Capitulo 37. Daniel

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Todo estaba pasando muy rápido, en dos minutos le quite la ropa y ella a mí, estábamos completamente desnudos sobre la cama, besándonos. Yo le besaba el cuello mientras jugueteaba con mis dedos sobre su espalda, luego besaba sus pechos. Se podían oler nuestras endorfinas desde la recepción, nuestros cuerpos estaban tan juntos, como si fuésemos una sola persona.

Ella comenzó a besarme el cuello y a bajar lentamente la mano por mi abdomen, dio un gemido y subió la mano, esta vez por mi espalda, llego hasta mi cabeza y metió sus dedos entre mi cabello, lo mismo que yo estaba haciendo, le pasaba mis manos por su cabello y se lo revolvía.

Se dio la vuelta y le comencé a besar la espalda, la nuca y a oler su cabello, le besaba la parte trasera de la oreja. Fue ahí cuando la cosa se puso mucho más tensa.

***

Me desperté, Allison ya no estaba conmigo, no se escuchaba nada, no había ruido proveniente de ninguna parte, me comencé a preocupar.

- ¿Allison? – pregunte, pero no hubo respuesta.

Tocaron la puerta, me puse un pantalón y una playera lo más rápido posible, abrí la puerta, y para mi sorpresa no era Allison, era una de las mucamas.

- ¿Daniel Bates? – preguntó.

- Sí, soy yo. – conteste.

- La señorita Allison me dijo que lo esperaba abajo en el restaurante, ¿Quiere que lo lleve?

- Si, por favor.-

No me había dado cuenta de la belleza del hotel, tenía un estilo barroco muy hermoso, pero sin embargo era muy moderno. Tenía pinturas de Miguel Ángel que pude reconocer, y muchas copias de la mona lisa.

Al llegar al restaurante había por lo menos, poco más de cien mujeres rubias, pero sin embargo su melena ya me era tan conocida que me adentre en el con decisión, la mire en una de las mesas de la ventana, estaba de frente a ella, y no tenía duda alguna de porque, había una vista hermosa frente a ella, a lo lejos se levantaba la torre Eiffel. Me acerque y le di un beso en el cachete.

- Hola princesa. – le dije en el oído.

- Pensé que jamás despertarías. – me dijo un tanto burlona.

Me reí con sarcasmo. – ¿Recuerdas que la última vez tu despertaste a las 2:00 p.m.?

- Odio que tengas la razón. – dijo volteando los ojos.

- ¿Sabes? Estoy comenzando a pensar que odias todo lo que yo hago, eso no es justo, que pensara la gente.-

- Eso no me preocupa.-

Me reí burlándome de la afirmación, que sabía, era cierta, pues nunca le ha importado lo que piensen de ella, es lo que la hace especial.

Desayunamos algo típico, croisants de jamón con queso manchego.

Al volver a la habitación le dije a Allison que se preparara para salir a conocer, y eso hizo se metió a la ducha, al poco rato después de que salió, me metí yo y me bañe rápidamente. Mientras me cambiaba estaba pensando en el lugar perfecto para llevarla, de inmediato me vino a la mente: "Pont des Arts."

La llevaría al mejor lugar de parís, y colgaríamos nuestro propio candado en la rejilla, y juntos tiraríamos la llave al fondo del rio.

- ¿Lista? – pregunte con una sonrisa.

- Lista. – dijo Allison con mucha seguridad, luego sonrió y le tome la mano.

Salimos de la habitación y una señora como de treinta años de edad nos detuvo y nos dijo:

- Depuis quand sont mariés?-

- ¿Qué dijo? – pregunto Allison.

- Dijo que: "¿Desde cuándo estamos casados?" – traduje para Allison. Luego me dirigí a la mujer. - Nous ne sommes pas mariés.-

- Dommage, ils sont un beau couple. – Contestó la dama.

- Merci. – le dije, y nos fuimos a nuestro turístico viaje.

Ya estábamos afuera esperando el taxi, y me di cuenta de que Allison se había quedado pensando en la traducción de la mujer así que le dije:

- Que pena, son una bonita pareja.

- ¿Qué? – dijo Allison confundida.

- Eso dijo, la mujer. Qué pena, son una bonita pareja.

- Oh. – se limitó a contestar.

El taxi llego, y nos subimos a él. De inmediato le dije al hombre:

- Pont des Arts, s'il vous plaît.-

- Oui. – asintió el hombre.

***

- Pensé que iríamos a la torre Eiffel. – dijo Allison.

- Después, quiero darte una sorpresa, espera aquí. – le dije mientras se sentaba en una banca del puente.

Me dirigí corriendo a una tienda y encontré un candado perfecto. Luego volví a con Allison, me puse de rodillas y le di el candado.

- Tú y yo pondremos un candado en esa reja. – le dije entusiasmado, a ella se le formo una sonrisa.

- ¿Qué? Es genial. – dijo mientras tomaba el candado y lo habría con la llave.

Nos dirigimos a una de las partes que tenía un pequeño hueco, suficiente para poner nuestro candado. Ella lo puso y juntos lanzamos la llave al canal, vimos cómo se hundía, ahí se iba a quedar por siempre, incluso cuando nuestro amor terminará.

¿Lejos? ¡Nunca!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora