13 - 💄¿Podría acercarme un poco más?💄

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No fuimos a cenar esa noche. Ambos quedamos con ver una película en la sala mientras compartíamos un tazón enorme de popcorns con mantequilla. Él decía que ya estaba un poco harto de las tradiciones inglesas y de cuidar tanto su imagen, así que intentamos, lo más que pudimos, de ser quienes éramos realmente fuera del escenario. Era raro verlo tan despreocupado, sin estrés.

—Escucha —le dije—. Sobre lo de ayer...

—Sé que fueron los celos —interrumpió.

—¿Lo notaste?

—No te preocupes —dijo, seguro de sí mismo, como siempre—. No me pareces una maniática. De hecho fue muy tierno. Y ese beso..., uff.

—Me alegra no haberte espantado —dije.

—Ahora la gente cree que somos pareja —dijo—. Deberíamos fingir que lo somos, ¿no te parece?

—Deberíamos —aprobé.

Él daba la impresión de no darle mucha importancia al asunto. Al menos eso creía.

—¿Qué veremos, novia? —dijo medio de broma, tomando el mando de la televisión como si fuera su casa.

—No tengo idea, novio —continué con el chiste.

De pronto sonó un trueno ruidoso afuera.

—¡Mierda! —me asusté.

—Parece que comenzó a llover —dijo a la par que se escuchaban las ventiscas azotar los árboles.

Me pasó el mando de la tv.

—Busca algo, Jeanette Swinch, antes de que me decida yo —amenazó— y termine poniendo una película de terror.

—¿Te gustan las de terror? —pregunté, tomando el mando. Yo no estaba acostumbrada a ver películas con otra persona que no fuera mi hermana—. A mí me dan miedo.

—A mí me dan gracia —replicó él—. Las de ahora son puras caras feas apareciendo de repente.

—Entonces voy a elegir yo.

Me tiré y acomodé a su lado en el sofá y busqué rápidamente la película más romántica posible. Alguna de Adam Sandler nunca fallaba. Hacía mucho frío afuera, pero afortunadamente había calefacción en el interior de la mansión. No sufriríamos las inclemencias del clima.

—Veremos esta —le dije.

—¿Comedia norteamericana?

—¿No te gusta?

—Estoy dispuesto a verla si es por ti —dijo.

—Muy romántico...

De pronto, y sin haberlo esperado, todas las luces se fueron apagando. La televisión se apagó y nos quedamos completamente a oscuras. Una maldita desgracia.

—¡La calefacción! —rugí.

Pronto comencé a sentir el frío. Qué momento más inadecuado para que se bajara la energía eléctrica.

—No te preocupes —dijo él. No lo veía, pero sabía que estaba cerca de mí—. Aún podemos ver la película en mi teléfono. Solo déjame buscarlo...

Pasó su mano por mi pierna y me dio escalofríos. Mi corazón pronto pareció imitar a un formula 1. Por un momento deseé que dejara su mano allí un rato más.

—Parece que encontraste otra cosa —bromeé.

—Lo siento... —musitó—. ¡Lo encontré!

Encendió la luz de su pantalla. Aquello me dejó ver de nuevo su rostro pálido. El frío también lo hacía temblar.

El Modelo Británico (Romance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora