XVII

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Anduve durante siglos y milenios en la búsqueda de la felicidad, me fijaba en todo aquel triste mundano que afirmaba haberla encontrado, mas tras preguntarle qué se sentía al encontrarla, ninguno respondía y era en ese momento en el que todos se cuestionaba haberla encontrado y esa supuesta felicidad moría, sumida en la más oscura tristeza. Viajé alrededor del mundo en busca de alguien que qué pudiese responder a mi no tan sencilla pregunta, un día una valiente osó revertirme la pregunta: "Tiene Vuestra Merced ama de preguntar a los que afirman ser felices que le expliquen qué se siente al serlo", admiré unos segundos la valentía de la mujer, y con osadía respondí: "Sí fui feliz, mas no duró eternamente, pues esos ojos que amaba con todo mi ser, entregándole mi vida, un día se cerraron para jamás volver a abrirse".

Historias para no dormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora