[15] Último acto de amor

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En cuanto Roderick entró al lugar se dió cuenta de lo que querían hacer así que lleno de rabia en su mirada avanzó amenazadoramente hacia la madre de Elizabeth la cuál volvió a agacharse para tratar de borrar la pintura pero le fué imposible ya que Burgges la alejó de un tirón del cabello.

El señor Pusset reaccionó y se acercó para golpear al hombre pero los guardias de Burgges lo sostuvieron para evitar que dañara a su jefe.

— ¡Ya basta! — gritó el mayor enojado — ¿Lograron hacer que hablara? — cuestionó viendo a la mujer.

La señora Pusset no supo que responder, con el rabillo del ojo observó a Sueño, dió un suspiró y habló — No.

Roderick se pasó las manos sobre su cabeza con frustración — Saquenlos de aquí — ordenó al par de guardias a su disposición pero el señor Pusset se liberó ya que no se iba a dar por vencido y no se iba a ir hasta que Morfeo esté libre para despertar a su hija.

Su primer gran error.

— Liberalo — ordenó con voz autoritaria, logrando hacer palidecer a los dos hombres de Burgges.

— O si no qué — retó el mayor sin rastro de miedo — ¿Vas a amenazarme? ¿Vas a matarme como a todo aquel que te impida obtener lo que quieres?

Si hubiera estado en otras circunstancias la madre de Elizabeth habría prestado mejor atención en sus palabras, para darse cuenta de la clase de hombre que tenia como marido pero estaba bastante preocupada como para oirlo.

Porqué el señor Pusset podría ser el mejor padre, pero no la mejor persona.

En realidad nadie lo era.

— Roderick — el hombre dió un paso al frente — Randall no volverá, pero puedes liberar a Morfeo y así despertarás a los inconscientes — finalizó tratando de hacer entrar en razón a Burgges — Puedes enmendar tus errores, aún no hay tiempo...

— No, no hay tiempo, ya se acabó — y antes de que alguien en la sala pudiera reaccionar Roderick sacó un arma del costado de su cinturón y disparó, sólo bastó una bala para arrebatarle la vida al que alguna vez fué su amigo.

Sueño, quien se había mantenido en silencio y sin moverse vió como el padre de Elizabeth cayó muerto al suelo, inmediatamente dirigió su mirada con preocupación a la madre, la cuál estaba en un estado de shock con los ojos bien abiertos y asustada.

— Lo siento — se disculpó la señora Pusset sin mirar a Sueño por no poder liberarlo para después levantarse y salir corriendo del sótano.

Pero Roderick no iba a dejar que se fuera ahora que había sido testigo de un asesinato que dañaría su imagen.

La siguió dejando a sus guardias en el lugar con intenciones de que siguieran vigilando al eterno.
Al cabo de unos minutos se escuchó otro disparo que trajo consigo un silencio sepulcral a la casa.

Sueño bajó la mirada sintiendo la tristeza que seguramente llegaría a Elizabeth al enterarse de la muerte de sus padres, así como ya había visto la bondad y felicidad de la humanidad ahora estaba experimentando el dolor, crueldad y maldad de la misma en su máximo esplendor.

Volvió a mirar al frente cuando escuchó unas pisadas acercarse al sótano sólo para encontrarse con Roderick.

— Esto — señaló al hombre muerto en el piso — Es tu culpa — exclamó.

Aunque él no los mató directamente una parte de su ser le decía que lo había ocasionado, pero sólo quería ser libre para volver a su trabajo, su reino, y sobre todo al lado de Elizabeth.

El último acto de amor que los padres de Elizabeth habían hecho.

[.......]

La joven oji-miel sintió una presión en su pecho así que se llevó una mano allí por la fea sensación.

— ¿Estás bien querida? — preguntó Deseo observándola por el reflejo del espejo.

— Sí — contestó la chica con cierta duda, sentía la fuerte presión en su pecho que se intensificaba cada segundo, como si le arrancaran su corazón y volvieran a ensamblarlo en su lugar.

— Yo no te veo bien — Deseo se giró sobre sus talones para poder verla directamente, caminó con delicadeza hacia ella hasta pudo poner sus manos en el rostro de Elizabeth para que ella lo viera — Miramos a los ojos — pidió, queriendo volver a hiptonizarla con su mirada.

La joven así lo hizo pero comenzaba a sentirse aterrada por la situación y lo único que pudo decir fué: — ¿Donde está Sueño? — No lo había visto en meses ¿Por qué hasta ahora caía en cuenta de que podia ser algo malo? Necesitaba saber donde estaba.

Una amplia y escalofriante sonrisa apareció en el rostro de Deseo, ya no tuvo efecto en ella, lo que queria decir que Destino estaba en lo correcto — Él no está y no creo que vuelva durante un tiempo — habló con tono sutil y tranquilo, como si se tratara de algo mínimo.

Ese tono generó una sensación desagradable en Elizabeth la cuál frunció el entrecejo y se apartó del eterno.

— Dime donde está Sueño — exigió con voz autoritaria.

Nunca antes había hablado así, normalmente era amable y su tono de voz era dulce pero al no saber donde estaba su amado ese carácter suyo fué reemplazado por el que estaba mostrando ahora.

Deseo ya sabía lo que estaba sucediendo, por eso la había llevado a su reino pero de igual forma estaba sorprendido.

— ¿Por qué creés que yo sé donde está? — cuestionó avanzando hacía ella.

Elizabeth no tenia respuesta a eso, sólo sentía una corazonada pero antes de que pudiera decir algo un zumbido torturó su oído haciendo que se llevara ambas manos a su cabeza y se agachara mientras hacia muecas por el dolor con los ojos cerrados.

— Bienvenida a la familia — Deseo estaba complacido por la escena frente a él — Amor — finalizó.

Nuevamente abrió los ojos cuando dejó pasar aquellas sensaciones, estaba en la camilla de un hospital sola en la habitación.

Inmediatamente se levantó pensando en una sola cosa, Sueño.










































✔ 𝗥𝗢𝗠𝗔𝗡𝗧𝗜𝗖 𝗗𝗥𝗘𝗔𝗠𝗦 ━━━━ The SandmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora