[18] Reino encantador

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Agosto de 2022.

Dicen que con el paso del tiempo el amor tiene dos opciones, se acaba o se hace más fuerte pero para Elizabeth era diferente.

Para ella nunca acabó o se hizo más intenso, sólo prevaleció, llegó a fracturarse pero las heridas sanan.

Un siglo desde que dejó a Sueño en su pesadilla viviente privado de su libertad, no siguió insistiendo ya que Deseo le dijo que su hermano era terco y cuando algo se le metía a la cabeza no retrocedia, que mejor dejara que él volviera por su cuenta pero a pesar de esas palabras y la compañía del eterno se sentía vacía, sola.

Se lamentaba de vez en cuando pero nunca hizo nada para arreglar algo y ahora que escuchó que estaba de vuelta no tenia el valor suficiente para verlo, tal vez ella si se equivocó o él fue el que dañó ligeramente su corazón, no lo sabia y no estaba segura.

Así que prefirió quedarse en su reino, que no lo consideraba como tal pero Deseo le dijo que ese nombre era el que recibía su hogar como la "condesa del amor" o así era como él también la llamaba, su condesa.

¿El deseo y el amor van de la mano? ¿En verdad?

Elizabeth no tenia tiempo para ir de la mano de nadie en esos momentos, quería hacer bien su labor y no podría si seguía pensando en ese tipo de cosas.

Aunque Sueño no estaba mejor, él también se lamentaba internamente por haberle dicho que no la necesitaba, la verdad era que si lo hacía pero estaba tan centrado en querer venganza por Jessamy hacía sus captores que ignoró a la otra persona que también quiso estar para él.

Su reino estaba en ruinas así que primero debía arreglarlo recuperando sus pertenencias y después enmendaria su relación con Elizabeth.

— No tengo suficiente poder para invocar a las moiras o pagar su costo — habló frustrado sentado al pie de las escaleras que dirigían a su trono con Lucien escuchándolo, la única que seguía en el reino con su honor y lealtad — A menos que... ¿Hay algo mío que viva en la ensoñación todavía? — preguntó esperanzado — ¿Algo que yo haya creado?

— Usted creó todo el reino.

— No, algo mío que permanezca intacto, que contenga algo de mi poder.

Lucien dio un suspiro y miró hacía arriba, Sueño volteó en la misma dirección y sus ojos se posaron en la vitrina al lado de su trono.

Su rosa.

Una mueca se formó en sus labios al pensar otra vez en su querida Elizabeth.

— No está intacta — habló Lucien recuperando su atención — Pero contiene un poco de su poder.

Tiene razón, no estaba intacta ya que algunos de sus pétalos «en su mayoría» yacían en la parte baja de la vitrina marchitos e incompletos.

Los únicos que quedaban eran los de la oji-mel, que seguía amándolo sin dudar.

Se levantó y subió las escaleras hasta llegar a la rosa, la destapó y enseguida el dulce aroma de la flor golpeó su nariz, parecía que su esencia era lo que más prevalecía.

Cerró los ojos unos instantes mientras apretaba sus labios pensando en lo que haría, esa una simple flor pero su significado le dolía.

Comenzó a extraer su poder de la creación dejando que la rosa desapareciera y se volviera brillos dorados que fueron directo a él.

— No es suficiente — comentó haciendo una mueca al sentirse todavía con poco poder.

— Hay algo más — Sabía a lo que Lucien se refería, otro sacrificio más de la ensoñación.

Por otro lado Elizabeth trabajaba en el rosal de su reino cuando sintió una punzada en su pecho generandole una desagradable sensación.

Sacudió su cabeza para evitar pensar lo que creía que era, aunque de ser así ya no tendría algo que esté molestándole pero no podía negar que el dolor era horrible.

Su rosa ya no existía más.

Inevitablemente apretó su mano destruyendo una de las rosas que nacían del arbusto, rompiendo también alguna relación de los mortales.

Si ella se quedaba si su amor otro también lo haría.

¿Desde cuando era rencorosa? Maldición, al darse cuenta del pequeño arrebato intentó reanimar su flor pero fue imposible.

El amor se acabó.

Soltó un gruñido bajo y se dió media vuelta pata volver a su palacio, el cuál estaba construido de mármol y cristales, adentro al igual que afuera estaba infestado de flores y alguna que otra mariposa revoloteando sobre ellas.

Trató de verle lo positivo a la situación, ahora que el pacto que había sellado su relación se habia roto ya podría volver a encararlo pero esa vez como una simple conocida.

Pero ella no quería eso, quería ser la que conquistara nuevamente su amor y perdonara sus acciones, lo quería a él.

Así como él la quería tanto a ella.

Ninguno de los dos quería rendirse y esta vez querían hacer qye funcionara, además, ella ya no era una mortal así que no tendrían inconvenientes.

¿Oh sí?





































✔ 𝗥𝗢𝗠𝗔𝗡𝗧𝗜𝗖 𝗗𝗥𝗘𝗔𝗠𝗦 ━━━━ The SandmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora