Y quiero que duela, porque así demuestro que estoy viva, que puedo sentir, que puedo amar, que puedo ser feliz, porque todos los sentimientos acaban en eso, dolor y destrucción, pero eso nos muestra que realmente estamos vivos, que un minuto de felicidad conlleva otro de tristeza, y que cada minuto de tristeza merece la pena si va otro detrás de felicidad. El dolor es una muestra de que estamos vivos, y un excelente precedente para ser felices.
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Historias para no dormir
PuisiAVISO DE LA AUTORA: Estimado lector: Probablemente se interesó de este libro con intención de leer unos cuantos textos bonitos e incluso emotivos, pero esa, no es la finalidad de esta obra. Servidora escribió estas palabras con el corazón en la ma...