Mayo de 1912.
Una Elizabeth de veintidós años preparaba sus maletas para marcharse de su casa, ya estaba lista para hacerlo y quería irse lo más pronto posible.
— Morfeo ya está esperandote — exclamó su madre parada en la puerta con los brazos cruzados.
Desde que apareció físicamente en su cumpleaños ya se le había hecho un costumbre hacerlo y aunque formalmente aún no eran nada más que "amigos" les agradaba pasar tiempo uno con el otro.
Sin embargo Elizabeth ya estaba comenzando a sentir que para él solo era una juego en el que se trataba de besar, acariciar y cenar romanticamen.
Era tedioso pero su corazón brincaba de alegría cada vez que Sueño aparecía, así fuera para estar solo cinco minutos y después irse.
— Aja — contestó cortante terminando de cerrar la última maleta.
— ¿Podrías reconsidearlo almenos? — pidió su madre una ultima vez con un nudo en la garganta.
Si, tenían sus diferencias pero en el interior quería mucho a su hija y no la quería dejar ir.
— Ya lo reconsideré — contestó girándose sobre sus talones para encarar a la monarca — Y estoy segura que no quiero pasar un minuto más en esta casa.
Dicho esto se puso su sombrero negro sobre su cabeza y con sus cosas en ambas manos salió de la que era su habitación sin voltear a ver a su madre.
Bajó las escaleras y se encontró con su padre al pie de ellas el cuál sólo la observó con una pipa en su mano y sin decir nada la dejó ir.
Elizabeth no podía creer como es que el matrimonio de sus padres duró tantos años si eran tan diferentes, no tenian absolutamente nada que los uniera más que ella siendo su hija su único lazo en común.
Pero a pesar de haber crecido en un ambiente de amor arreglado ella creía en el amor verdadero, creía en que algún dia se encontraría a su príncipe de brillante armadura que la llevaría de paseo sobre su caballo.En el fondo deseaba que ese príncipe o en este caso rey sea Morfeo pero cada vez que intentaba hablar sobre lo que sentía siempre cambiaba su expresión y le surgía un problema en la ensoñación.
Al salir de su casa lo primero que vieron sus ojos fué un carruaje con el causante de sus latidos parado junto a él.
— Si me permites decirlo te va muy bien el negro — comentó al verla vestida de ese tono, Elizabeth normalmente usaba colores claros que combianaran con su cabello y ojos pero esta vez optó por ponerse algo negro que combinara con su sombrero favorito.
— Gracias — respondió sonriendo de lado.
Sueño le extendió la mano en donde llevaba una rosa roja y se la entregó, nuevamente con ese gesto logró hacer que las preocupación se fueran por unos instantes de la joven adulta.
— Siempre te esperaré con una rosa en la mano — exclamó el rey con una sonrisa y leve brillo en sus ojos.
Le ayudó a subir sus cosas al carruaje y después dejó que ella entrara primero como un caballero, Sueño sintió una mirada sobre él y volteó a ver una ventana de la casa de los Pusset en donde los padres observaban a través de ella todo sin alguna expresión legible en su rostro.
Él sólo les hizo un gesto de despedida por cortesía para después subir y acompañar a su Elizabeth a su nueva vida.
Se mudaría a Westminster el cuál era una zona boscosa, se daba hablar mucho de ese lugar por decir que era mágico.
Sólo estaba a seis horas de Gran Bretaña así que no se alejaría mucho de su familia pero si lo suficiente como para darse un respiro.— ¿Estás bien? — preguntó Morfeo viéndola ver por la ventana de su transporte — Estás más callada de lo habitual.
— Estoy pensando — respondió con simplesa.
Elizabeth se mordió el labio inferior ligeramente para calmar sus nervios, probablemente se arrepienta de la próxima conversación que iba a iniciar pero necesitaba saberlo.
— ¿Me amas? — preguntó aún con la mirada puesta en el exterior del carruaje.
Esa pregunta lo tomó desprevenido dejándolo sin palabras, quería contestar que si la amaba, vaya que lo hacía pero si pronunciaba las famosas palabras no había vuelta atrás de un camino cuyo final no sería uno de ellos dos juntos con una familia como seguramente ella querría.
Aunque ella no quería eso, solo anhelaba estar a su lado pero no le daba la oportunidad de que Elizabeth abriera su corazón.
Para él sería un final donde tendría que verla envejecer y naturalmente morir.
Su silencio hizo que algo dentro de ella se quebrara, sin embargo, no se iba a rendir.
El amor es intenso.
— Yo te amo — admitió volteando a verlo.
— Elizabeth... — los ojos miel de la mencionada desprendían amor pero también cuchillas que atravesaban su ser.
— Te amo Sueño — repitió con dolor en sus palabras, sí se arrepentía de iniciar el tema pero era ahora o nunca. De todos modos iba a terminar con el corazón roto — Yo te amo — dijo una última vez para después preguntar: — ¿Tú me amas?
Morfeo ya se había enamorado antes, también de una mortal y le dolió cuando acabó, no quería volver a pasar por lo mismo aunque de todo modos ya lo estaba haciendo justo ahora.
— No, no lo haces — se contestó a si misma con una pequeña risa amarga para volver a mirar por la ventana, ocultando las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.
— Elizabeth — le mencionada volteó a su dirección pero apenas vió sus hermosos ojos sintió su aliento golpear su rostro, haciéndola caer dormida en un profundo sueño y al despertar ya estaba sola.
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✔ 𝗥𝗢𝗠𝗔𝗡𝗧𝗜𝗖 𝗗𝗥𝗘𝗔𝗠𝗦 ━━━━ The Sandman
DiversosAlgunas veces soñar tiene sus ventajas pero todo en exceso también hace daño. Elizabeth era una persona soñadora, tanto que algunas veces era preocupante y se privaba del exterior y el mundo real. Pero lo más interesante de su vida con ensoñación ex...