—Quackity, no quiero hacerle esto a Vegetta. —Murmuró, con su mentón temblando, cuando sus orbes brillaban por el desespero de abandonar al de orbes lilas. Por parte del pelinegro, sólo se dedicó a sostener su mano, impaciente. No tenían mucho tiempo, necesitaba que se decida de inmediato.
—Pero tenemos que sacarte de aquí, no quiero estar lejos de ti otra vez. —Sostuvo, con desespero, la mano ajena. Simplemente no quería que su castaño se arrepintiese de su egoísmo y que decida volver dentro de la casa. No podía perderlo otra vez, no sería capaz de aguantar ese dolor y angustia nuevamente.
Luzu realmente no sabía qué hacer. No quería que Vegetta se enfade con él, no quería que crea que es un mal agradecido y un mal amigo por mentirle y huir.
Sin embargo, aquella ilusión de vivir de la cual se había aferrado ya había huido de su ser. Simplemente quería compartir sus últimos minutos junto al causante de todo esto. Incluso si Quackity lo mataba, adoraba estar junto a él. Añoraba que junto a él fuese su último respiro.
No quería morir solo. Ansiaba que sus últimas palabras sean dedicadas a su gran amor, que la última persona que pueda apreciar sea el pelinegro que tanto le hacía suspirar. Es por ello que, con la consciencia aniquilando su interior, decidió tomar las fuerzas necesarias y se subió al lomo del caballo, siendo seguido por un más tranquilo Quackity, quien tomó las riendas y comenzó la cabalgata por el pueblo.
Los brazos de Luzu rodearon su cintura, sintiendo como su cabeza se apoyó en su espalda y la respiración caliente acariciaba de alguna manera su anatomía. De más estaba el nombrar el nerviosismo de su corazón acelerado, no sólo por la cercanía de sus cuerpos, sino por la tensión vivida anteriormente.
Aun así, la emoción de su corazón disminuyó cuando los jadeos y quejidos escaparon de los labios ajenos.
Del castaño brotaban lágrimas saladas que mojaban las prendas del contrario. Se sentía como un pésimo amigo, dado que Vegetta le había entregado todo. Movió el mundo completo para que pudiese sanar y volver a la normalidad, para que deje de sufrir ante los vómitos y la falta de aire, sin embargo, aquí estaba, huyendo de la mano con el chico que le causaba todas sus pesadillas.
Por un momento pensó en huir, pedirle a Quackity volver a casa y hacer como que estas ideas egoístas nunca pasaron por su cabeza, por Vegetta. Sin embargo, él estaba destinado a estar solo, a morir por amor, ¿por qué no mejor acelerar la tortura? Simplemente ya no quería llorar y sufrir más.
—Perdón por tenerte en esta situación, Luzu. —Murmuró, posicionando una de sus manos sobre las de Luzu, que se sostenían entre sí al estar abrazandole por la cintura. Le dolía oír los sollozos y espasmos del cuerpo ajeno, quien se aferraba a él y arrugaba sus prendas.
—¿Sabes que estando contigo moriré pronto? —Las palabras temblorosas del castaño lograron que su corazón dé un pequeño vuelco. Habían sido tan sinceras que lograron un escalofrío en él. Sostuvo esas manos con mayor fuerza, sin saber qué decir. Él sabía lo que hacía.
Incluso si en su cabeza no quería entrar la idea de que se venía el final de su historia, en algún momento cercano iban a tener que despedirse. El pelinegro no sentía que estaba listo para afrontar la realidad, para seguir con su vida cuando el castaño ya no esté, pero sus propósitos y metas eran mayores que cualquier cosa. Debía aceptarlo cuando ocurra y estar preparado.
—Lo sé. —Fue lo único que supo decir, mordiendo su inferioridad por el estrés que le provocó esos simples pensamientos, al igual que volvía su atención al oscuro camino.
En el recorrido, no hizo comentario alguno, sobre todo porque luego de unos minutos en total paz, sintió ronquidos por parte del castaño, quien le sostenía aún por la cintura, a diferencia de que era un suave y débil tacto. Le atemorizaba que en algún momento ante el galope del animal, el chico llegase a pegar un brinco y caer, por lo que tuvo que sostener sus manos constantemente cuando sentía que su agarre se debilitaba.
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not him﹆ luckity
Fanfictionㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ✦ ㅤㅤㅤNo hay dolor más desgarrante que el ㅤㅤㅤver a tu 𝗮𝗺𝗮𝗱𝗼 en brazos ajenos, o ㅤㅤㅤmejor dicho, en labios ajenos. ㅤㅤ ㅤSobre todo cuando ese dolor que te ㅤ ㅤㅤquema vivo se convierte en dulces ㅤ...