino con Heather al auto.
Casi no recordaba ese convertible ¿Siempre había sido tan blanco?
— Entonces — habló Heather — ¿Cómo has estado?
Casi pareció nerviosa al hablar.
— Estoy mejor ahora — respondió casi de inmediato — Estoy pensando en dónde puedo buscar trabajo primero...
— En la clínica del Pacífico estaban solicitando médicos familiares, tal vez podrías iniciar desde ahí — le comentó su amiga con una sonrisa.
— Eso suena bien, pero esta muy lejos, no creó poder irme...no ahora — replicó, su vista puesta en la ventana, en la lejanía juraba que podía ver a Slenderman moverse a través del bosque.
— Oh vamos, este pueblo se hace pasar por ciudad, definitivamente te iría mucho mejor en las grandes ciudades ¿Qué tal Nueva York?
— ¿Bromeas? No tendría descanso jamás — recalcó soltando una risa.
Las risas poco a poco se fueron apagando y Musoke no pudo evitar sentirse relajada por un segundo, Slenderman se había equivocado, no todos la odiaban...Heather al menos no lo hacía y eso era suficiente.
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𝕌𝕤𝕥𝕖𝕕𝕖𝕤 𝕝𝕠𝕤 𝕞𝕖𝕟𝕥𝕚𝕣𝕠𝕤𝕠𝕤 { Slenderman }
Детектив / ТриллерMusoke significa arcoíris, pero ella carecía de todo color. Ella era una novia vestida de rojo, que capto la atención de un monstruo que la necesitaba para entender un extraño palpitar en su pecho. Tu quizás no la conozcas, la llaman la madre de s...