Capitulo 17.Daniel

16 0 0
                                    

Al regresar a la casa de Allison, sentía deseo de reclamarle por su salida repentina, y no lo sé, creo que de alguna manera estoy comenzando a sentir celos, pero es que, me he dado cuenta de que Melissa la está usando, solo la llama cuando quiere. Y en la escuela, ni la conoce.

Nos sentamos todos en la sala, estaba saliendo una película en la televisión, era sobre un joven que era homosexual y su madre era tan creyente de dios, que pensó que su hijo, al morir iba a ir al infierno, se llamaba "Plegarias por Bobby", era muy triste.

Todos mirábamos la película, mientras esperábamos la llegada de Thomas, el papá de Allison, pero como no llegaba y ya se estaba haciendo tarde, decidí que yo les prepararía la cena, como muestra de agradecimiento. Así que me levante y me puse en marcha.

No tenían mucha comida decente en la alacena, de hecho, solo tenían comida rápida. Y en el anaquel del final, encontré justo al fondo, un paquete de pasta para lasaña, fui al refrigerador y encontré todo lo necesario para la salsa, y para el relleno. Me asome un poco y me di cuenta de que Ashley y Allison estaban abrazadas en el sillón, llorando. Quise soltar una carcajada, pero eso haría que me descubrieran.

Prepare la salsa y el relleno, lo más rápido posible. Puse mantequilla en un contenedor rectangular y puse una capa de pasta, luego relleno y un poco de salsa, lo repetí hasta llegar al borde, puse mucho queso mozzarella, y lo metí al horno.

Mientras la cena se calentaba, me fui al comedor y prepare la mesa, puse un mantel, platos, vasos y cubiertos. Luego fui a revisar la lasaña y la pique con un tenedor para ver si ya estaba lista, todavía le faltaban unos diez minutos.

La puerta de la cochera se abrió y el papá de Allison entro por la puerta del garaje, me acerque a Allison y le dije:

- Ve con tu papá, lleva a Ashley contigo y mantelo ahí. Les tengo una sorpresa.

Allison asintió y se fueron a la cochera, saque la lasaña del horno y la puse en la mesa. Me dirigí a la cochera y les pedí que me acompañaran, cuando estuvimos a punto de llegar al comedor, les pedí que cerraran los ojos, los metí uno por uno y le dije:

- Sé que esto no tenía que hacerlo, pero de alguna forma, ustedes lo necesitaban, pueden abrir los ojos.

Al abrir los ojos, todos se quedaron tan sorprendidos que casi lloraban. Continúe diciendo:

- Siéntense, esto es para ustedes, quiero agradecerles por lo que han hecho por mí, y quería hacerlo, preparándoles una cena de verdad.

Se sentaron y comimos como en una familia. Toda la cena fue totalmente distinta a las demás, no teníamos que cenar en el cuarto o en la sala, ahora si era una cena en familia, todos alrededor del comedor.

Cuando la cena termino, cada quien se levantó para lavar su plato, lave el mío y luego me fui a mi habitación.

Espere a Allison con mis pastillas, y mientras llegaba, me puse los audífonos de Allison, de nuevo me quede dormido, pero desperté cuando Allison llego para darme las pastillas. Me las tome y le pedí que se quedara.

- Quédate, por favor. — suplique.

- Tal vez luego, - dijo con una mueca. — Daniel, mañana hay clases.

- Wow, ¡Cierto! Olvidaba que las clases son tan importantes para ti. — dije con una sonrisa, ella puso los ojos en blanco.

- Odio tu sarcasmo. — soltó una risilla y se recostó a mi lado.

Al principio estábamos con unos quince centímetros de por medio, pero luego ella se acercó y se recostó en mi pecho, de inmediato trate de respirar lento y a controlar mis latidos. "Inhala, exhala" repetía, "inhala, exhala".

Pero aunque quisiera no podía dejar de pensar en ella de esa forma.

Me di cuenta de que se estaba quedando dormida, y lo entendía, así que me moví un poco para que ella se durmiera en la cama y yo en el sillón, no me importaba estar incomodo, con el solo hecho de verla dormir, podría hasta sentir que dormía en las mismas nubes. 

Pero cuando me moví, escasos centímetros y ella se levantó, luego me miro y me dijo:

- Lo siento, me estaba quedando dormida.

- Si, lo sé, pero no te preocupes.

Sus ojos brillaban tan hermosos con tan poca luz, y sus labios tan suaves y bien formados, me pedían a gritos que la besara, pero yo no podía hacerlo, ella se había convertido en alguien muy importante para mí, y perderla de la manera más estúpida, no aplica con ella.

Me acerque a ella, centímetro a centímetro, ella no se percataba de ello porque estaba a punto de caer dormida de nuevo. 

La tome del cuello y la bese, de inmediato ella me empujo. Me sentí como un idiota por haberle robado un beso, pero ella no se veía molesta, de hecho solo pasaba sus ojos por mi rostro, como si no me conociera.

Luego se acercó a mí, y me beso de nuevo. Mientras sus labios se aplastaban contra los míos, mi cerebro no daba para más, así que me separe de ella, y nos tumbamos en la cama. 

Se recostó sobre mi pecho, y me quede profundamente dormido.

¿Lejos? ¡Nunca!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora