Un par de hoyosLuego de correr sin descanso hasta su casa, por fin he llegado. Me tomo un par de segundos para recuperar el aire que me falta, e ingreso a la casa de Cristina, a la cual parecía que Mi madre y el detective le habían dejado la puerta abierta.
Atravieso el pasillo principal y no logro ver a nadie, hasta que escucho la voz del detective que provenía de la habitación de Cristina.
Cuando entro me encuentro al detective Jorman, hablando por su celular, supongo que con algún superior. A su lado, inmóvil, mi madre. No sé si está respirando, ni siquiera pestañea. Y no la culpo. Así mismo me he quedado yo al ver a Cristina y a su vieja madre en medio un gran charco de sangre.
Un par de hoyos de bala adornaban las delicadas cabezas de aquellas mujeres.