~Por Juliette:Te extraño, hermanito.
¡Que injusta es la vida! ¿por qué se tenía que morir Dani? ¿por qué? Si la vida fuera justa ya habría matado a todos esos niños de África que solo mueren por el hambre, o se habría llevado a todos aquellos que intentan suicidarse y no lo logran, pero, ¿Dani? ¿Justamente mi Dani? ¿El que me mimaba y consentía como lo hacía papá? No es justo porque no estaba enfermo, ni siquiera quería morir. Papá tenía razón cuando decía que el mundo estaba lleno de personas malas.
En el velorio, la misa, su entierro y en el camino con mamá conduciendo a casa, no hice cosa más que pensar en lo felices que estaríamos hoy si Dani siguiera aquí. Estaríamos haciendole bromas junto a Camilo a mi padrastro Roberto, como el año pasado.
Ahora aquí, en mi cuarto, no quiero hacer otra cosa que no sea llorar. Quisiera llorar hasta que todo el agua que tengo en el cuerpo sea expulsada y yo muera. No tengo ánimos de hacer más nada.
Pero, si muriera yo, ya serían dos hijos los que perdería mamá, de una sola vez, y no le puedo hacer eso a ella. Además estoy segura de que Dani no quisiera que yo me quitara la vida, sin contar que mamá dice que cuando nos suicidamos vamos a ese lugar feo a donde va toda la gente mala. Ojalá allí se encuentren los que ocasionaron todo esto.
Miro hacia mi reloj en la pared, y ya son más de las ocho de la noche. Por mi ventana hacia la calle solo logro ver las ramas esponjosas del gran árbol que, según contaba papá, lo sembró el papá de su papá desde que vivieron en esta casa. Siempre quise construir una casa del árbol allí como veía en la televisión, pero lastimosamente ya no están ni papá, ni mi hermano Dani, los dos hombres a los que más amaba en este mundo. Ahora estoy sola, acostada sobre mi cama con mis ojos mirando hacia el infinito, como decía mi hermano, mientras aprieto el gran peluche que me trajo el niño Dios de navidad. Me siento sola, ni siquiera mamá puede protegerse a ella misma como para protegerme a mí, y mis hermanos no son lo suficientemente responsables como para notar que estoy sola.
Quisiera que todo esto fuera mentira, y que tu estuvieras aquí. Te extraño, hermanito. Las lágrimas siguen saliendo de mis ojos, y no encuentro por ningún lado la manera de calmarme, busco y, lo único que encuentro es el recuerdo sereno de Dani. Solo él podría acabar con mi llanto, haciendo alguna de sus monerías, y si eso no funcionaba, haría lo de siempre, se sentaría a mi lado, y comenzaría a acariciar mi cabeza delicadamente, mientras, tras cada vez que pasaba su mano, yo iría cerrando los ojos poco a poco, en medio de suspiros, hasta dormirme. Y, no sé si es porque estoy pensando en todo esto, pero siento la presencia de Dani, como si realmente estuviera peinándome, tanto que, ya he cerrado mis ojos y he dado un gran suspiro. Me estoy durmiendo.