[3] No vayas más allá

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Octubre de 1910, Gran Bretaña, Inglaterra.

De verdad que el tiempo volaba y más para Sueño, no tanto para Elizabeth ya que ella estaba acostumbrada a que los días, meses y años pasen naturalmente pero para el rey de la ensoñación el tiempo se estaba volviendo un dolor de cabeza.

El tiempo se volvía un impedímento para estar con la joven que ahora cumplía sus veinte años.
La chica de la cuál se estaba enamorando y no podía hacer nada al respecto, la chica que después tendría que verla hacer su vida sin estar él en sus planes, sólo se quedaría como lo que era, un sueño lejos de la realidad.

Pero no era momento para pensar en cosas deprimentes, aprovecharía al máximo su estancia en los sueños diarios de Elizabeth.

— Te tengo una sorpresa — exclamó Sueño con una sonrisa sorprendiendo a Elizabeth ya que sonreír no iba mucho con su personalidad pero ahora ya se estaba volviendo costumbre verlo así algunas veces.

— No debiste — contestó de igual forma pero ilusionada por la sorpresa de cumple de Morfeo.

¿Era normal seguir enamorada del mismo corazón durante cuatro largos años? No, definitivamente no era normal o tal vez sí pero pronto se podría volver en dolor para ambos.

— Sólo cierra los ojos — pidió pero al conocer bien a la chica su mejor opción fué poner sus manos sobre sus ojos para asegurarse de que ella no hiciera trampa.

Al escuchar un bufido de molestia de parte de Elizabeth no pudo evitar soltar una pequeña risa.

Caminaron un par de minutos hasta que llegaron a un jardín lleno de flores de distintos colores y tipos, tulipanes, gardenias, girasoles pero especialmente, rosas.

— ¿Lista? — preguntó con leve entusiamos por querer mostrarle el paraíso que él mismo se había empeñado en hace durante varios días.

Incluso hasta llegó a pensar en que sus súbditos probablemente estarían agotados de tantas flores que plantaron o también porque como al principio Sueño no tenia idea de que hacer para que fuera especial hubo varias modificaciones desde el regalo original.

— Sí — respondió con ilusión tocando las manos de Sueño aún sobre sus ojos con suavidad para tratar de calmar sus nervios y sentir esa ola de paz y alivio que la invadían al estar con él.

En cuanto rompieron el contacto físico Elizabeth quedó maravillada por la hermosa vista del jardín colorido gracias a las flores.

Sueño vio con claridad como los ojos color miel de la joven se iluminaron de alegría y euforia por el obsequio recibido, estaba atónita pero también sentía su corazón latir hasta casi salirse del pecho por la simple y sencilla razón de que él había hecho eso especialmente para ella.

Pensó en ella desde que comenzó a preparlo y eso solo cautivaba más su alma, corazón y su más puro e inocente amor.

— ¿Entonces? — Sueño rompió el pequeño silencio que se había formado — ¿Te gusta?

— ¿Que sí me gusta? ¡Es hermoso! — se dio media vuelta para encontrarse con los ojos que robaban sus suspiros — Es hermoso...

En ese momento no sabía si se refería a las flores, a su detalle o a él, su cabello negro el cual no se esforzaba por ser peinado y sus cautivadores ojos oscuros.

Eran tan profundos que podría jurar que se perdería en ellos.

Sueño carraspeó su garganta rompiendo nuevamente el ambiente que se había formado.
Sí, se estaba enamorando pero por su bien y por el de ella «o al menos él así lo creía» no debía continuar arribando leña a esa llama que yacía en la fogata del amor que nacia entre ellos dos.

— Elizabeth — su nombre lo escuchaba a diario pero cuando salía de los labios de Sueño era aún más lindo para la mencionada — ¿Me concedería esta pieza? — preguntó extendiendo su mano derecha para que ella la tomase.

En cuanto sus manos se encontraron el pelinegro la jaló sutilmente pegándola a su cuerpo mientras que con su mano izquierda sostenía con delicadeza su cintura, como si de una muñeca de porcelana se tratara y temperatura romperla con el más pequeño tacto.

Él era un excelente bailarin por sus extensos años de experiencia a su largo de su existencia por lo que la única que hacía el ridículo de la pareja era ella, sus pasos descoordinados y torpes sólo lo hacían reir pero no de una forma burlona, si no de una forma en la que le causaba gracia la forma de su bailar, podría enseñarle, esa seria una buena excusa para estar más tiempo a su lado.

— Lo siento — se disculpó cuando lo pisó accidentalmente sacándole una pequeña mueca a Sueño pero rápidamente volvió a su expresión relajada y feliz.

Debió haberle hecho caso a su madre cuando le quiso enseñar a bailar para que en situaciones como esta no quedara en ridículo.

— Tranquila — respondió — Sólo sigue mis pasos y dejate llevar por mí.

Elizabeth asintió y relajó los nervios y músculos de su cuerpo para volverse tan liviana como un pluma.

Sueño la sostuvo con más firmeza pero sin causarle algún daño y el baile entre el jardín de flores comenzó.

No necesitaban música, con el simple latir de sus corazones los cuales por casualidad se coordinaron era más que suficiente.

Sonará bastante cursi pero Elizabeth se sentía una princesa siendo llevaba por su noble y apuesto caballero de brillante armadura.

Sueño la alejó un poco, le dió una vuelta sosteniendola de la mano en alto para después volver a pegarla a su cuerpo y casi unir sus rostros, causando que sus labios dieran un pequeño rose, las mejillas sonrojadas de Elizabeth solo confirmaba lo que él ya sabía.

Las sensaciones de amor eran mutuas, fué entonces cuando cayó en cuenta que estaba yendo demasiado lejos.





































✔ 𝗥𝗢𝗠𝗔𝗡𝗧𝗜𝗖 𝗗𝗥𝗘𝗔𝗠𝗦 ━━━━ The SandmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora