Capítulo 30

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Narrador externo.

Las horas en el hospital son claves, la ambulancia llegó en el momento exacto, los familiares esperan afuera, los doctores hacen lo posible tomando decisiones apresuradas y de último segundo.

El cielo es distinto, la noche se hace larga, la luna es llena, las lágrimas de los familiares y amigos son derramadas en la sala del hospital, las pocas personas que realmente la aman hacen presencia.

El cielo es distinto, la noche se hace larga, la luna es llena, las lágrimas de los familiares y amigos son derramadas en la sala del hospital, las pocas personas que realmente la aman hacen presencia

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Galicia Wayne.

Un fuerte dolor de cabeza, pecho y extremidades me hace levantarme asustada de la camilla, los doctores me retienen, mi corazón siente presión, siento el que pecho se me va a salir, tengo un gran parche en mi pecho.

No hay nadie más en la sala que los doctores con mascarillas y objetos punzantes en sus manos, el dolor es tan indescriptible que sentir la aguja entrando en mi brazo no me hace efecto, pero la anestesia que contiene sí.

...

Despierto nuevamente, no sé cuanto tiempo ha pasado, solo estoy atada de brazos y pies a la camilla, intento soltarme, pero es en vano, el dolor en el cuerpo se siente como miles de agujas saliendo y entrando en mi piel.

—¿Qué pasa? —pregunto alterada, mi voz suena distinta, es más ronca, el pecho me duele. El parche que está en mi pecho está manchado de sangre.

Escucho la voz de la señorita Park, —Cariño, mientras estés alterada no tengo más remedio que volverte a dormir —su voz suena inquieta y siento como nuevamente la anestesia inmediata hace efecto en mí.

...

Me levanto nuevamente sin fuerzas, realmente agotada, el dolor en el cuerpo no me deja moverme, las ataduras ahora son dobles, al verlas simplemente me hace quitar el esfuerzo de moverme.

La cabeza me da vueltas, se supone que no podría pasar una emoción fuerte, mucho menos un disparo, sentí mi corazón arder, ¿qué hago despierta?.

Miro a mis alrededores viendo a la señorita Park con sus ojos hinchados, al darse cuenta de que desperté me sonríe. Se acerca a mí tocando mi cabello, sonríe una vez más humedeciendo sus ojos.

—¿Cómo te sientes? —pregunta mirándome.

—¿Qué paso? —como puedo le pregunto, mi voz sigue sonando igual de rara.

—Recibiste un disparo mi niña —dice con voz entrecortada.

—Lose, pero se supone que no debería estar despierta —ella aprieta sus labios.

—Eso no importa, ahora llamaré a tus familiares, pero no te alteres, saliste de una cirugía peligrosa, todo tiene que marchar bien —sale de la habitación, intento ver el parche que ha sido cambiado por uno más limpio.

Me dejo caer en la camilla sintiendo el dolor que me lleva a dar quejidos, a los segundos mi madre, mi hermana y Leonard entran a la habitación.

—¡Mi vida estás bien! —mi madre llora abrazándome. Leonard nos observa sin decir nada, su semblante es casi inexpresivo.

—¿Mamá que paso donde está Logan? —digo como puedo, la garganta me duele, ella voltea a ver a Leonard, él niega con su cabeza, mi hermana aún sigue mirándome con rareza.

—Cariño, me alegra que hayas despertado, tuviste una cirugía difícil, también sé que uno de los respiradores daño parte de tus cuerdas vocales —con que eso explica mi dificultad al hablar y mi cambio de voz.

—Mamá, ¿por qué estoy despierta? —ella suelta lágrimas tomando mi mano que aún no puedo mover por las ataduras, mis ojos están casi cerrados.

—¡Cariño, así lo ha querido la vida! —suelto una lágrima, no estoy convencida y comienzo a sentir nervios que me hacen agitarme, pero a pesar del dolor mi pecho parece no sentir lo mismo.

Mi madre se retira del cuarto llorando junto con Roma, Leonard es quien me acompaña, lo miro como su cuerpo está tenso, su ojo está un poco rojo. Parece tener algún tipo de golpe en su pómulo.

—¿Qué paso? —pregunto una vez más.

—Cariño ya todo se acabó... —su voz se entrecorta—. ¡Petter está en la policía! —la noticia no me alegra ni me hace sentir mejor.

Muchos recuerdos vienen a mí, los ojos de Logan mirando a todos lados intentando hacer algo por mí, su silueta, su voz, sus gritos, todos los recuerdos vienen a mí.

—¿Dónde está él? —Leonard sabe a quién me refiero.

Me quedo esperando su respuesta, una que no recibo, la señorita Park entra en la habitación llamando mi atención y la del castaño.

—¡Cariño vengo hacerte unos chequeos! —ella señala la puerta haciendo que él salga de la habitación. Pone un aparato para escuchar el corazón de las personas, quita parte de mi ropa dejándome descubierta, el aparato frío hace contacto con mi piel.

—¿Por qué hace esto si el otro aparato indica mis pulsaciones? —ella escucha atentamente y sonríe mientras sus ojos se humedecen.

—Solo quiero escuchar... —dice ella tomando mi mano—. ¡Gracias al cielo estás bien! —intento abrir más mis ojos, mi vista no es la mejor ahora.

—¿Pueden decirme qué está pasando? —preguntó con mis ojos cerrados, me duele mantenerlos abiertos.

Ella toma un suspiro acercándose ami. Toma una inyección de anestesia no entiendo el porqué.

—Hmm... La persona que te disparo no solo disparo una vez... —su voz se entrecorta confundiéndome.

—¿Eso que tiene que ver? —pregunto abriendo mis ojos nuevamente.

—Fueron 6 en total... El uso su cuerpo para cubrirte de los otros 5 —su voz termina por cortarse, se le hace imposible decir más, pero justamente dijo lo necesario para darme entender al menos lo que estaba pasando, la explicación que acaba de dañar mi vida o lo que queda de ella.

—¿Dónde está? —pregunto con nerviosismo y mi voz acelerada.

—Él... Ya no está, sus pulmones y cerebro fueron dañados... —antes de que ella pudiera terminar, el dolor me consumía se hizo parte de mí, no me importa los daños, no me importa mi cuerpo. Doy un grito desgarrador haciendo que mi garganta raspe, siento como mis cuerdas vocales sufren nuevamente, doy otro grito llamando la atención de otros doctores.

Ella inyecta nuevamente una anestesia que tarda en hacer efecto, intentó sacarme los amarres, pero están muy bien atados, nuevamente siento mi pecho sangrando, no sé por qué, el aroma de la sangre se impregna en mi ropa, doy una última mirada a la señora Park quien se encuentra con sus manos en su rostro, escuchó la voz de los doctores que la llaman nuevamente y así mismo uno de ellos me sujeta.

Último Lienzo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora