prólogo.

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Apoyó sus manos temblorosas sobre el borde del retrete, hundiendo su cabeza unos centímetros dentro de este. Su pecho subía y bajaba con acelero ante las nauseas que inundaban su cuerpo. Sudaba en frío, recorriendo el largo de su arqueada columna vertebral.

"Duele, duele mucho"

De sus orbes carmín se deslizaban saladas lágrimas, las cuales lograban una danza por sus mejillas de porcelana. Luzu odiaba el revoltijo en su estómago, pero odiaba aún más el sentir sus ácidos gástricos subir por su garganta. Por primera vez se encontraba en una situación como ella, pues el oxígeno ausentaba sus pulmones, inhalando con fiereza por sus fosas nasales, adentrando su dedo índice y medio en su cavidad bucal hasta que el vómito escapó de su organismo; se sentía realizado.

─ No debí comer tanta mierda, dios, todo es culpa de Quackity.─ Se sentó en la fría cerámica del baño por unos instantes, agotado, con sus piernas temblorosas luego de aquellos segundos de estrés. Su garganta ardía y sus orbes seguían cristalinas. ¿Qué le había puesto así? ¿la comida chatarra o ver al pelinegro que tanto le gustaba enredando sus rojizos labios en los de uno de sus amigos?

No lo admitía, pero la segunda idea parecía tener más sentido en su cabeza.

Decidió levantarse del suelo al recobrar energía, la suficiente como para desplazarse a pasos holgazanes hasta su habitación y llorar por el pésimo día que había tenido. Una jornada pesada y con un final aun peor. Pensó que un sueño reparador le daría los ánimos para mañana ver a Quackity, si es que este se acordaba de él.

Pero su cuerpo se tensó cuando vio el retrete lleno de lo que había expulsado minutos antes, no sólo había un olor fétido desagradable, sino que sus orbes carmín presenciaban ciertos pétalos de origen blanco, pero teñidos sutilmente con pintas rojas, como si estos se hubiesen divertido danzando sobre su sangre.

─ Mierda, realmente todo es culpa de Quackity.

Tragó en seco antes de tirar de la cadena y huir del baño, como si no hubiese visto nada, como si no hubiese observado aquel rojo de su interior tan similar al tono de sus llamativos ojos. Ya había presenciado suficiente, ya había pensado más de la cuenta, ya había llorado y gritado hasta perder en absoluto sus fuerzas, ahora sólo quedaba dormir.

Sí, dormir. Mañana resolvería sus incógnitas, mañana le tomaría el peso a lo que acababa de pasar.

Pero antes si quiera de seguir ese paso, cuando ya estaba tendido sobre su cama, mirando el blanco techo, sus lágrimas volvieron a apoderarse de él, inundando su corazón de penas, su cabeza de culpas y preguntas, como si eso pudiese resolver todo.

como si eso lograse que Quackity sintiese lo mismo que él.

Era un imbécil, ilusionándose con las bromas de Quackity, con sus dulces besos y suspiros cada que se enredaban en su cama.

Pero ya era tarde, pues esa mirada que él quería hacer suya observaba a otro individuo.

Hola! como es el prólogo me detendré a hacer algunas aclaraciones

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Hola! como es el prólogo me detendré a hacer algunas aclaraciones.

Recuerden que son cubitos, no los streamers.

Agregaré ciertos sucesos vistos en karmaland, otros no. También puede que aparezcan otros cubitos!

No escribo +18, pueden hacerse ciertas insinuaciones a que ha sucedido, por ejemplo, pero no esperen un capítulo dedicado a eso.

Gracias y espero disfrutes esta historia!

not him﹆ luckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora