Al día siguiente volví a ser tendencia en twitter. Esta vez por estar saliendo con uno de los hombres más codiciados de Londres. Todas las cuentas de chismorreos hablaban de ese tema y ni siquiera lo había oficializado realmente con Chris. Para el público éramos una pareja, pero para nosotros era algo un poco más complicado.
Era el último día de filmación, así que tenía que estar a tiempo en el estudio para poder probarme todas las prendas que Sophie me había diseñado antes de viajar a Londres. Una vez abajo, intenté evitar hacer contacto visual con Sabine, pues estaba segura que me esperaba una reprimenda. Ya me había escrito Freddy por mensaje en la mañana, diciéndome que él no estaba conmigo y que, por lo tanto, yo recibiría todos los golpes directamente.
—Empieza con los vestidos claros —dijo Sophie— y luego subiremos de tono. ¿Está bien?
Asentí y tomé el vestido que me ofreció.
—¿No te dijo nada? —pregunté.
—Tengo la sospecha de que no se ha enterado de nada. No tiene twitter.
—Maravilloso —dije, alegre.
—¿Es cierto lo de tu relación?
—Es complicado —dije—. Al parecer hago locuras impulsivas aún sin alcohol.
—Sí, fue una locura —corroboró—. Lo agarraste, lo besaste frente a su exnovia y lo declaraste como tuyo. Necesito que me enseñes tus técnicas.
—Te lo advierto —le respondí—. Serán muchos años de entrenamiento duro y de mucha vergüenza ajena, mi aprendiz querida.
Oímos el sonido de tacones acercándose.
—Chicas —llamó Sabine—. No es hora de chismes. Pónganse al día luego de terminar la filmación.
Asentí y fui directo al vestuario.
Me probé como mínimo cuatro tipos de vestidos: el primero era rojo con manchas de color negro en los hombros, el segundo vestido era de color dorado con blanco en el centro, el tercer vestido era uno de mis favoritos, ya que era de color azul marino con toques turquesas en las mangas. Y por último me probé el vestido de color negro con un diseño de ramas secas por toda la falda.
Eran como las tres de la tarde y en todo el día no había visto a Chris. ¿No se suponía que éramos un equipo? Debíamos trabajar juntos en el comercial, pero los de producción me dijeron que él quizá grabaría aparte.
Entonces él llegó. Ya estaba vestido con un traje negro muy lujoso y diseñado solo para él. Le quedaba esplendido, ajustado, brillante.
—Siento la tardanza —dijo Chris, dejando su abrigo colgado a un lado de la puerta.
—¡Hablando del rey de roma! —dijo Sabine.
—Ya está listo el set —dijo Jaime, el fotógrafo que había robado el corazón a mi amiga.
Sophie corrió para darme unos últimos retoques a mi maquillaje. Espolvoreó rubor en mi rostro.
—Ya llegó tu galán —me susurró ella.
—¿Quieres que te escuche? —le dije.
Él se acercó a nosotras. Miró a mi amiga.
—¿Podrías dejarnos un momento? —dijo.
—Te equivocas en algo con ella —dijo Sophie con tono amenazador— y yo misma arruinaré tu carrera.
Dicho eso se marchó para hablar con Jaime.
—Se ve que te tiene cariño —dijo Chris.
—Ella es como mi segunda hermana —le contesté, alisándome el cabello. No estaba lista para una conversación incómoda sobre el tema.
—Te ves bellísima —dijo y recorrió todo mi cuerpo con la mirada. Primero mi rostro, luego mi escote, luego mis piernas—. Esa falda corta me hace preguntarme cosas.
—¿Qué tipo de cosas? —Ladeé la cabeza, coqueta (o al menos intentando ser coqueta).
—¿Cómo se ha de sentir esa piel? —dijo—. ¿Hay algún tatuaje oculto? ¿No te da frío?
Me puse rojísima.
—Espero que te escuchen —dije bromeando—. Y que todos sepan lo pervertido que eres.
Uno de los camarógrafos me escuchó y volteó para vernos. Me puse mucho más roja.
—¡Divertido que eres! —exclamé.
Chris se carcajeó, tapándose la boca.
—Temes ser juzgada, ¿Jean? —preguntó Chris—. Eres una estrella en ascenso, así que debes acostumbrarte a ignorar lo que piensen de ti.
Me gustaba cómo decía mi nombre.
—Lo sé —musité—. Es una de las cosas a las que todavía no me acostumbro de la fama. Y lo peor es que yo soy la que arruina mi imagen pública.
—No vuelvas a decir eso, Jean —interrumpió—. Eres perfecta. Son ellos los que no se acostumbran a ver cómo brillas. Mira dónde estás, linda. Mira dónde puedes llegar si sigues siendo tan auténtica.
Me quedé en silencio. ¿Qué podía responder a eso? A pesar de que todo lo que había dicho había sonado como una rara compilación de frases trilladas de motivación, haberlo escuchado de su boca me reconfortó.
—Escucha, Jean —dijo—. Sobre lo de ayer...
—No sé si es momento de hablarlo.
—Exacto —me dio la razón—. Quedamos para una cena hoy después de filmar. ¿No vas a cancelar?
—No pienso hacerlo —confesé.
Sabine nos llamó para empezar con el trabajo.
Todo el set ya estaba preparado y Jaime estaba listo para tomarnos nuestras fotos con los nuevos envases del perfume. En total no sabría contar la cantidad de poses y de fotos que nos había tomado, pero de seguro, y como era costumbre, más de la mitad serían descartados esa noche por el editor de imagen.
Luego hicimos la primera toma del filme que sería estrenado en una cena de gala de la agencia en un mes. No me consideraba buena actriz, pero afortunadamente no tenía que decir ninguna frase, pues habría una profesional haciendo una voz en off soltando el eslogan de la marca hasta el hartazgo.
Al terminar la noche, y luego de que se hayan ido todos los del equipo de producción, subimos unas fotos a instagram y luego quedamos completamente libres. Sabine volvió a salir a alguna reunión, Sophie aprovechó para verse a escondidas con Jaime y Chris se quedó conmigo en la casa. En la enorme, vacía y lujosa casa.
Yo estaba completamente nerviosa.
¿En serio ya éramos pareja, o solo algo más que amigos? No estaba segura del motivo por el cual había hecho lo que hice en la cena de gala. ¿Celos? ¿Era una tonta? Lo único de lo que estaba segura era que sentía muchas cosas por él. Cosas no muy aptas para explicar. Y esa noche sería crucial, porque estábamos solo él y yo. Solos.
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El Modelo Británico (Romance)
Teen FictionJean tiene mala fama. Chris es un sex-simbol. A pesar de su mala fama, Jean Swinch, aspira a ser una modelo mundialmente conocida. Tras firmar un contrato con una famosa marca de perfumes, deberá viajar a Londres, pero, a pesar de que era una...