El Modelo Británico (Romance)

09 - 💄¿Que soy una furcia?💄

Al día siguiente desperté con unas ojeras de drogadicta en recuperación. Ver una maratón y dormir a media noche no era algo a lo que estuviera acostumbrada. Con Luisa veía una película y ambas nos quedábamos dormidas casi llegar al final. La extrañaba.

Bajé por las escaleras hacia la sala. En el comedor todos estaban desayunando.

—Y me pase un poco de maquillaje —dijo una voz. Me pareció extrañamente conocida.

Me asomé a la escalera y noté que era él. Christopher. ¿Qué hacía allí a esa hora? ¿Qué hora era? El dolor de cabeza y acabar de levantarme me hacían tener una cara de pocos amigos. Todo el mundo se levanta con el pie izquierdo un lunes.

Con muy pocas ganas bajé y todos me miraron.

—Hoy tienes las sesiones para la demostración —me comentó Sophie, ya vestida y perfumada como si no se hubiera pasado la noche conmigo.

Yo me senté a su lado.

—Lo olvidé —dije—. Voy a vestirme, lo juro. Solo déjame descansar un segundo.

Chris me vio y se le puso la cara roja. Dejó de hablar con su estilista y se acercó hacia nosotras.

—Hola —dijo.

—¿Solo hola? —pregunté.

—Quería disculparme por lo del twitt.

—Ya el daño está hecho —dije.

—Perdón, no sabía que eras tú —dijo—. Es que se ven tan distintas. Eres más hermosa en la vida real.

¿Era fea en fotos, entonces?, pensé. De eso consistía mi trabajo: de salir linda en fotos. Entonces recordé las palabras de Sabine para no terminar dándole una patada al chico que tenía en frente. «Una mujer debe decidir si un problema es relevante o no», me había dicho.

—Pero ya no importa —le dije—. ¿Qué decía ese retwitt? ¿Que soy una furcia regalada?

—Es un poco más vergonzoso —dijo, sacó su teléfono y me mostró lo que estaba escrito.

christ0k24 retwitteó: «Dios, como envidio a ese tipo —decía el twitt sobre las fotos del balcón—. Desearía ser yo el de la foto».

Puse mi mano en la boca y me reí a carcajadas. Me puse roja al instante. Todos me estaban viendo.

—Lo siento —le dije—. Si hubiera leído eso antes de la cena, no te hubiera hecho todo ese drama.

—Descuida —dijo él, avergonzado—. No volveré a ir a ese lugar, lo juro.

—Chicos —dijo Sophie—. Sabine me escribió. Dice que nos apuremos con irnos. Tenemos un evento hoy y no hay que llegar tarde. De esto depende nuestra imagen. Es una noche muy importante.

—Eso dice para cada evento al que vamos —bromeó Chris. Se le había pasado el rubor.

Una hora después ya habíamos subido al carro de Chris. Él iba a ser el conductor que nos iba a llevar al evento. En otros tiempos era Freddy el que me llevaba en su carro, así que ver un hombre al volante me dio cierta nostalgia. Antes de que lleguemos, Sophia pidió detenernos en una cosmética, pues se le había acabado un maquillaje que según ella era muy importante para galas.

—Te ves nervioso —le dije a Chris.

—Es por el evento —dijo él.

—No mientas, eres todo un profesional.

—Mira —dijo. sus ojos se fijaron en mí—, la noche de anoche me di cuenta de que siento cosas por ti.

No estaba segura de si esos repentinos latidos acelerados eran por beber mucho café o por aquella declaración. Simplemente no sabía cómo responder.

—Hace mucho que no conozco a alguien que me interese tanto —confesó—, que me alborote las emociones de esa forma. No sales de mi cabeza, Jean.

—Chris...

—No hace falta que digas nada.

—Me gusta que seas tan... sincero.

—Es que no quiero comenzar las cosas mal —agregó—. No quiero fingir que no me atraes, que no quiero llamarte por las noches o que no siento nada.

—También siento cosas... por ti —dije, casi como una tartamuda—. Pero no estoy segura de mezclar trabajo con..., con esto.

—¿Entonces cuando?

—No lo sé, Chris. Dame tiempo.

—Te esperaré lo necesario —dijo él.

Entonces, antes de que la cosa se ponga incómoda, Sophie volvió con una mochila llena de maquillaje. Era una adicta a comprar, pero no lo quería admitir.