Capítulo 20

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Aclaraciones:

-"Persona Hablando"-

-(Persona Pensando)-

-<Conversación Mental>-

[Habilidades y Magia]

(JC: Notas del Autor)

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Empecemos
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El Inicio del Caos

Lo que él vio fue un Rey eternamente atormentado. Una solitaria y angustiada figura, con su corazón extendiéndose hacia su gente hambrienta, pero incapaz de hacer algo para ayudarlos.

La tierra se había secado y marchitado, matando sus cultivos y provocando una hambruna masiva. Pasando la frontera, otras naciones todavía prosperaban en abundantes. Pero no había que ir allí. Era el territorio de los Lords Demonios, y poner pie en ellos sería rebelarse contra el dueño de esta tierra. No hace falta esperar para que el hambre los tomara entonces. Él los mataría a todos antes de que eso sucediera.

La tierra en la que vivían estaba rodeada por un gran bosque y tres territorios diferentes, cada uno con su propio Lord Demonio que servía como líder. Sería imposible para una horda de Monstruos de baja casta como ellos invadir desde cualquier dirección. Lo que dejaba solo una opción.

Un poco más allá de la frontera, el bosque yacía intacto. Era natural que el Rey acudiera a una oportunidad, cualquier oportunidad, para sobrevivir.

-(Estoy hambriento...)-

-(Necesito algo... Cualquier cosa...)-

Su gente caía uno por uno, gritando sus inauditas súplicas. Sus números no se estaban reduciendo, como mucho, se
multiplicaban. La hambruna había avivado el instinto natural de la gente de proteger a su especie, dando como resultado un aumento en la tasa de natalidad. Solo empeorando las cosas.

Ellos nunca habían visto sonreír al Rey, incluso cuando él distribuía sus propias raciones a los niños que más lo necesitaban. Incluso así, juzgando por sus frágiles cuerpos y ojos sin vida, ellos seguramente estarían muertos al día siguiente.

Entonces el Rey cometió un acto verdaderamente tabú. Dio su propia carne, su propia sangre, al hijo que le quedaba. ¿Y quién pudo haberle prevenido de intentar cumplir este sueño tan fugaz? Todo lo que él quería era salvar, al menos, su propia familia.

Fue un crimen que nadie fue capaz de mantenerlo lejos de tal acto. Él no podía. Vio un mundo en el que nunca nadie comía hasta saciarse. Y cada noche, él tenía el mismo sueño. El Rey, una horripilante vista en el suelo, y un niño masticando inocentemente sus entrañas. Él quería que alguien ayudara, que los liberara de esta especie de infierno, uno en el que nadie veía algún fin.

Ese deseo estaba firme en su pecho como hoy, como cualquier otro día, comenzó.

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Una suave brisa recorría en la silencio colina. El viento que soplaba, llevaba con ella pedazos de pasto, y si no fuera por la tristeza que sentía, esta sería un hermosa escena.

El Sekiryuutei en Otro MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora