Capítulo 27

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El sentimiento de estar sola me persigue, sentir que nada puede arreglarse y a la vez si, esa sensación de mentirle a unos ojos que te miran con ilusión, saber que tengo un tiempo limitado es una odisea, duele reír, llorar, ver el reloj, ver tus cosas favoritas o a esas personas importantes. Tener ese pensamiento de que en un tiempo dejarás de verlos, o que no los disfrutas lo suficiente.

A veces he pensado que no es tan difícil ser yo, para así darme un poco de ánimos a la hora de enfrentar todo, he perdido la batalla más fuerte de la vida y esa es estar muerto cuando aún vives, hay tanto que debo perdonarme a mí misma, pero no tengo ganas de hacerlo.

Tengo un lindo pensamiento y es tan raro que sea uno de los que más me duela, no quería caer en ese cliché de la típica historia de amor que trata de amar hasta el día en que te vayas, pero ver pasar el tiempo tan rápido es justo eso lo que quiero hacer.

Quiero disfrutar de él, de cada uno de sus detalles, de su perfecto rostro, de sus palabras, de sus labios, de su manera particular al reír, de la forma en la que camina, ir una vez más en su motocicleta y sentir ese viento, su cabello negro azabache ir hacia atrás, sentir su fragancia a café y pasteles, dejarla tan marcada en mí para sentir que la llevo conmigo.

Me siento una egoísta a querer dejar una marca en él, realmente no quiero que me olvide. Quiero que siempre recuerde mi nombre, las veces en la que lo bese. Si quiero ser suya solo por una noche, al menos le pido a la vida que antes de que mi corazón deje de latir sentir lo tanto que puedo amar.

—Mamá... —ella voltea dándome atención, el poco destello de sol entrante por la ventana que da directo a su rostro la hace ser hermosa—. ¿Alguna vez tuviste un amor que recordarás toda la vida? —pregunto intentando recibir una respuesta que me ayude a sentir mejor.

Ella sonríe y asiente, -Sí, creo que todas las chicas los tenemos o tal vez cada persona que sabe amar habrá alguien que siempre recordará y no necesariamente tu primer amor, tal vez no tú primeras experiencias, no quiero decir que actualmente ames a ese alguien, pero esa persona podría llamarse tu definición de amor, puede que tal vez sea tu pareja de toda la vida, es depende de lo que el mundo quiera -y este se convierte en uno de esas frases que no sabes qué pensar o cómo interpretarlas, simplemente tomarlos y que se adapte a la vida de cada persona.

—Háblame de él, ¿cómo era? —dudo que realmente sea mi padre, he visto como ella se obliga a amarlo, o como sus ojos no tienen ese amor especial que representa un alma enamorada.

—Él era muy especial, realmente muy decidido y un poco loco —mi mamá sonríe—. Era una persona en la que yo confiaba plenamente, él era todo para mí, era mis risas, era como un viento que desordenaba tu cabello, pero te encanta la delicadeza que roza tu rostro —los ojos de mi madre se iluminan al imaginar, me duele verla así, sé que no siente lo mismo por mi padre, él no merece a una persona como mi madre.

—¿Qué pasó con él? —la sonrisa es borrada de inmediato y mi pregunta queda en el aire unos segundos.

—¡Termino odiándome por el resto de su vida! —Auch.

—¿Por qué dices eso? —mi madre niega y sus ojos se humedecen.

—Rompí su corazón, estaba enojada y tomé una mala decisión que cambiaría mi vida por completo —ella suspira tranquilamente—. Fui cobarde por mucho tiempo y hay secretos que aún mantengo hasta ahora de los cuales nunca voy a perdonarme.

—¿De qué hablas mamá? —ella sonríe y me mira fijamente.

—No es momento de que lo sepas, pero pronto te lo diré —asentí con mi ceño fruncido sin entender la situación, hay muchas dudas en mi cabeza.

Sea lo que sea había más detrás y quiero saber que, pero no es momento de saberlo, pude notarlo en el rostro de mi madre.

El corazón de una mujer es frágil, aunque tenga una roca como armadura, se reflejaba en el sentimiento y en cada frase representada por ella.

—¡Hija solo prométeme algo! —la miro confundida nuevamente intentando caer en la realidad.

—¡Dime mamá! —ella sonríe, dándome paz con su sonrisa, yo también termino haciéndolo.

—Has como si el tiempo no existiera y solo sigue tu corazón que está con él y el suyo contigo, lo que tienen ustedes no tiene un fin, no importa que digan lo contrario. El amor verdadero nunca muere y la felicidad que llegaste a sentir tampoco —yo asiento con un pequeño nudo en la garganta, esto es lo que necesitaba escuchar y me hace sentir mucho mejor viniendo de mi madre.

—¿mamá sabes que te amo? —decirlo se me ha hecho más fácil desde que pude decírselo a él, tal vez ese era su efecto, tal vez su consecuencia.

Mi madre sonríe y me abraza, —Sea lo que pase quiero que sepas que fui la madre más afortunada del mundo y siempre serás mi pequeña dispareja —no puedo contener las lágrimas y terminó rompiendo en llanto mientras recibo el calor de mi madre—. No mi amor, no llores, por favor, mi vida... —sus apodos hacen que duela mucho más.

—¡Mamá es que esto no es justo! —mi mamá suelta pequeñas lágrimas, pero contenidas, me aferro a ella como cuando era pequeña.

—Sé que no es justo mi amor, pero encárgate de sonreír, ¿si?, llorar no te sirve de nada... —sé que ella intenta hacerme sentir mejor, pero no funciona.

—¡No me quiero ir mamá! —mi mamá respira profundo al escucharme—. No sin antes ser feliz.

—Cariño, no te irás mi amor, ¿quién te dijo eso?, tú siempre vas a estar conmigo, y vamos a buscar tu felicidad... te lo prometo, ¿si? —yo secó mis lágrimas desenfrenadas, ella también seca las suyas.

Asiento evadiendo mi realidad.

Estoy feliz de compartir sentimientos con mi madre, aunque no del modo que me hubiera gustado, pero soy feliz por eso, la vida no es tan mala como pensé me daba lo poco que le pedía.

Último Lienzo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora