El frío calaba sus huesos, con su diestra de un tono rojizo gracias a la helada de aquella noche, cuando la luna llena estaba en su máximo esplendor. Vegetta sostenía un farol hecho de hierro mientras caminaba, con un largo abrigo negro que sólo mostraba sus penetrantes orbes lilas.
Llegó a su destino luego de un par de minutos, siendo recibido por una ola de calor de una pequeña chimenea de ladrillo. Quitó la capucha de aquella túnica negra que llegaba hasta sus talones, lamiendo sus partidos labios ante las temperaturas de afuera.
─Oh, Vegetta, ¿por qué no avisaste que vendrías a visitarme? ¿Qué haces aquí tan tarde? ─El anciano de cabellera blanca y arrugado rostro se levantó de aquella mecedora frente a la chimenea, acercándose al joven.
─No vengo por mucho rato, Merlon.
─Pero es peligroso que vuelvas a casa, ya es de noche y sólo andas con una farola, la llama podría apagarse en cualquier momento.─ El adulto mayor posicionó su mano sobre el hombro ajeno, pero esa simple acción provocó que tuviese que alejarse instintivamente cuando sintió la espada de diamante amenazandole contra su cuerpo.
─Cuando Luzu falleció por el Hanahaki, dijiste que hablar con los dioses resolvería mi problema.─ Exclamó con molestia, manteniendo con firmeza el arma en contra a Merlon.
─Y eso fue lo que sucedió, ¿me equivoco? Luzu está vivo, tus amigos no recuerdan lo que sucedió.
─Entonces ¿por qué Luzu volvió a enfermarse, Merlon? ¿Eh? ─Perdiendo la razón y la cabeza, acortó los centímetros entre el arma y el anciano, con el filo de la espalda sobre el cuello ajeno.─ Dijiste que yo estaría en el puesto de Luzu, y lo hice, me enfermé como así fue el trato.
─Vegetta, baja el arma, por favor, créeme que yo no sabía que Luzu podría volver a contraer la enfermedad. Conversemos como dos adultos.─ Suplicó Merlon, tratando de mantener la calma, incluso si estaba sudando en frío.─ No ganarás nada atacandome, yo soy el único que puede guiarte correctamente con ellos.
─Eso crees tú, Merlon, pero los dioses ya me han oído más de una vez, no necesito tu ayuda.─ Miró al hombre, bajando el arma luego de unos segundos, no servía de nada hacerle daño al canoso frente suyo, lo quería como a un padre, aunque se sintiese traicionado en estos momentos.─ Siéntate y recuerdame el trato.
Merlon, quien tardó unos segundos en recuperarse de aquel susto, se acercó a una de sus librerías, repletas de obras antiguas y escritos importantes que hablaban de los inicios de aquel pueblo. Tomó un libro de tapa dura, de una tonalidad esmeralda. Abrió este contra una pequeña mesa de romero frente a la chimenea, mientras que su dedo se guiaba hasta la página necesaria.
─ Me gustaría que me expliques qué ha pasado con Luzu, Vegetta.─ Tomó sus gafas con bastante aumento, necesarios para la lectura.
─ Escucha, Merlon, hoy Luzu me ha llamado para pedirme que lo visite y él solo me confesó que sentía cosas por Quackity. Me pareció extraña su repentina confianza para hablar de estos temas ya que suele ser alguien reservado. Acabó toda esa conversación diciéndome que planeaba deshacerse de Rubius.─ Las últimas palabras tomaron por sorpresa a Merlon, que quitó su mirada de los escritos y observó al chico frente suyo, su mueca gritaba un "que juventud".
─Creo que he tenido un mal ojo con los nuevos reclutas en el pueblo, ¿me equivoco? primero Auron, ahora Quackity.
Vegetta negó con la cabeza, aclarando el tema.─ Son situaciones diferentes. Auron le mintió a Luzu, lo traicionó en su plan más importante y nunca sintió piedad de él, ni siquiera cuando perdió la visión en uno de los ojos gracias a esas peonias que habían crecido. ¿Crees que te diría esto si Quackity fuese un patán? Ya estaría sepultado junto a mi jardín de Tulipanes, los cuales, gracias a Auron, han crecido muy lindas. Ese chico ha hecho un gran trabajo siendo abono.
Merlon hizo una mueca, ciertamente incómodo ante las palabras vacías de Vegetta, pero sabía que ese chico daba todo por su familia, incluso si llegaba a ser una locura de ese nivel.
─Bien, Vegetta, aquí está el acto de aquel día.─ Se lo extendió al joven, quien tomó el pesado libro.
Oh, Vegetta no había revisado su último escrito después de entregárselo a Merlon aquella tarde, no sabía con qué podría encontrarse, pero sabía que no evocaría buenos recuerdos.
"Se ha cumplido una semana de la muerte de Luzu, esta se catalogó como un ahogamiento gracias a los brotes de peonía estancados en su garganta. El pueblo de karmaland se encuentra en claro peligro, pues en menos de un mes hemos perdido a tres compañeros: Auron, Luzu y Lolito.
Se ha mentido al resto de pueblerinos y a los héroes de la ciudad que Auron ha decidido empezar rumbos en una nueva ciudad, la verdad es que el cadaver del chico se encuentra bajo mi casa. Este asesinato no ha tomado mucho peso para Merlon y los dioses, pues fue una manera desesperada a que Luzu pudiese recuperarse; se llegó a un consenso que lo mejor era que Auron desapareciera de la vida de Luzu.
Tristemente, Luzu empeoró al no tener a su amado cerca y fue encontrado como muerto la tarde de la semana siguiente por Alexby que pasaba de visita.
Ante la perdida de Luzu, Lolito, nuestro alcalde, cayó en una locura irreparable, pues comenzó a culparse a sí mismo del final de su amigo. Cito textual sus palabras antes de su ataque a sí mismo <Si no me hubiese postulado como presidente, Auron no lo hubiese traicionado y Luzu no estaría muerto>.
Ahora, Karmaland sin alcalde y con una parte de los héroes muerta, yo, Vegetta, en representación a mi grupo, he decidido avanzar una próxima generación, acabando con el Karmaland actual para adentrarnos en una nueva línea temporal. Como castigo, acepto recibir la enfermedad de Luzu y para mantener todo bajo control, tener mis recuerdos."
Vegetta se encontraba leyendo todo en voz baja, pero su vista quedó fija en el último punto. ¿Por qué la hoja estaba rasgada?
Volteó la hoja con desespero creyendo encontrar la parte siguiente tras ella, pero nada. Comenzó a hojear con rapidez las siguientes páginas y las anteriores, pero eran temas apartes al actual.
Se levantó del sofá, con el libro en mano, a su vez que caminaba hasta Merlon, quien seguía cada paso del joven con la mirada.
─Merlon, falta una parte, yo le pedí a los dioses que Luzu no podría enfermarse nunca más. ¿Me hiciste firmar y luego rasgaste la hoja? ─ El adulto trató de despojarle de sus manos el libro, pero este solo lo atrajo a su pecho, dando un paso hacia atrás, a la vez que su mano libre tomaba su farola, con aquella llama que danzaba.
─hijo mío, lo hice por tu bien. Si le pedías tantas cosas a los dioses ellos no iban a cumplirlo. Era lo mejor hacerte creer que Luzu se había despojado de la enfermedad y yo me deshice de aquella parte ¿Acaso crees que te hubiesen hecho tantos favores? ─Merlon estaba alarmado, sobre todo porque Vegetta le estaba acercando la farola cada que trataba de acercarse a él.
─ ¿Por mi bien? ¿Y qué hay con el bien del resto de mis amigos? ─Gritó, ahogado en rabia, que cuando chocó con la puerta, los libros de la estantería al lado suya, cayeron al suelo de un manotazo al querer disminuir la furia que se alimentaba de su persona.─ ¡Me traicionaste, Merlon!
─ Vegetta, calmate, estás malinterpretando las cosas, siéntate y hablemos.
¿malinterpretando las cosas?
Merlon nunca debió decir eso.
Un grito de furia escapó de sus delgados labios, llegando al colapso por la traición que lo estaba comiendo vivo, por el miedo de la muerte de su amigo, por toda la situación en la que había confiado tan ciegamente. Por todo eso, es que terminó abriendo su farolilla y lanzando la vela sobre la pila de libros sobre el suelo, logrando una gran fogata que comenzó a incrementarse, como los gritos de desespero de Merlon tras ese tumulto.
Y a pesar que escuchaba los llantos de desespero de Merlon, preguntando una y otra vez porqué había hecho aquello con sus investigaciones y sus profecías, Vegetta tan sólo se volteó y escapó de allí, incluso si sentía que el calor del fuego acariciaba su columna vertebral. Allí estaba, con su capucha y caminando bajo la luz de las estrellas. Ya mañana sería un nuevo día, una jornada donde abrazaría a Merlon y guiaría las ayudas del pueblo para reconstruir los daños por el incendio.
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not him﹆ luckity
Fanfictionㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ✦ ㅤㅤㅤNo hay dolor más desgarrante que el ㅤㅤㅤver a tu 𝗮𝗺𝗮𝗱𝗼 en brazos ajenos, o ㅤㅤㅤmejor dicho, en labios ajenos. ㅤㅤ ㅤSobre todo cuando ese dolor que te ㅤ ㅤㅤquema vivo se convierte en dulces ㅤ...