5 - MUSOKE Y SLENDERMAN

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El corazón de Musoke no estaba hecho para el tipo de situación que estaba viviendo. No era porque fuera débil en realidad, definitivamente no lo era, pero en el momento en el que había saltado de la ventana con ayuda de Slenderman, su nivel de estrés había alcanzado un límite que ni siquiera ella sabía que tenía.

No era como esas cirugías complicadas en las que a veces tenía que asistir, no eran esos largos procedimientos que ya tenía memorizados para cuando tuviera que ser la instrumentista en el quirófano.

No era esa clase de estrés.

Y su corazón no estaba destinado a esa clase estrés, jamás lo estubo en realidad.

Su vida debía ser tranquila.

Pero ella estaba demasiado ocupada rompiéndose las uñas de los pies al correr por el campo, como para notarlo.

Tan solo esperando que su corazón pudiera seguir el ritmo.

Aunque por ahora, solo podía sentirlo saltar entre sus pulmones, juraba que latía tan fuerte que creía que rompería el pericardio y se saldría de su pecho.

Mirando con los ojos muy abiertos a Slenderman, quién se encontaba entre los árboles, moviéndose tan rápido que apenas le podía seguir el paso.

— Por favor espera — habló entre sus jadeos cansados por correr.

El lodo bajo sus pies y la maleza pegándose a su piel se sentían increíblemente incómodos, en su mente maldecia que Slenderman le hubiera obligado a quitarse los zapatos al salir.

Pero sabía que tenía razón, no debía dejar huellas.

Por poco había tenido que aguantarse los gritos de dolor cuando sintió que algo la había golpeado en el tobillo, una piedra.
Esperaba que Slenderman la socorriera cuando cayó al piso por el tropezón, pero él solo se quedo inmóvil en medio de los árboles.

Ahí ella entendió lo que eso significaba.

"Sigue moviendote"

Y así lo hizo, levantándose aún con el pie herido y comenzando a correr de nuevo.

No tardarían en darse cuenta de que ya no estaba en la habitación.

Pronto la atraparían, debía correr.

La lluvia se escuchaba tan clara en ese momento, juraba que nunca la había escuchado de esa forma.

De cierto modo le traía confort.

Un poco de calma entre su estresante huída de casa.

Todo para fugarse con alguien que ni siquiera poseía un rostro.

Toda una tontería...

Después de todo, ella lo había querido desde el inicio, aunque eso no hiciera mucho sentido. Incluso si no podía recordar con claridad que él la había empujado de la ventana y había tratado de matarle.
Parecía que era lo único que le quedaba... Cuándo godos los demás, todos aquellos a quiénes consideraba amigos, la habían abandonado.

Heather solo había vuelto para acusarla con las fotografías, Madison ni siquiera quería hablarle, no había visto a Erick y luego Jhon la abandonó sin siquiera escucharla.

¿Y Slenderman?

Slenderman se había quedado con ella, Slenderman la visitaba todos los días, Slenderman le había hecho compañía.

No los demás.

La verdad era evidente con todo eso, Slenderman era su único amigo ¿Entonces por qué había de negarse a la idea de escapar?

𝕌𝕤𝕥𝕖𝕕𝕖𝕤 𝕝𝕠𝕤 𝕞𝕖𝕟𝕥𝕚𝕣𝕠𝕤𝕠𝕤 { Slenderman }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora