Capítulo IX

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Qué más podía esperar.

29 de Diciembre de 2010.
7:30 A.M.

-!Vete de mi casa, idiota! ¡llévate todas tus cosas y no vuelvas!

Una vez más, los típicos gritos de los vecinos Cabrera me despertaron. Son de esas parejas que en un mes terminan y se reconcilian más veces que los días que tiene el propio mes. Estúpidos insoportables.

Con los ojos entreabiertos debido a la luz que entra por la ventana, logro reconocer el lugar en donde estoy. Es el cuarto de Juliette, me he quedado dormido con ella. Se ve como un angelito durmiendo. Me retiro del cuarto cuidadosamente como si fuera a despertarla con alguno de mis mudos pasos.

Salgo y lo primero que encuentro es a Danny frente a la puerta de mi cuarto con sus ojos caídos dejando perder en el aire minuciosos lloriqueos. La tristeza de mi muerte ya ha envenenado hasta al más Inocente de todos, este pobre Biggle que estaba acostumbrado a que todas las mañanas dormía a mi lado. Ahora debe aceptar que no podrá volver a hacerlo.

Al bajar las escaleras, me encuentro con mi padrastro Martínez, echado sobre el sofá con el control remoto en sus manos y envolturas de hamburguesa por doquier. Ya me imagino la grandiosa cena que habrá preparado anoche. En ese momento, mamá se acerca al televisor y lo apaga mientras gruñe "Luego pregunta que por qué llega tan caro el recibo de la energía eléctrica". Yo sin alguna preocupación me siento sobre el suelo mientras observo a mi madre barrer la casa. En uno de sus intentos por correr un pesado estante lanzó un pequeño chillido mientras se encogió de rodillas. Ay, mamita, ya te había dicho yo que debías tener cuidado y evitar hacer fuerzas bruscas, y más cuando tuvieras tanto de embarazo.

Una vez recuperó el aliento se volvió a poner en pie y justo cuando toma su escoba suena el timbre de la casa.

Abre la puerta y se encuentra un señor de unos treinta y cinco años, con unas grandes botas, traje un poco ajustado al cuerpo y unos lentes oscuros.

Dt. Jorman: Buenos días, soy el detective Jorman.- Dijo el alto hombre enseñando su placa policial mientras ingresaba a la casa sin siquiera tener el consentimiento de poder hacerlo-.

Dt. Jorman: ¿Es usted la señora Verónica Salazar? ¿La madre de Alejandro?

Mamá: sí, señor.

Dt. Jorman: Mucho gusto. -Dice extendiendo su mano derecha hacia mi madre- Soy el que lleva el caso sobre el asesinato de su hijo.

Mamá: Mucho gusto.-Respondió contestando a su formal saludo-.

¿Asesinato? ¿Quién demonios me ha asesinado?

Dt. Jorman: Muy bien, lo primero que haremos será corroborar la información que tenemos hasta el momento para ponerla al tanto de todo. Seguido a esto, interrogaré a cada uno de los que estuvieron con él esa madrugada antes de morir. ¿Entendido?

Mamá: Sí. Entendido.

El hombre pide un asiento a mamá y ella se lo facilita.

Martínez: ¡Verónica!, ¿quién es este hombre? -Dice mi padrastro que al parecer lo ha despertado la conversación entre mi madre y el detective.

Mamá: Es el detective, cariño. Él nos ayudará a comprender qué fue lo que le ocurrió a Alejo.

Martínez: Tomaré una ducha, y espero que cuando salga ya no esté aquí.

Dt. Jorman: Señor, disculpe. -interrumpe a Roberto- ¿Es el padrastro de Alejandro?
Martínez: Ajá.

Dt. Jorman: OK. Entonces le agradecería si se sienta junto a nosotros para que se enteren de los avances en la investigación, es de suma importancia que haga presencia.

Martínez: Como si me importara.

Solo dijo aquello, dio la espalda y subió las escaleras. Al ver esa actitud, la cara del detective fue de asombro. Pero bueno, qué más podía esperar del hombre que ni siquiera fue a mi funeral.

28 De Diciembre: Santo E Inocente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora