Capitulo 34. Allison

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Melissa siempre me decía esa frase, fue lo primero que me dijo el día que nos conocimos, escucharlo de nuevo hacia que todo dentro de mí se revolviera de una manera que no podía explicar.

Casandra salió de la casa y nos interrumpió - Daniel, llegaste justo antes de irnos, por poco y no nos encuentras.- sonrió amplia mente para que nosotros también lo hiciéramos, ya que por la escena de hace unos segundos los dos teníamos una cara impresionante de sufrimiento - ¿Nos acompañas? iremos a visitar a Melissa.- mire a Daniel algo preocupada; no quería que la visita a Melissa lo afectara más de lo que debería, no podía permitir que eso pasara, un colapso más y lo perdería.

-¿Cómo te sientes Daniel? no tienes por qué ir, ve a tu casa y tranquilízate, llama a Aiden, así te distraerás con él. - le dije animándolo para que no fuera con nosotras, sabía que no se negaría a pasar tiempo con su novio.

-Iré con ustedes; quisiera ir a su tumba y decirle algunas cosas. – me respondió y al mismo tiempo se levantó.

-¿Estás seguro?- al preguntarle me dio una mirada de te estoy hablando muy enserio -De acuerdo, entonces ¿me sigues?-

-Si- me respondió Daniel.

Casandra subió a mi camioneta y Daniel a la de él, y yo me subí a la mía, la encendí y me dirigí al cementerio; no sabía en donde estaba Melissa así que Casandra me dirigía. Daniel nos seguía muy de cerca ya que él tampoco sabía.

Al llegar nos dirigimos al estacionamiento para dejar las camionetas, caminamos hasta la entrada del cementerio, Daniel y Casandra entraron pero yo no lo hice, me quede parada sin moverme, de repente sentí que algo se me había olvidado, pero que podía ser, o por dios las flores, dije que le traería flores y no lo hice.

Casandra y Daniel se detuvieron en seco al ver que yo no entraba y que estaba hundida en mis pensamientos.

-Allison, estas bien, como te sientes.- se acercó Daniel a querer ayudarme.

-Sí, es solo que no le traje flores, tengo que ir a conseguir unas.-respondí rápido.

-Después podrás traérselas, hay que entrar.- me respondió Daniel dirigiéndome a dentro.

-No, ustedes entren, yo iré a comprarlas, estaré con ustedes en unos minutos.- dije mientras les daba una mirada rápida a los dos.

Volví a la camioneta y cuando estaba a punto de encenderla recordé que a una cuadra de ahí estaba una señora que vendía rosas, baje de la camioneta la cerré y corrí hasta que llegue con la señora.

-Hola, ¿me puede vender 30 rosas?

-¿30? ¿Estas segura?- la señora se sorprendió demasiado por la cantidad de rosas que le pedí.

-Sí, ¿ya no tiene?- le pregunte preocupada.

-Claro, en un momento te las doy.-

Al darme las rosas volví al cementerio corriendo, pero al cruzar la entrada me detuve de golpe, creo que mi respiración se escuchaba hasta el otro extremo del cementerio.

Vi a Daniel hincado al lado de una tumba, y Casandra solo estaba parada observando; Yo estaba tratando de ser fuerte para no preocupar a Daniel pero por más que lo intente no pude, me deje caer al lado de la tumba de Melissa y no pude evitar llorar, pero no era un llanto típico de dolor si no con sentimiento por ya no tenerla junto a mí.

Llore todo lo que tenía que llorar hasta que mi cabeza comenzó a doler, Casandra y Daniel no se habían movido ni un centímetro en todo el rato que estuve tirada en el piso, le acomode el ramo de rosas que le había comprado a Melissa.

-Allison creo que ya es suficiente, esto no te hace bien y yo sé que querías desahogarte pero esto ya es torturarte, y no voy a ser parte de eso, es mejor que ya nos vayamos.- me dijo Daniel mientras me levantaba del suelo.

***

Aun no me explico cómo es que llegue a casa, desde que llegamos al cementerio estaba perdida, sentía como si mi alma se hubiera ido con Melissa y solo estuviera mi cuerpo haciendo cosas por inercia.

Cuando volví de mi pérdida total de la cordura estaba en mi habitación sola, de seguro Daniel me había traído ya que fue lo último que escuche, que me sacaría de ese lugar, pero al parecer no me había sacado de mi trance; me levante de un salto y me dio uno de mis locos impulsos y salí de la habitación por la ventana, me senté en el tejado de la casa, solo estaba ahí pensando y recordando todo lo que había vivido con Melissa, aun no podía creer que ella ya no estaba conmigo.

¿Lejos? ¡Nunca!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora